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El artiguismo y el rodonianismo, los idearios en los que se apoya Manini Ríos

Expertos explicaron cuáles son las ideas del prócer y del escritor, a las que el candidato de Cabildo Abierto se refiere con frecuencia
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28 de julio de 2019 a las 05:00

Sería el último Día del Ejército que celebraría como comandante en jefe. Ese 18 de mayo de 2018, Guido Manini Ríos subió en solitario al estrado montado en el estadio del Comando General. Con voz firme se dirigió al presidente Tabaré Vázquez, a los jerarcas del Ministerio de Defensa y a sus subordinados, para conmemorar el 207° aniversario de la Batalla de Las Piedras. “Los uruguayos en general, los militares en particular, nos preciamos de ser artiguistas. Pero ¿qué significa ser artiguistas en pleno siglo XXI?”, se preguntó el general. 

“Ser artiguista hoy es estar cerca de la gente, particularmente de los más frágiles. Es luchar por brindarles oportunidades a todos los uruguayos y condiciones dignas de vida, es ocupar un puesto de lucha en la batalla más importante y más urgente que hoy debemos librar: el combate frontal a la marginalidad social y cultural que cada vez afecta más la convivencia entre los uruguayos y que día a día se lleva vidas y esperanzas”, se respondió ante los concurrentes. 

Las circunstancias cambiaron mucho desde entonces. Manini Ríos ya no viste el uniforme militar: fue cesado por el presidente Vázquez en marzo de este año. Ahora, el general retirado es el cuarto candidato a la presidencia con mayor intención de voto, al frente de un partido fundado como movimiento social en noviembre de 2018: Cabildo Abierto. 

El artiguismo, sin embargo, sigue siendo la base de sus discursos. En cada acto, en cada entrevista que concede, Manini Ríos evoca la figura del prócer. En junio, por ejemplo, se desmarcó de las etiquetas tradicionales y dijo que Cabildo Abierto no es “de derecha ni de izquierda”, sino que es “artiguista en la más pura esencia”, según consignó La Diaria. 

De hecho, tanta importancia tiene la imagen de José Gervasio Artigas para el partido, que una de las pocas discusiones que se generaron entre las autoridades –según Aldo Velázquez, el coordinador del programa– refirió a que no se ponían de acuerdo sobre si la bandera del lema debía ser roja, azul y blanca, los colores con los que se asocia al caudillo. 

El artiguismo, "una cosa elástica"

“La historiografía recogida en los libros se construye a partir de los documentos de la época, pero fundamentalmente a partir del accionar público de Artigas, que revelaba que detrás de ello había un ideario”, explicó Ana Ribeiro, historiadora especializada en el prócer. Que Artigas no haya escrito cuáles fueron sus ideas, como sí hicieron otros pensadores, supone un reto. “Según la interpretación, algunos van a deducir una cosa y otros van a deducir otra”, afirmó. 

Para Ribeiro, la síntesis de estas acciones son la defensa del federalismo y la admisión de la república –entendida como la soberanía del pueblo– como única forma de gobierno posible. A su vez, la búsqueda de “una igualdad social que en su época despertó el temor de muchos por cómo daba participación y voz política a gente que antes no tenía”. 

¿Por qué Artigas y su ideario siguen siendo una fuente de inspiración para los políticos contemporáneos? ¿Por qué está tan arraigado en la idiosincrasia del país? Ribeiro considera que no hay una respuesta única para estas interrogantes. La explicación incluye una cojunción de factores diversos, como la forma en que Uruguay se originó como nación, el momento en que se definió la necesidad de tener un “padre fundador” y las cualidades del general que le permitieron dar en la talla, según la historiadora. “Hay una elaboración muy larga para que él siga siendo un hombre citable en tiempos de democracia”, sintetizó. 

En última instancia, el artiguismo “es una cosa elástica”, “un símbolo lleno de significados y cada persona elige con cuál quedarse”. Ribeiro entiende que esta corriente del pensamiento no debe ser definida por lo que Artigas hizo, sino por lo que los uruguayos han hecho con él desde una perspectiva historiográfica y simbólica. 

Solo de este modo se explica que la apropiación del ideario artiguista haya sido funcional a “grupos dicotómicos desde el punto de vista ideológico”. A modo de ejemplo, la historiadora expresó que durante la última dictadura cívico-militar (1973-1985), los militares lo rememoraban a Artigas como “un general ejemplar”, mientras los tupamaros lo reivindicaban como “un caudillo agrario revolucionario”. 

“Cuando el artiguismo es una cosa tan elástica, decirse artiguista es también una cosa que en última instancia define cada candidato”, concluyó Ribeiro. 

Cómo Manini Ríos concibe el ideario artiguista

“La única camiseta que viste nuestro partido es la artiguista”, señaló Cabildo Abierto este jueves, en un comunicado de prensa. Manini Ríos dijo en el programa Fácil Desviarse que el artiguismo representa “la soberanía o la autonomía de los pueblos, la inclusión social, la preocupación por los más frágiles”, pero precisó que son ideas que deben ser adaptadas a estos tiempos. 

En el mismo sentido se expresó cuando fue consultado por el semanario Búsqueda, días después de las elecciones internas. El excomandante aseguró que Artigas era “un intérprete del sentimiento de la gente” y que “convocaba al pueblo en cabildos abiertos para ver qué sentían”. “Hoy nuestros gobernantes tendrían que saber que la gente está desesperada por la situación que está viviendo. Artiguismo también es poner orden y ejercer la autoridad. Cuando Artigas tenía que ejercer la autoridad lo hacía”, sostuvo.

Esa supuesta falta de orden, según dijo Velázquez a El Observador, fue la que llevó a los militantes de Cabildo Abierto a congregarse en torno al general retirado. Manini Ríos afirmó este miércoles en un acto partidario que, más que programas que terminan “siendo letra muerta”, los electores elegirán al “timonel del barco que está en una tormenta tremenda, con serio riesgo de hundirse, (para) que los lleve a buen puerto”. 

En junio, el excomandante volvió a apropiarse del artiguismo como corriente ideológica, e incluso hizo un paralelismo entre las supuestas amenazas de desunión a las que estaban expuestos él y su partido y lo que le ocurrió al “más grande caudillo”. “Recordemos el momento del auge del prestigio de nuestro caudillo. En el momento en el que el general Artigas marchaba con su pueblo y acampaba en el Ayuí, vino ni más ni menos que una de las principales autoridades bonaerenses; (Manuel de) Sarratea se le instaló al lado del campamento y comenzó a conspirar contra Artigas, para lograr adeptos que le respondieran a él, debilitando así la posición de nuestro caudillo”, rememoró.

El rodonianismo: "Sentirse uruguayo, pero mirar más allá del país"

“No hay pueblo débil, sino el que se rebaja voluntariamente a serlo, porque la fortaleza de los pueblos se mide por su capacidad para la defensa”. En la conmemoración del Día del Ejército, el excomandante eligió esta frase de José Enrique Rodó para expresar que “solo a partir de un Ejército de pie” podrían “implementar una verdadera política de Defensa que preservara la dignidad nacional”. 

A pesar de que el pensamiento de Rodó no está presente en su discurso con la misma frecuencia que el ideario artiguista, Manini Ríos es un estudioso de su obra. Incluso ha participado de coloquios y conferencias organizadas por la Sociedad Rodoniana, una organización fundada en 2009 para difundir el legado de Rodó y profundizar en el estudio de sus ideas. Hugo Manini Ríos, el hermano del candidato, presidió la agrupación hasta 2017. 

“No es fácil sintetizar la obra de Rodó, pero se puede ensayar una síntesis”, advirtió el actual presidente de la Sociedad Rodoniana, Romeo Pérez. Para hacerlo, propuso hacer foco en la formación académica del escritor, que estuvo muy influenciada por el positivismo. “No se quedó bajo esa influencia, sino que tempranamente se orientó a la filosofía de la vida. Comprendió que hay dimensiones que no son accesibles a través de la ciencia, entonces se abrió al pensamiento filosófico en general, al acceso artístico de la sociedad y a la religiosidad, a la trascendencia”, expresó.

Hay que distinguir, no obstante, las ideas filosóficas de las políticas. Rodó fue diputado del Partido Colorado durante tres períodos y –al igual que Pedro Manini Ríos, el abuelo de Guido– se oponía al sistema colegiado propuesto por José Batlle y Ordóñez. Los rodonianos entienden que esta desaprobación se debía a que rechazaba “el carácter hegemónico que quería darle al lema”. 

“Ser rodoniano es sentirse uruguayo, pero mirar más allá del país. Quien se manifiesta como rodoniano recoge este modo de ver con buenos ojos la inserción del país en Latinoamérica, pero abierta a otras culturas”, dijo el presidente la organización, integrada por 80 miembros. 

El escritor era un defensor de la pluralidad de los partidos y de su entendimiento para gobernar, según Pérez, y agregó que fue “un demócrata que adhirió íntegramente a los ideales de la soberanía del pueblo, al pluralismo político en general y a los derechos humanos”. 

Rodó se definía como “liberal”, pero hacía una distinción entre el liberalismo y el jacobinismo. “Liberalismo es apertura a distintas herencias culturales, libertad de pensamiento, escapar a los dogmatismos. El jacobinismo es dogmático, no es liberal, porque tiene un dogma del rechazo a la religión”, precisó. En la vida de Rodó esto se tradujo, por ejemplo, a las críticas que hizo a la decisión de Batlle y Ordóñez de eliminar los crucifijos de los hospitales públicos. 

Hugo Manini Ríos publicó en 2009 el libro “Rodó y la gran Colombia”, en el que contó la historia de la primera generación de discípulos de su obra en América Latina. Pérez aseguró que el candidato de Cabildo Abierto “también es rodoniano” y que cuando participaba de los coloquios de la organización “se interesaba y tenía mucha cercanía” con las ideas del pensador. 
 

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