El Diccionario de la Real Academia Española indica dos acepciones de la palabra “demagogia”. La segunda proviene de la teoría política de Aristóteles: “2. Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder.” Según Aristóteles, en una verdadera democracia tanto los gobernantes como los gobernados procuran la justicia y el bien común. En otras palabras, la democracia requiere que el pueblo sea virtuoso. La virtud, en el sentido clásico, es un hábito operativo bueno; podría decirse que es la costumbre de hacer el bien. En este sentido, una persona virtuosa es una buena persona, una persona cabal, “hecha y derecha”.
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