Según el monitor de Pronto!, la evolución en próximos meses del crédito no muestra una continuidad firme.

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El crédito al consumo deja atrás su estancamiento y se recupera en arranque de 2021

La demanda encuentra acompañamiento de las empresas del mercado de financiamiento del crédito al consumo, aunque el incremento de morosidad también implica una actitud prudente del lado de la oferta
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22 de marzo de 2021 a las 05:00

El mercado de crédito al consumo abrió el año con cierta recuperación debido a un incremento de la demanda que se corresponde con una mayor oferta de las administradoras de crédito, que sigue a una fase de baja de los últimos meses del año pasado, pero la reactivación generada a partir de enero, no tiene asegurada una continuidad en una economía con comportamiento errático, y dispar según los sectores de producción, así como tampoco se logra llevar a los niveles previos al impacto de la pandemia.

Estas son las conclusiones del Monitor de Mercado de Crédito al Consumo de Pronto! (MMCC). Al comienzo de 2021 efectivamente hay una mejora en la cantidad de operaciones de financiamiento aunque el consumidor se presenta más cauto a la hora de endeudarse y expectante a como siga evolucionando el tema de la pandemia y la actividad económica. Ese impulso de demanda encuentra acompañamiento de las empresas del mercado de financiamiento del crédito al consumo, aunque el incremento de morosidad también implica una actitud prudente del lado de la oferta.

La confianza de los consumidores uruguayos aumentó 1,6  puntos en febrero y con un puntaje de 49,2, el índice arroja el puntaje más alto desde el shock covid-19 y quedó al borde de ingresar a la zona de moderado optimismo. 

De todas formas, según el monitor de Pronto! la evolución en próximos meses del crédito no muestra una continuidad firme, ya que, si bien no hay señales determinantes a nivel de mercado que indiquen un deterioro pronunciando en los niveles de actividad y particularmente en el mercado de trabajo, las proyecciones de PIB y nivel de empleo son de recuperación lenta. Para los próximos meses no se proyectan aumentos fuertes o cambios de tendencia, pero todo está condicionado a la evolución de la emergencia sanitaria, el resultado del plan de vacunación y las decisiones de inversión en los sectores de la economía.

La Encuesta de Crédito y Endeudamiento Familiar registra que el 65% de los encuestados, manifiesta en marzo, a un año del inicio de la emergencia sanitaria, que la pandemia le ha generado un “impacto alto” o “impacto medio”. En tanto, 34% del total de encuestados manifestó su intención de contratar una orden de compra o un préstamo en efectivo en los próximos cuatro meses.

En cuanto al destino, la mayoría es para pagar otras cuentas (24%); refaccionar el hogar (18%); comprar comestibles (13%); enfrentar los impactos de la Covid-19 (10%); pagar UTE, OSE, ANTEL (9%); pagar otros préstamos o tarjetas (8,7%); entre otros.

En las expectativas económicas personales, 51,3% dijo que cree que estará igual dentro de cuatro meses, mientras que 20,4% cree que mejorará y 12,7% que estará peor. Sobre la economía del país, 21,4% cree que mejorará, 34,8% que empeorará y 29,3% que seguirá igual.

El mercado de crédito a las familias 

El crédito a las familias se ha enlentecido respecto al ritmo de expansión que presentó hasta 2014, e incluso hacia fin de 2020 pasó a una tasa interanual negativa en la medición en pesos constantes (descontando la inflación). Esa dinámica del crédito a las familias acompañó direccionalmente la evolución del ciclo económico. 

Hasta 2014 la fuerte expansión de crédito a las familias coincidió con un período de crecimiento intenso del PIB y del consumo privado, mientras que en los años posteriores su moderación también se dio en un contexto de menor crecimiento de las variables macroeconómicas. 

En 2020, en particular, mantuvo en general su volumen en términos reales a pesar de que la crisis sanitaria determinó una abrupta recesión. Desde esa perspectiva, el crédito a las familias viene operando como un elemento de sostén de la demanda interna, amortiguando el impacto negativo de la caída del empleo y del ingreso de los hogares de los últimos años.

El stock de crédito a las familias, medido en dólares, da un nivel de US$ 6.695 millones.

La evolución en pesos constantes mostró una continuidad de la desaceleración, lo que se veía desde 2014 y se acentuó. A setiembre de 2018, el mercado crecía a una tasa de 2%, mientras que en setiembre de 2019 lo hacía a 1,3%, a marzo de este año a 1,4% y a setiembre a 0,2%. Esa baja tuvo continuidad y a fin de año dio una tasa negativa (-0,5%), siempre en términos reales.

 

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