El exjefe de los paramilitares ultraderechistas reveló que tenía órdenes de matar a Petro

Pero las revelaciones que el excomandante paramilitar Salvatore Mancuso realizó en estos días ante el tribunal de paz de Colombia desde una prisión estadounidense donde está recluido son sencillamente escalofriantes.

Aseguró que hace veinte años tuvo la orden de asesinar al ahora presidente Gustavo Petro. También que respaldó en sus campañas electorales de diversos dirigentes políticos que buscaban llegar al Congreso e incluyó en su nómina a los luego mandatarios conservadores Álvaro Uribe y Andrés Pastrana.

Del vice de Uribe, Francisco Santos -primo del luego presidente y Premio Nobel, José Manuel Santos- dijo haber recibido la orden de armar un bloque paramilitar en Bogotá

Reconoció haber arrojado al lado venezolano de la frontera cientos de cadáveres de desparecidos, luego de que un horno crematorio que se usaba para incinerarlos se rompió.

Aseguró que en todo momento recibía instrucciones de la inteligencia estatal y militar y asumió que él mismo se había formado en las tropas regulares.

El comandante italo-colombiano, de 58 años, está preso en una cárcel federal norteamericana desde que fue extraditado en 2008.

Condenado a 15 años de prisión por narco, el ex jefe de la AUC brindó en las últimas semanas testimonió por videoconferencia antes magistrados colombianos de la Jurisdicción Especial de Paz (JEP).

Mancuso busca ahora acogerse a beneficios como penas alternativas a la cárcel en su eventual regreso a Colombia, ya que su pena en Estados Unidos está próxima a cumplirse.

Los “para”

Desmovilizados en 2006 bajo un acuerdo con el gobierno del derechista Uribe (2002-2010), estos sangrientos ejércitos sembraron terror en su lucha a sangre y fuego contra las guerrillas izquierdistas y operaban con apoyo de algunos miembros de la fuerza pública.

Unos 30.000 paramilitares depusieron sus armas en esos días y según el Centro de Memoria Histórica fueron responsables de más de 94.000 muertes durante la prolongada guerra interna en Colombia, tras la violencia política abierta con el magnicidio del líder del Partido Liberal, Jorge Eliécer Gaitán, en abril de 1948.

 Según el informe final, las AUC que operaron desde fines de los 70 y hasta su desarme conducido por Mancuso, fue el sector que más crímenes cometió en ese prolongado período

En su versión de la semana pasada, el último comandante de los “para” aseguró que su ejército tenía plena colaboración de todas las instituciones de seguridad del Estado, empresas, ganaderos y políticos.

En las otras jornadas de aporte a la verdad, Mancuso dijo que las AUC arrojaron los cuerpos de unas 200 de sus víctimas en el lado venezolano de la frontera, tras la destrucción del horno crematorio en que incineraban a centenares de desparecidos.

Igualmente, aseguró que fue el exvice de Uribe, Francisco Santos, quien le pidió crear un bloque paramilitar en Bogotá.

"Yo fui reclutado, armado, entrenado por las fuerzas armadas. Yo soy hijo directo de ellos", dijo el otrora paramilitar ante un grupo de víctimas y tres magistrados que lo escuchaban desde el departamento de Córdoba (norte), su principal centro de operaciones en los noventa.

El excomandante insistió en la complicidad de la Policía, el Ejército, la clase política y un sector de la prensa en los crímenes de las AUC. Dijo que recibía sus órdenes de la Dirección Administrativa de Seguridad (DAS). Era el organismo de inteligencia de esos tiempos disuelto en 2011 por un escándalo de espionaje a jueces, opositores y organismos de derechos humanos durante la presidencia de Uribe.

Matar a Petro

Aseguró que fue la DAS la que le ordeno asesinar a Petro, que dejó las armas de la guerrilla izquierdista M-19 en 1990 y terminó preso.

"El mismo canciller (de) hoy, Álvaro Leyva, el mismo presidente, Gustavo Petro, fueron parte de esos objetivos militares", declaró.

Petro, que en varios períodos legislativos como congresista destapó los nexos entre los paramilitares y la política, reaccionó a la comparecencia de Mancuso.

"El paramilitarismo no fue sino una alianza del narcotráfico con buena parte del poder político y económico de Colombia y un sector de la prensa tradicional para desatar un genocidio sobre el pueblo", escribió en su cuenta de Twitter @petrogustavo.

En el mismo hilo contó que José Miguel Narvaéz, el hombre al que Mancuso señaló como quien le dio la orden de asesinarlo, era el encargado de ponerle sus custodias.

En jornadas anteriores, Mancuso aseguró que las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) también apoyaron las candidaturas de políticos que buscaban llegar al Congreso de Colombia.

"En el año 2002 las Autodefensas intervinieron de manera directa las elecciones al Congreso, el 10 de marzo del 2002; y también, las elecciones de mayo de Presidencia del 2002", dijo Mancuso ante una pregunta del magistrado de la JEP Pedro Díaz. Se trata de los comicios en que fue electo Uribe, siempre señalado como un firme respaldo de los paramilitares.

También mencionó el apoyo que las tropas paras dieron al mandatario conservador Andrés Pastrana (1998-2002) y al tres veces por candidato presidencial por el Partido Liberal, Horacio Serpa, fallecido en 2020.

Tanto Uribe, Pastrana y Santos reaccionaron a las acusaciones, negándolas, calificándola de infundios y adjudicándola a venganzas personales. Uribe prometió un juicio por calumnias.

La bisagra

Los magistrados de la JEP escucharon los relatos del excomandante durante cuatro jornadas instalados en Monteria, capital del departamento norteño de Córdoba, donde las AUC tuvieron fuerte presencia.

Junto a ellos estuvo en grupo de víctimas de la región, que sufrió en carne propia la violencia del paramilitarismo. “Escuchamos lo que ya sabíamos. Ahora queremos sabe más para poder sanar y perdonar”, dijo una mujer asistente a la audiencia.

El expresidente Iván Duque aseguró que lo contado por Mancuso es una retaliación del gobierno que lo extraditó a Estados Unidos en 2008 tras la desmovilización del grupo que lideraba.

“Lo que busca es que lo incluyan en la JEP para no pagar cárcel", escribió Duque en Twitter, algo que no es ningún misterio sino el propósito confeso de Mancuso

Para ello la JEP le exigía "demostrar que actuó como 'bisagra' o punto de conexión entre los paramilitares y la fuerza pública" durante el conflicto interno.

Para su decisión final, los jueces deberán considerar si el exjefe paramilitar "supera el umbral de verdad alcanzado en 18 años de investigaciones (de la Ley) de Justicia y Paz, y en la justicia ordinaria", según la JEP.

Este tribunal especial creado en 2016 por el acuerdo de paz con las FARC solo juzga crímenes de lesa humanidad cometidos por la guerrilla y la fuerza pública, pero puede incluir a terceros civiles -como es este caso- si tienen relación con los anteriores.

(Con información de agencias)