La película Caro diario (1993) fue escrita, dirigida y protagonizada por Nanni Moretti

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El hombre de la Vespa

Un recorrido por la filmografía de Nanni Moretti, un director que estampó una imagen icónica en el cine italiano y que esta semana estrenó película
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12 de diciembre de 2015 a las 05:00
Nanni Moretti logró imprimirse una imagen dentro del cine italiano. Si Fellini impuso a Marcello Mastroiani en una eterna fiesta onírica, si De Sica puede condensarse en un niño que ve cómo su padre se vuelve ladrón y corre, si Rossellini hace correr a Ana Magnani bajo la metralla de los nazis, entonces Moretti estampó en la historia de la cinematografía de su país su perfil subido a una Vespa recorriendo las calles de Roma y midiendo con un metro cuánto le queda de vida.

Parece simple pero la escena, una sutil mezcla de planos de frente y de espaldas por las colinas romanas asfaltadas, con la voz en off de Moretti buscándole un sentido a su cine y por lo tanto a su vida, tuvo el valor de haber dejado marcado el recorrido en la memoria para siempre.

Corría el año 1993 y era el primer episodio de su filme Caro diario, una película íntima y austera, tan llena de ese sentimiento de cercanía, de simpatía y de melancolía que el cine italiano, pasen las décadas que pasen, ostenta como ninguno. Roma en verano queda vacía. Las calles entonces se vuelven el escenario para que el bueno de Nanni las recorra con su moto y su casco blanco como el mejor laberinto, el que nos envuelve y nos gana. Cuando la corta vida se transforma en preámbulo de la larga muerte.

¿Qué tiene Italia? ¿Por qué es que logran esa empatía tan fuerte y tan directa con nosotros? ¿Es solo porque a todos en el Río de la Plata nos corre más de una céntima de sangre peninsular? ¿Por qué los entendemos tanto? ¿Por qué nadie filma como ellos? ¿Por qué cuando los quieren imitar siempre sale mal?

¿Qué tiene Italia? ¿Por qué es que logran esa empatía tan fuerte y tan directa con nosotros?

La Vespa de Moretti se volvió ícono. Él recorría lugares emblemáticos de su vida en la ciudad y así hizo que sus imágenes fueran emblemáticas para nosotros.

Antes de eso había iniciado su carrera con películas filmadas entre amigos, todas protagonizadas por él mismo en el papel de su alter ego, Michele Apicella, un joven acosado por dudas existenciales que busca alternativas en el amor, la vocación, las preguntas fundamentales de las relaciones familiares. Apicella pasa por situaciones de comedia ligera, y de pronto, como en el tránsito romano, Moretti dobla fuerte sin poner señalero y nos da en las narices con una escena o un simple plano que deja, en el mismo tono, la película en otro territorio.

Apicella pasa de un filme a otro como un Quijote que debe solucionar su vida. En Ecce Bombo es un joven pánfilo y enamorado. En Palombella rossa es un jugador de waterpolo comunista que pierde la memoria. En Sueños dorados es un director de cine intelectualoide que da clases en un colegio donde nadie lo escucha hasta que una alumna le enrostra que es un hipócrita.

Su vida y las críticas sobre sí mismo y sobre sus posturas políticas afloran en las películas de Moretti como burbujas a la superficie. En Abril el nacimiento de su hijo coincide con el triunfo de la centroizquierda en las elecciones, que un tiempo antes había perdido a manos de Silvio Berlusconi. Nanni no puede estar más feliz, luego de décadas penando por la incapacidad de estos para ganar.

En El caimán aparece de nuevo el presidente Berlusconi, otra vez ganador, y Moretti intenta reflexionar sobre cómo su país pudo hacer algo así. En Habemus papam, un genial Michel Piccoli no termina de aceptar su designación como sumo pontífice y sufre una crisis de identidad.

Pero quizás sea La habitación del hijo la más profunda obra de Moretti en todo sentido. La calidez inicial de una familia tipo varía de naturaleza cuando el hijo del matrimonio muere ahogado. A partir de allí, el padre pretende de forma muy triste reconstruir lo que sucedió. Al comediante no le tiembla la mano para filmar una historia que atraganta.

Esta semana llegó a pantallas uruguayas Mia madre, su última entrega que promete. Moretti, en su sexta década de vida, ha impuesto un estilo, una forma de delicadeza, una manera de reflexionar. Habla, piensa, expresa, ordena, hace un rodeo. Sus historias son simples. Sus obsesiones, mínimas. El joven Nanni hoy tiene seis décadas encima. Ya no es joven, pero no pierde ninguna de sus mejores mañas, delante y detrás de cámara.

El cine italiano tiene fuerzas de recambio. Las actuales carreras de los dos Paolos, Virzi y sobre todo de Sorrentino, se suman a Moretti y demuestran que la calidad y el sentimiento están intactos en la cantera.

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