Prácticamente en cualquier parte del mundo se puede producir vino. La tecnología y el conocimiento del hombre lo permiten. Pero esos dos componentes no alcanzan: para hacer grandes vinos, solo existen pequeños puntos en el mundo. Ese concepto conocido mundialmente como “terroir”, toma cuerpo para convertirse más bien en “el lugar”.
Para que ese lugar tenga óptimas condiciones requiere del suelo y el clima. Ello no quiere decir, incluso, que abarque a un país o a una región. Se limita a pequeños puntos dentro de zonas. Así, en Nueva Zelanda se producen muy buenos vinos, pero solo grandes vinos provienen de puntos muy específicos, según enseñó Miguel Larrimbe, en una reciente charla ofrecida en Vinos del Mundo, sobre los vinos de las regiones de ese país y de Australia.
En Marlborough (ubicada en el noreste de la isla sur de Nueva Zelanda), por ejemplo, las condiciones para producir Sauvignon Blanc y Pinot Noir son casi óptimas. Y los resultados están a la vista, el olfato y la boca. ¿Qué pasa en ese lugar? Las condiciones, caracterizadas por días cálidos y muy soleados, con noches frías, permiten a la uva una maduración más extensa como en ningún otro sitio. Ello se nota, luego, en la expresión del vino.
Luego, “el lugar” permite, en mayor o menor medida, que diferentes zonas del mundo desarrollen la producción de distintas cepas.
En Uruguay, al decir de un joven enólogo de Canelones, es casi un milagro que se logren producir buenos vinos. Los suelos de esta zona son demasiado fértiles, lo que implica para la producción de vinos un punto negativo, aunque parezca un contrasentido. Lo buscado por los viticultores es la dificultad en el suelo y la escasez de agua, sobre todo el momento de la maduración. De nada sirve que una planta se desarrolle de forma extensiva con fruta. De esa forma, la cantidad va en detrimento de la calidad. Es mejor, para elaborar vinos finos, que todo lo bueno de la planta se concentre en pocos racimos.
Por eso es interesante mirar siempre de dónde viene el vino, además de apreciar la calidad de la bodega o la tecnología que puede ofrecerse para elaborarlo.
Porque la tecnología cambia, el lugar no.
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