Eduardo Espina
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El mundo en cuarentena
Cuando la posibilidad de una pandemia es real, el relato de los sucesos comienza con una cifra rebajada de muertos y la noción colectiva de que la amenaza quedará pronto controlada y restringida a solo ciertas áreas del mundo. Sin embargo, la percepción de los hechos suele equivocarse. Esta vez, como ya ocurrió antes en la historia, la realidad parece estar a punto de tomar el camino de lo incontrolable en fase de agravamiento.
Desde que el brote del coronavirus surgió el mes pasado, más de 500 personas han sido infectadas y por lo menos 17 murieron. Las cifras se van incrementando con el paso de las horas, porque, además, el virus, llamado 2019-nCoV, está mutando, haciendo que sea cada vez más difícil controlarlo.
En silencio, el temor y las cifras han continuado creciendo y el virus ha hecho su entrada victoriosa a varios países, además de China, donde la cepa del virus tuvo su inicio con consecuencias devastadoras para quienes lo han contraído. Otros países afectados hasta la fecha son Japón, Taiwán, Tailandia, Corea del Sur y Estados Unidos, donde un paciente de aproximadamente 30 años de edad está siendo tratado en un hospital al norte de Seattle.
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Hay quienes dan como certeza absoluta que el problema tuvo su epicentro en un mercado de alimentos de Wuhan, ciudad con 11 millones de habitantes, la más poblada del centro de China, la quinta en tamaño de ese país, donde se venden animales exóticos considerados no recomendables para consumo humano. Un comunicado de la Organización Mundial de la Salud dijo que “la evidencia sugiere que el brote está asociado con un mercado de mariscos en Wuhan”.
La primera persona en morir era un cliente regular del mercado. Tenía 61 años de edad. Para el gobierno chino, que el virus se extienda incontrolable como reguero de pólvora por todo el territorio nacional podría representar una debacle política. Todos los expertos en epidemiología de ese país están trabajando para detener la propagación de la enfermedad y por el momento el gobierno solo ha recomendado a la población evitar multitudes y reuniones públicas. La amenaza sanitaria ya obligó a cancelar en China torneos deportivos. Para peor, coincide con el feriado del Año Nuevo Lunar, cuando millones de chinos viajan dentro y fuera de China, en la que es considerada la mayor migración humana anual del mundo.
El miedo al contagio es siempre el primer signo de que algo grande puede venir en camino y ese pánico en desarrollo ya cruzó el océano. El martes pasado dos pasajeros que llegaron a Chicago en vuelo 836 de United Airlines proveniente de Shanghái fueron examinados por funcionarios de salud, ya que las preocupaciones sobre el coronavirus continúan creciendo. Escuelas y liceos estadounidenses están operando con bandera roja y a la defensiva, por temor a que algún estudiante caiga en enfermo, pues el riesgo de que algo así suceda en época invernal es alto.
En varios aeropuertos de EEUU, como los de Nueva York, San Francisco, Los Angeles y Atlanta, los pasajeros provenientes de China son revisados para investigar si no presentan síntomas de la enfermedad. Las medidas de precaución son abundantes, sobre todo luego que Nanshan Zhong, científico que lidera un panel de expertos designado por el gobierno chino para estudiar el brote, afirmara: “Ahora podemos decir que es seguro que se trata de un fenómeno de transmisión de persona a persona”.
La pandemia de la llamada “gripe española de 1918 infectó a alrededor de 500 millones de personas en todo el mundo y mató a entre 20 y 50 millones. Es considerada “la más mortal de la historia”. El coronavirus de origen chino podría tener la misma tasa de mortalidad.
