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El ping pong de la calma chica

Lo que pasó o pudo haber pasado en torno a Marset dejó lugar, abruptamente, al tradicional ping pong de rencillas políticas de poca monta
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19 de noviembre de 2023 a las 05:00

Hace unas semanas los actores del sistema político y los analistas hablaban de crisis. Algunos la calificaron de institucional y otros de política. Hace una semanas renunciaban dos ministros y más de un jerarca por el caso Marset. Oposición y oficialismo discutían el papel que había jugado el propio presidente en lo que fue un episodio todavía confuso por el cual un asesor presidencial de extrema confianza de Luis Lacalle Pou convocó a una reunión en la sede del Poder Ejecutivo, para “coordinar” el discurso sobre cuánto sabían o no sabían dos jerarcas, una de la Cancillería y otro de Interior, cuando se le dio el pasaporte al narcotraficante ahora requerido.

Hace unas semanas algunos decían que la institucionalidad estaba en juego y otros, incluyendo el presidente del Frente Amplio, medían sus palabras para justamente no afectar esa institucionalidad de la que los uruguayos nos jactamos y que hace a la salud de una democracia.

Por eso resulta chocante, aunque no sorprendente, que mientras aún faltan respuestas y aún resta mucho para hacer en el año y pico de gobierno que queda, los episodios que hoy aparentemente concentran la atención sean tan ridículos como posteos de senadores que muestran un doctor supuestamente del nuevo hospital del Cerro, que en realidad es un actor porno español. El hospital, estandarte del gobierno para mostrar lo que hace, no solo generó polémica el día de su inauguración, dos días después del regreso del presidente y de la renuncia de los ministros y jerarcas, sino también en estos últimos tiempos cuando el Frente Amplio lo tomó de objetivo para criticar que allí todavía no se operaba. La realidad es que ASSE tuvo problemas para conseguir especialistas anestésico-quirúrgicos que quisieran trabajar allí, lo que demoró unos días más de lo previsto las operaciones.

Pero eso no fue todo en este reino del revés donde la calma chicha de lo que pasó o pudo haber pasado en torno a Marset dejó lugar, abruptamente, al tradicional ping pong de rencillas políticas de poca monta. Esta semana también se habló (y se discutió) sobre el proyecto de hacer un tren tranvía que una la Plaza Independencia con El Pinar, con 25 estaciones, un proyecto que cuenta con la aprobación del Poder Ejecutivo y el interés de privados que mostraron detalles de cómo será y que ahora realizarán un estudio de prefactibilidad.

El tiempo dirá si en tren se hará realidad o quedaré en dibujos tan hermosos como los del nunca realizado puente sobre la bahía de Montevideo, pero la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, ya dijo que "parece de un mundo de las fantasías" y que “están haciendo un mundo de un proyecto desconocido". Su reacción fue bastante similar a la que varios jerarcas oficialistas tuvieron cuando se presentó el proyecto de ciclovía en el Centro, que ya está en obras.

En estos días hubo que reemplazar a varios jerarcas de entes autónomos y servicios descentralizados, por las renuncias de muchos que decidieron que se dedicarán a la campaña electoral. Entre los nuevos nombres propuestos por el Poder Ejecutivo está Virginia Cáceres como candidata a asumir la presidencia de la Administración Nacional de Enseñanza Pública (Anep) en lugar de Robert Silva. Cáceres ha sido la secretaria general del Codicen durante toda la administración de Silva y es una abogada especializada en Familia y Violencia de Género. El Frente Amplio dijo primero que no votaría la venia que mandó el Ejecutivo, porque la candidata no cumple con disposiciones legales establecidas en la ley de urgente consideración (LUC), en la que se establece que quien ocupe este puesto debe “poseer condiciones personales relevantes, solvencia reconocida, trayectoria en el ámbito educativo y méritos acreditados en temas de educación”. Luego de negociaciones parlamentarias, la ahora secretaria de la Anep comparecerá ante la comisión de Asuntos Administrativos para que fundamente por qué debería ocupar ese cargo. Todo esto es, en las actas, adecuado, pero poco práctico considerando que la jerarca ocupará el puesto durante solo un año y que los cambios educativos más importantes ya fueron hechos por Silva.

¿Mágicamente nos olvidamos de los problemas que siguen complicando a muchos uruguayos y al país, y que deben ser resueltos con una institucionalidad sólida, como la que pide el Frente Amplio y como la que defiende el gobierno? Por mencionar algunos de los grandes desafíos: las cárceles desbordadas y el círculo infinito del delito que se alimenta de esos mismos centros en los que no se cumplen con las mínimas condiciones humanas, el bajísimo porcentaje de jóvenes de contextos desfavorables (20%) que logran terminar la educación secundaria, la productividad que no termina de despegar y que es el principal freno para que los uruguayos se pueden desarrollar.

La pregunta va para el gobierno pero también para la oposición, que dio muestras de que puede aportar responsablemente al debate democrático (como lo hizo en el momento más álgido del caso Marset) pero que prefiere enzarzarse en polémicas vacías, iniciadas por uno u otro bando, pero que terminan consumiendo energía y paciencia de la población.

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