Por segundo año consecutivo, en 2020 se redujo el poder de compra de los trabajadores uruguayos y al igual que en 2019, ese deterioro se dio de manera más marcada en el sector privado. El efecto severo de la pandemia sobre sectores específicos de la economía local y su impacto en la totalidad de la actividad, un mayor incremento del costo de vida y una política pública que priorizó minimizar la pérdida de empleo sobre el ingreso de los trabajadores, fueron algunos elementos que llevaron a este deterioro.
Según los datos difundidos este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el salario promedio de los trabajadores uruguayos aumentó 7,7% durante el último año, lo que implicó una pérdida de capacidad de consumo para el grueso de los trabajadores debido a que la canasta de bienes y servicios subió 9,4% durante el mismo período.
De esta manera, el salario real cayó 1,5% en 2020, el mayor deterioro para un año cerrado en los últimos 17 años. Desde entonces, el poder de compra de los trabajadores aumentó año a año hasta que en 2019 enfrentó su primer retroceso (-0,3%). En 2018, el último año de aumentos, el salario real creció apenas 0,2%.
La tendencia del poder de compra anterior al estallido de la pandemia y sus consecuencias sobre la actividad, era prácticamente de estabilidad. Ese estancamiento iba en línea con un Producto Interno Bruto (PIB) estancado y un creciente número de uruguayos sin empleo.
Tanto la evolución de los salarios como de los precios al consumo aportaron a la caída del último año del poder de compra de los trabajadores.
Por el lado de los salarios, hubo un menor incremento nominal. En 2019, los salarios aumentaban a una tasa de 8,5% y en el último año perdieron ocho décimas de punto de dinamismo.
Hay elementos vinculados a la realidad económica que impactan en este indicador. La reducción del empleo durante el último año lleva a menores presiones al alza sobre el salario, en la medida que el número de uruguayos que busca sin éxito su incursión en el mercado laboral aumenta.
Sin embargo, el principal factor que influye en la evolución salarial es la negociación colectiva. Algunos sectores relevantes recibieron en el último año correctivos por inflación y tramos finales de ajuste de rondas previas. En esos rubros, el gobierno negoció con trabajadores y empresarios un acuerdo puente que congeló salarios a la espera de dimensionar el impacto de la pandemia, con una recuperación del poder de compra perdido prometida para los próximos años.
Al mismo tiempo, los precios aceleraron su ritmo de aumento. La inflación interanual pasó de 8,8% en 2019 a 9,4% en el último año. La suba del dólar de la primera mitad del año fue uno de los principales elementos que explicaron ese mayor incremento, así como un mayor incremento de las tarifas públicas.
La caída del poder de compra se dio de forma prácticamente generalizada en los distintos rubros de asalariados, aunque los niveles de caída fueron muy diferentes.
Mientras que los trabajadores públicos perdieron 0,2% de su poder de compra, en el promedio de los privados la caída fue de 2,3%. En particular, en el caso de los gobiernos departamentales no hubo una pérdida de poder de compra, con un aumento salarial de 10% en la media de los casos.
Dentro del sector privado, tanto el comercio como la enseñanza privada tuvieron un aumento salarial de 6,6%, los más bajos registrados entre los distintos rubros. Por otro lado, la construcción y las actividades inmobiliarias tuvieron las mayores subas (8%), aunque en ningún caso se superaron los niveles de inflación.
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