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El rescate de un emblema: así quedó el Castillo del Parque Rodó

El lunes 3 de junio el histórico centro abrió sus puertas completamente renovado
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06 de junio de 2019 a las 05:02

“Personas de 20, 40,50 y hasta un señor de 80 que vino el otro día, me comentaron que venían a esta biblioteca cuando eran chicos”, contó Xosé Enríquez, el coordinador del renovado Castillo de Parque Rodó. Es que, con más de un centenario desde su construcción, la estructura que luce a metros de la convergencia entre las avenidas Gonzalo Ramírez y Julio Herrera y Ressig es parte de la historia de muchos montevideanos.

Tras seis años a puertas cerradas y un estado de deterioro a la vista el castillo se reinauguró el lunes 3 de junio, ahora, con la fachada recuperada, todos los espacios refaccionados y una preciosa biblioteca infantil y juvenil.

El edificio se construyó sobre finales del siglo XIX a imagen y semejanza de un castillo medieval francés. El proyecto original estuvo a cargo de José María Montero y Paullier, que en ese momento era ingeniero en jefe municipal.

Enríquez explicó que el castillo se cerró en 2013 porque en los más de cien años desde su construcción no se había realizado ningún mantenimiento y “el tiempo pasó la factura”. Las obras de reconstrucción –que comenzaron en 2018– fueron valuadas en 13 millones de pesos, capital sustentado por la Intendencia de Montevideo (IMM).

Desde el comienzo de las obras, se buscó mantener la fisionomía, el perfil y las características del castillo que funcionó años antes, según contó su coordinador.

La inversión abarcó varios aspectos. Se arreglaron todos los revoques, se eliminaron las humedades y se rescató el techo original de teja francesa. Además, en el destino de esos millones de pesos se encuentran gastos de aspectos como el trabajo de obra arquitectónico de fachada, el arreglo de los pisos, el alhajamiento, los mobiliarios, la instalación de aire acondicionado en todas las salas, el sistema contra incendios, las cámaras de seguridad y la adquisición de insumos informáticos.

Al entrar al castillo hacia el lado derecho permanece intacto encima de una puerta el escudo más antiguo de Montevideo, según contó Enríquez. Se trata de un elemento de hierro con la leyenda “Con libertad no ofendo ni temo”, que data de 1895. Sobre el ala izquierda de esa misma entrada se encuentra la ahora renovada biblioteca María Stagnero de Munar, que conserva el nombre original del espacio literario que se inauguró en 1935 en homenaje a la maestra vareliana – primera biblioteca pública de América Latina–.

De Mafalda a Harry Potter

Un libro de gran porte de Mafalda, clásicos nacionales como Saltoncito de Francisco Espínola y una edición espectacular –Mapas literarios. Tierras imaginarias de los escritores– que reconstruye las localidades (ficticias o reales) donde se desarrollaron célebres obras literarias, son algunas de las joyas que se pueden encontrar en la biblioteca, que arrancó con un acervo de mil ejemplares.

La elección de los libros fue realizada por el servicio de bibliotecas públicas de la IMM y cien de esos títulos fueron recomendados por el autor brasileño Alves Pinto Ziraldo –cuyas obras se pueden encontrar también en el espacio literario–.

La biblioteca tiene un rincón de literatura infantil nacional, otro de literatura nórdica en español, un sector de clásicos, secciones con títulos más juveniles (están los siente libros de Harry Potter), y espacios para recreación de bebes y niños. Las mesas y sillas se prestan para que los adultos puedan acompañar a los más pequeños en su lectura.

Como todas las bibliotecas públicas municipales, para llevarse un libro prestado o utilizarlo en la sala, los usuarios deben registrarse presentando el documento de identidad y una constancia de domicilio.

Más allá de la biblioteca, el Castillo de Parque Rodó funcionará  como centro cultural. Enríquez –que antes de asumir como coordinador trabajó 10 años en temas patrimoniales en la Intendencia de Canelones– adelantó que próximamente se abrirán llamados desde el Departamento de Cultura de la IMM para elegir propuestas de talleres. La idea es que las habitaciones se utilicen en su gran mayoría (son 8 en total) para actividades recreativas y culturales. Además se prevé que se utilice el castillo para realizar conferencias o presentaciones de libros.

Debajo de la biblioteca, por ejemplo, se encuentra un salón amplio que el coordinador del lugar visualiza como posible espacio para talleres de danza. Allí mismo se pueden observar ventanas hechas a nuevo desde las que, décadas atrás, se podía mirar hacia un acuario. (Y aunque sea posible imaginarse eso como algo precioso, ese fue uno de los motivos por los que ese lugar estuvo invadido por la humedad en los últimos años previos al cierre).

Más allá de ser un centro cultural, el Castillo del Parque Rodó es un destino ineludible si decide pasear por el barrio. De hecho, la edificación funciona ahora como atractivo turístico. Enríquez contó que desde su apertura, son varias las personas que se arriman y suben a la torre –que concentra una vista espectacular– para sacar fotos.

El castillo está abierto de lunes a viernes de 9 a 18 horas y los sábados de 11 a 18 horas.

Talleres
A partir del 12 de junio se dictará todos los miércoles de 14 a 16 horas el taller gratuito de Lectura y Creación Literaria, para niños de 6 a 12 años (separados en dos grupos). Las inscripciones se realizan en la biblioteca de lunes a viernes entre las 9 y las 18 horas.
 
Zona cultural desde sus raíces

Enríquez recordó que a principios del siglo XX a unos metros del castillo se encontraba la Vaquería del Parque, lugar al que el músico Gerardo Matos Rodríguez asistía con sus compañeros de la Facultad de Arquitectura. Y fue en ese preciso punto en el mapa que surgió el nombre del tango más celebrado en la región, porque el mozo italiano que solía recibir a Matos y su séquito en el negocio anunciaba al verlos llegar: “Bueno, ha llegado la cumparsita”.

Así como sobre la década del 30 se edificó el Pabellón de la Música del Parque Rodó, la construcción del castillo tuvo que ver con el deseo de dotar al barrio de enclaves culturales atractivos.

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