El sindicalista uruguayo que acompañó a Lula en sus últimas horas libre

Cuando el juez federal Sérgio Moro ordenó la detención del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva el jueves pasado y le otorgó un plazo de 24 horas para entregarse, el presidente del Consejo Central de AEBU, Pedro Stéffano, se encontraba en la misma ciudad que el hombre más buscado: San Pablo.

Allí estaba Lula, atrincherado en la sede del Sindicato Metalúrgico ubicado en la localidad de Sao Bernardo do Campo, en la ciudad más grande de Brasil.

Stéffano había ido para participar en una reunión de UNI Finanzas –sindicato global de los trabajadores bancarios– y aprovechó la oportunidad para concurrir hasta el edificio del gremio el viernes luego del mediodía.

"Los sindicalistas de Brasil nos invitaron a visitar a Lula y estuvimos ahí en la sede del sindicato", dijo Stéffano a El Observador.

"Le dije que era uruguayo y me habló de Pepe (el expresidente José Mujica), me dijo que si lo veía le mandara saludos suyos y me recordó que habían estado juntos en Livramento", añadió el dirigente. Lula se había reunido con Mujica el 19 de marzo en esa localidad fronteriza en una gira por varias zonas del sur brasileño cuando todavía pensaba en las elecciones de octubre próximo.

Stéffano indicó que a pesar del momento que vivía notó a Lula con buen ánimo. "Lo vi con muchas ganas de seguir adelante, él también dando para adelante a los demás, a pesar de la situación en la que se encontraba", relató.

"Tuvo el respaldo de todos los sindicatos de Brasil que estaban ahí y nosotros fuimos a darle nuestro apoyo y solidaridad", expresó Stéffano.

El dirigente resaltó el respaldo que Lula tuvo de su militancia."Había ya bastante gente alrededor de todo el sindicato que es un lugar grande, creo que lo importante es que sintió siempre el apoyo de la gente", agregó.

El sábado por la tarde, el expresidente brasileño anunció su intención de entregarse a la Justicia durante un acto efectuado frente a la sede del Sindicato Metalúrgico y cumplir con el dictamen de Moro. Horas más tarde una comitiva policial trasladó a Lula hasta el aeropuerto de Congonhas. Desde allí fue enviado a la sede de la Policía Federal de Curitiba donde deberá cumplir una pena de 12 años de prisión por corrupción y lavado de dinero.