El sector turístico ha salido muy herido de la pandemia y aunque el preocupante parte médico es global, hay segmentos que recibirán el alta antes, como el turismo de salud y bienestar, que previsiblemente crecerá en los próximos meses. Los viajes enfocados en la salud ya seguían una pendiente ascendente antes de la llegada del coronavirus -desde 2017 han aumentado un 43%- y se mantendrán al alza en el futuro, con un perfil de turista que supera los 55 años de media, según datos del Barómetro Turístico de Braintrust.
España es el quinto país a nivel mundial en turismo relacionado con la salud y el bienestar y el segundo en Europa, después de Alemania, según el informe Global Wellness Tourism Economy.
Aunque India y China estaban despuntando en este mercado, Europa y Estados Unidos siguen a la cabeza de las escapadas enfocadas en recuperar la energía, un objetivo en auge tras el confinamiento.
Y es que, según el último informe de Cigna, covid-19 Global Impact, el número de españoles que reconoce que su nivel de energía es bajo ha aumentado en un 9% entre abril y junio.
Pero, ¿cómo recuperar la energía perdida? Las vacaciones en la playa o en el pueblo no parecen ser suficientes este año para afrontar la vuelta al trabajo, por lo que las reservas de puestas a punto posvacaciones se disparan.
Aunque los expertos advierten, el turismo de salud no es sólo ir a un spa y conlleva un programa integral basado en el ejercicio, los tratamientos terapéuticos y la nutrición, quizá el factor más importante.
“Como dijo Hipócrates, que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento. Hay que volver a las raíces de la dieta mediterránea, con guisos, cereales, verduras, aceite de oliva, pescados... Es increíble que en la Facultad de Medicina aún no se imparta Nutrición como asignatura”, reivindica José Manuel García-Verdugo, médico en la Clínica Buchinger Wilhelmi Marbella.
“Comemos cada vez peor y pasamos el día pegados al móvil, como si fuera un apéndice, sin entender realmente las consecuencias que eso tiene”, lamenta García-Verdugo.
En la clínica marbellí, donde pasan sus vacaciones empresarios y personajes de toda índole, además de incitar a la desconexión digital, practican un método centenario: el ayuno terapéutico (la renuncia a la ingesta de sólidos), que activa el proceso de autofagia de las células (como una especie de autolimpieza) y que, según varios estudios científicos, reduce los procesos inflamatorios y el dolor y previene enfermedades. El método se combina con medicina naturista y complementaria, la terapia física y nutricional, la medicina psicosomática y la meditación, entre otras cosas.
“Lo ideal es practicar el ayuno una vez al año durante al menos 15 días, pero siempre con control médico”, advierte García-Verdugo.
(Expansión - RIPE). l
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