No parece un título muy original ni muy vendedor. Pero es enteramente imprescindible en estos tiempos en los que la libertad de expresión y hasta la de pensamiento vienen siendo implacablemente coartadas por la doctrina de lo “políticamente correcto”, que se ha adueñado del pensamiento único en materia de raza, género, política migratoria, modelo de familia y otros múltiples temas. Quien no comparta la “verdad oficial” del pensamiento único - que se expresa desde cátedras universitarias hasta redes sociales donde determinados lobbys dictan la voz cantante, no tiene derecho a disentir ni a expresar su opinión diferente. Si lo hace, será arrastrado a la hoguera de esas redes sociales, donde gente sin conocimiento cabal de los temas ni lectura a fondo de los argumentos, echará mil improperios sobre quien se animó a discrepar.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá