Agustín Alvarez Martínez

Fútbol > EL ANÁLISIS

Entre la desilusión y la esperanza: lo que le dejó a Peñarol el duro golpe ante Paranaense

Peñarol pagó carísimo los dos errores que cometió (que terminaron en gol), el bajo nivel de quienes deben hacer la diferencia y la efectividad de un rival que no perdonó; la final le quedó lejos, pero al alcance si vuelve a su mejor versión
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24 de septiembre de 2021 a las 00:19

Con el sueño abollado y la decepción como centro de la escena, en una noche en la que los hinchas hicieron del Campeón del Siglo un templo a la ilusión por la forma en que respaldaron a sus jugadores, Peñarol corrió la cortina de la primera semifinal con la sensación de que quedó escorado en su aspiración de avanzar al último partido de la Copa Sudamericana, pero con la certeza, aunque hoy cueste encontrarle sentido a esta mirada sobre el funcionamiento de Peñarol, que en Brasil podrá dar vuelta la serie ante Athletico Paranaense.

El triunfo 2-1 de los brasileños en el CDS es un golpe muy duro para este Peñarol, que recibió las cachetadas que suele entregar la competencias de Conmebol a los clubes uruguayos. Mucho más a esta altura del torneo.

Peñarol está jugando una semifinal de una Copa Sudamericana, y no puede cometer los errores en los que cayó este jueves, que derivaron en los dos goles de Paranaense.

Peñarol necesita que Canobbio aporte algo más

Cuesta entender cómo, algo que no era común en los equipos de Larriera, ocurrió en uno de los partidos más importantes de la temporada. Es inadmisible que ocurra porque condiciona al equipo a quedar en desventaja y obligado a ganar en una semana y a convertir dos goles de visitante, con lo difícil que es el triunfo fuera de casa cuando en su cancha no pudo conseguirlo.

El de este jueves en el CDS no fue el Peñarol que terminó jugando en agosto, cuando había ganado un ritmo de fútbol y, sobre todo de intensidad, en su propuesta que incomodaba a cualquier rival.

Es cierto que esta vez jugó contra un brasileño, pero no era motivo para que lo frenaran a este 11 de Larriera de la forma en que ocurrió cuando mostró fortalezas en su funcionamiento que hacían creer que podía pelear desde otro lugar su clasificación a la final.

Peñarol no fue el Peñarol de siempre. Incluso cuando se sobrepuso a la adversidad al quedar condicionado por un error de Dawson, al minuto, del que  salió con una paciencia que resalta el valor del equipo.

A cualquier equipo uruguayo que al minuto le conviertan un gol como el que recibió Peñarol, lo que sigue será sinónimo de desesperación, angustia y pelotazos.

La chilena de Terans que terminó en el 1-0 de Paranaense

Inexplicablemente Dawson salió a jugar la pelota muy lejos del arco, desarmó toda la estructura defensiva, entregó mal el balón al lateral izquierdo y eso derivó en una rápida resolución del rival en el golazo de David Terans, de chilena. Sin embargo, Peñarol mantuvo un temple que habla de la capacidad de este equipo para sostenerse emocionalmente. De todas formas, esos esfuerzos para reponerse ante la adversidad, porque para seguir en pie después de ese arranque, necesita de un desgaste de energía, finalmente le terminó pasando factura.

Dawson una atajada para salvar un gol; antes cometió un error que terminó en el 1-0

Aunque Paranaense esté décimo en el torneo brasileño, haya cambiado su técnico y esté en una etapa de formación nuevamente, mostró que es un equipo intenso, ordenado tácticamente, gasolero, pero altamente efectivo. Y eso fue lo que condenó a Peñarol.

El equipo de Larriera salió del ahogo y antes del final del primer tiempo, con una definición de Álvarez Martínez al estilo Luis Suárez, peleando con el alma en el área, estableció el empate. De allí en más pagó el alto precio del desgaste para la remontada, el bajo nivel de sus figuras y ya no tuvo fuerzas para sostener el envión.

Gargano, de gran primer tiempo, fue controlado en el complemento. Trindade no repitió el rendimiento de otras noches. Cuando eso ocurre, que el alma de un equipo no funciona en la medida que puede, el resto sentirá el desfasaje futbolístico y la caída en la producción.

También hubo otros dos elementos determinantes: 1) Facundo Torres no está en el nivel que debe rendir, ni el que mostró para llegar a la selección. La lesión que lo sacó dos semanas de las canchas parece haber dejado secuelas en su rendimiento. 2) Giovanni González no fue el de siempre. Su participación en la selección lo enriquece, siempre y cuando juegue, porque cuando no tiene minutos le quitan ritmo de competencia, que no siempre recupera en el corto plazo. Sin dudas está pagando por ello.

Gio González no repitió actuaciones anteriores

En ese escenario, Peñarol se quedó sin sus pistones y sin sus motores fuera de borda.

Con ese hándicap, le dio mucha ventaja a Paranaense, que sin tomar riesgos y con una propuesta gasolera, se llevó lo que quería el equipo de Larriera.

Peñarol quedó atrás y en desventaja en la primera parte de lo que Larriera aprendió a manejar con buen criterio, jugando sin desesperación y sabiendo que se define en 180 minutos. Por esa razón, por la forma en que fue evolucionando y madurando futbolísticamente este equipo en los 45 partidos que lleva dirigiendo el entrenador carbonero desde que llegó en enero, que quedó reflejado en la capacidad para absorber el impacto del 0-1 y salir adelante, este resultado adverso es un castigo excesivo, pero no definitivo.

Aunque hoy la final parezca lejana, porque nunca tuvo que salir a dar vuelta una serie -este cruce ante Paranaense realmente está cuesta arriba, porque el 1-2 para definir en Brasil es un resultado muy pesado-, este equipo dio muestras de su capacidad anímica y futbolística para dar vuelta la semifinal y avanzar a la final única del 20 de noviembre en el Estadio Centenario.

Álvarez Martínez anotó y extiende su dominio en la tabla de goleadores de la Sudamericana

Para ello, en Brasil tendrá que jugar el partido perfecto (sin las fallas que cometió en Montevideo) y en una semana el entrenador tendrá que recuperar el nivel de Gio González, volver a encontrar el punto de ese mediocampo (Trindade-Gargano), redescubrir a Torres y, lo más importante, mantener la convicción de que están cerca del objetivo. Porque, aunque hoy parezca estar lejos de su objetivo, este Peñarol ya mostró en 2021 su capacidad de resiliencia y tiene un goleador (Agustín Álvarez Martínez) que está en un gran momento, lo que es suficiente razón para esperar la mejor versión futbolística de Peñarol y que en Brasil haya lugar para observar la clasificación a la final.

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