El presidente Luis Lacalle Pou convocó al Consejo de Ministros ante la confirmación de que la cepa brasileña P.1 circula en Uruguay

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Gobierno debate shock de reducción de movilidad ante nueva ola de casos y en medio de presiones

Como el 23 de marzo de 2020, el presidente recibe una fuerte presión hacia una reducción significativa de la movilidad; aumento de casos e ingreso de cepa brasileña llevan a estudiar "cambio de rumbo"
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23 de marzo de 2021 a las 05:04

Como si fuera una cuestión de calendario, la película vuelve a repetirse

Son los últimos días de marzo, asoma la Semana Santa, y sobre los hombros del presidente de la República, Luis Lacalle Pou, recae una enorme presión para cerrar el país.

Es cierto: el año pasado, apenas cayó encima la pandemia, los casos diarios se contaban de a menos de 30 y ahora superan largamente el millar; por entonces el covid-19 aún no había provocado víctimas fatales y ahora el acumulado semanal supera las 80; en aquellos primeros días no se sabía cuánto duraría esa pesadilla –se hablaba desde semanas hasta toda una vida– y ahora las vacunas ponen un horizonte concreto, ahí, a la vista. 

Pero ninguno de esos detalles o matices impide que en la Torre Ejecutiva y en el entorno más próximo al mandatario sobrevuele una sensación de déjà vu. Pues como hace exactamente un año, cuando rechazó la cuarentena obligatoria, el 23 de marzo vuelve a situar a Lacalle Pou frente a un amplio menú de pronósticos sombríos y reclamos por parte de distintos colectivos –sindicales, académicos, políticos– para imponer mayores restricciones a la movilidad.

El mandatario, que vivió ese fin de semana de 2020 sus horas "más complejas" al mando del gobierno y tomó una decisión que le valió el reconocimiento dentro y fuera del país, reunirá este martes al Consejo de Ministros para evaluar nuevas medidas que frenen el crecimiento exponencial de los casos de coronavirus. La convocatoria se decidió en el marco de un rebrote de la primera ola que coincide justo con el inicio de la vacunación, y a partir de la confirmación este lunes de que en Uruguay hay "circulación comunitaria" de la variante brasileña P.1, a la que se adjudica una mayor contagiosidad y por tanto mayor riesgo epidemiológico.

El ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, dijo que esa noticia puede llevar al gobierno a "cambiar los rumbos" en cuanto a las medidas aplicadas hasta el momento para el control de la pandemia. "Cuando cambia la situación y tenemos elementos que la ciencia nos aporta, eso nos puede llevar a cambiar los rumbos", afirmó el jerarca en la conferencia de prensa que brindaron el Ministerio de Salud Pública, la Universidad de la República y el Institut Pasteur de Montevideo para difundir los hallazgos.

Entre la "amenaza" que plantea la nueva variante –registrada en "al menos siete departamentos", según las autoridades– y el aumento de casos diarios –con un récord de 2.682 nuevos infectados este lunes–, los integrantes del gabinete ministerial y los legisladores de la coalición –sin distinguir partidos– coinciden en que es "inevitable" ajustar las clavijas para bajar los casos y afrontar la vacunación con algo más de oxígeno. Los 2.682 nuevos casos se dieron en un total de 14.952 tests –18% de positividad– y hubo 19 muertes. Hay 14.418 casos activos y 188 internados en CTI. 

Varios de los consultados por El Observador hablaron de la "necesidad" de abrir una ventana temporal aprovechando la proximidad de Semana Santa –a partir del lunes que viene– para descomprimir la situación. 

El Ministerio del Interior, mientras tanto, envió este lunes una nota a la intendenta de Montevideo Carolina Cosse en la que pidió una "reunión urgente" del Centro Coordinador de Emergencias Departamental (Cecoed) capitalino. La cartera conducida por Jorge Larrañaga pretende disponer durante los fines de semana "un vallado" nocturno en algunos espacios públicos donde se han registrado aglomeraciones. En el ministerio, que este lunes resolvió quitar la residencia a un argentino que organizó una fiesta clandestina para 500 personas, también existe preocupación por la fiscalización de las cuerdas de tambores por las calles de la ciudad.

Otra de las carteras que sigue con atención lo que suceda en las próximas horas es el Ministerio de Turismo, que en 2020 llamó a los uruguayos a vacacionar en sus casas y este año tenía la expectativa de abrir parcialmente la actividad. "Estamos a lo que resuelva el presidente y el Consejo de Ministros. Nos alinearemos detrás de eso", dijo a El Observador el subsecretario Remo Monzeglio. 

Cambio sobre la marcha

El plan del gobierno, que hasta hace pocos días era contener lo máximo posible los contagios mientras se avanzara con velocidad en la campaña de vacunación, debió ajustarse en la última semana debido al aumento de los casos y el consiguiente estrés sobre el sistema sanitario, que aún mantiene una capacidad de respuesta "moderada" –el nivel medio– pero con riesgo de pasar "rápidamente" a una situación "comprometida", según el informe que difundió el Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) la semana pasada, en vísperas del último Consejo de Ministros. 

Es recién en ese escenario de capacidad de respuesta "comprometida" –sumado al contexto de transmisión intensa– que los científicos llaman a considerar medidas extremas como cierre de comercios no esenciales, mayores limitaciones al transporte y al ingreso desde el extranjero, cierre de gimnasios y "considerar la suspensión de clases en educación inicial y primaria en períodos de corta duración". 

En la última sesión del gabinete hace solo siete días, Lacalle Pou resolvió adoptar una serie de medidas que a juicio de la oposición y una parte de la academia quedaron "cortas", y cuyo núcleo fue la suspensión de la obligatoriedad de la presencialidad en el sistema educativo hasta después de Semana Santa.

El ministro de Educación Pablo Da Silveira, de visita este lunes por Torre Ejecutiva, dijo que en el encuentro de este martes estarán todas las medidas "sobre la mesa", desde diferenciar el dictado o no de clases según cada uno de los niveles (Inicial, Primaria y Secundaria) hasta actuar "globalmente" en todo el sistema.

La suspensión de las clases presenciales, un recurso que el mandatario es reacio a adoptar salvo una situación muy comprometida, fue una de las propuestas que realizó este lunes el Sindicato Médico del Uruguay, junto al Instituto Pasteur, la Universidad de la República y veinte sociedades científicas. El SMU, que un año atrás solicitó al presidente una cuarentena total para evitar el colapso sanitario, esta vez unió fuerzas junto a otros colectivos para reclamar en conjunto un paquete de medidas no muy distinto al que aplicó el gobierno al comienzo de la pandemia, con el objetivo de "evitar más muertes, enfermedad y dolor".

Una de las propuestas centrales es establecer la "educación virtual por tres semanas" en Primaria, Secundaria y el nivel terciario, así como "propender" en un mismo lapso al teletrabajo "en todas las áreas no esenciales" tanto en públicos como privados. A su vez, los médicos y científicos pidieron que las medidas de restricción se acompañen con medidas económicas "que asistan a la población en mayor situación de vulnerabilidad".

"Nos une la profunda preocupación por la situación epidemiológica de la pandemia en Uruguay (...) Quienes aquí estamos somos médicos y médicas clínicos, profesionales de la salud, licenciados de enfermería, odontólogos, científicos, e investigadores de distintas áreas que vemos desbordada nuestra capacidad de trabajo en todos los niveles asistenciales por la gran cantidad de pacientes que estamos asistiendo", afirmó Gustavo Grecco, presidente del SMU.

En un mismo sentido, el Grupo Uruguayo Interdisciplinario de Análisis de Datos (Guiad) –que nuclea a expertos de diversas disciplinas, algunos de los cuales integran grupos del GACH– había advertido este domingo el ingreso a un "escenario muy preocupante" y señalado que la tendencia "no parece reversible en el corto plazo mediante el plan de vacunación". 

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