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Gonzalo Jara, el chileno que juega en Progreso: “Yo también tengo hambre”

El chileno que llegó a Progreso fue mundialista con la selección sub 17 de su país y se sorprendió cuando vio la ropa colgada en la tribuna del Paladino
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10 de marzo de 2020 a las 05:04

Después de formarse en la Universidad Católica, de defender a Chile en el Mundial sub 17 y emigrar a Portugal, a Gonzalo Jara le hablaron de Uruguay y de Progreso. El representante lo puso en conocimiento de las características del club. Pero así y todo, cuando el chileno llegó al Paladino se sorprendió. Quedó asombrado por un detalle: la ropa de entrenamiento del equipo principal estaba colgada en la tribuna del estadio, secándose al sol.

La imagen lo transportó a su niñez… “Me crié en Las Condes, pero en la parte pobre de Las Condes. Yo vivía abajo, en un barrio humilde, no la parte cheta como dicen ustedes”, expresó Jara a Referí dando señales de que comenzó a aprender pequeños detalles del “idioma” uruguayo.

Sus primeros pasos en el fútbol fueron en la Universidad Católica. Allí se formó futbolísticamente. “Me quedaba cerca de casa, a unos 20 minutos. Me tomaba un micro que me dejaba ahí, en la puerta”, reveló el volante chileno.

En ese entonces en el club le daban un viático para abonar los traslados. “Con eso iba y venía. No daba para mucho más. Hasta que firmé mi primer contrato y empecé a recibir un poco más de dinero”, comentó. Jara reveló que su primer contrato lo firmó cuando tenía 17 años.

Por ese entonces defendió a la selección chilena en el Mundial sub 17 del año 2015.

A su regreso encontró poco espacio en la Católica. Jara había terminado la escuela y estaba en el quiebre. Tenía 18 años cuando tomó la decisión de dedicarse solo al fútbol. “En ese momento me cedieron al club Unión La Calera y al cambiar de ciudad se me complicó con los estudios, por eso decidí dedicarme 100% al fútbol. Me sirvió el paso por La Calera para desarrollarme como jugador, maduré mucho y fue un gran paso”, asumió el volante.

El año pasado le llegó la posibilidad de emigrar al mercado europeo y no lo dudó. Se fue al club Oliveirense de la Segunda división del fútbol de Portugal.

“Adaptarme me costó un poco, tenía que estar muy fuerte físicamente, era lo que más tenía que hacer. Jugar no me costaba pero en el tema físico fue duro”, reconoció.

Ante esta realidad y teniendo en cuenta de que jugaba poco, el club lo dejó libre y su representante le propuso la idea de venir a Uruguay.

“No lo dudé. ¿Por qué? Porque es una liga competitiva, muy intensa y de mucha disciplina para los jugadores jóvenes”, reveló Jara en la charla con Referí.

Al chico le habían llegado los cuentos del pasado de un fútbol uruguayo rudo y donde los delanteros la pasan mal con zagueros que miran con cara de pocos amigos.

“Claro, se decía eso, que era un liga dura, muy intensa y de bastante roce”, expresó.

De todos modos, antes de viajar se asesoró. Tomó el teléfono e intercambió mensajes y llamados con su compatriota Gonzalo Reyes que de Santiago Morning se vino a Juventud de Las Piedras y ahora recaló en Wanderers donde había deslumbrado Christian Bravo. “Me comentó cómo era la vida acá y cómo era el fútbol”.

Apenas piso el Paladino el chileno se asombró al ver la ropa de entrenamiento colgada en la tribuna, al sol, para secarse.

“Eso me sorprendió porque nunca lo había visto. Allá en Portugal no se da eso. Pero fue como volver a recordar el pasado. El barrio”, reconoció el volante.

El poco tiempo que lleva en Uruguay le sirvió para confirmar los motivos por los cuales los uruguayos, “con tan poco, logran hacer tantas cosas. Llama mucho la atención porque es un país chico pero a pesar de eso sacan siempre buenos futbolistas”.

Jara reconoció la forma en que lo recibió la gente en Progreso, la hospitalidad y lo sencillo que le hacen la adaptación sus propios compañeros en el vestuario. Dice que los días de partidos “en el Paladino se genera un ambiente familiar, de barrio”. En tres fechas disputadas, Jara jugó dos partidos. Su equipo marcha segundo a cuatro puntos del líder Rentistas.

El chileno vive en Pocitos y va a entrenar con algunos compañeros que lo pasan a buscar.

“En el club me encontré con muchos jugadores que tienen mucha hambre de conseguir cosas importantes. Hambre para salir adelante y de triunfar para poder irse a jugar en otro lado y llegar a ser mucho más de lo que son. Yo también tengo hambre, por eso vine a acá (Uruguay), porque quiero consolidarme y después llegar a la élite”.

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