decenas de miles de manifestantes marcharon por la ciudad desde la Place de la République durante la tarde

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Huelga general y manifestaciones en Francia contra la reforma jubilatoria de Macron

La participación en la huelga y en las movilizaciones es masiva en todo el país, donde se desarrollan más de 200 protestas y actos en contra del proyecto oficial.
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19 de enero de 2023 a las 19:52

El programa de reformas del presidente Macron se enfrenta a un momento crucial, por la jornada de huelgas y manifestaciones que los sindicatos franceses protagonizan este jueves contra la elevación de la edad jubilatoria de 62 a 64 años.

El transporte público está prácticamente paralizado y muchas escuelas están cerradas.

En París, decenas de miles de manifestantes marcharon por la ciudad desde la Place de la République durante la tarde y hubo también manifestaciones en Nantes, Lyon, Burdos, Marsella y Toulouse, incluyendo el abandono de tareas de los trabajadores del sector público, los conductores de trenes y los empleados de las refinerías.

En algunas líneas ferroviarias, solo operaba uno de cada 10 servicios, mientras que el metro de París operaba como un servicio casi de emergencia. El principal sindicato de educación secundaria dijo que el 65% de los docentes estaban en huelga, aunque el Ministerio de Educación dijo que era el 35%.

Philippe Martínez, titular de la CGT, pronosticó que más de un millón de personas estarían en las calles. La policía estaba presente en París en caso de violencia por parte de infiltrados ultraizquierdistas del llamado "Bloque Negro".

Según las propuestas esbozadas a principios de este mes por la primera ministra Élisabeth Borne, a partir de 2027 las personas tendrán que trabajar 43 años para calificar para una pensión completa, en lugar de los actuales 42.

Reinvindicada por el gobierno como una medida vital para salvaguardar el sistema de pensiones compartido de Francia, la reforma está resultando profundamente impopular entre el público, con un 68% que dice que se opone, según una encuesta de IFOP esta semana.

Todos los sindicatos del país, incluidos los llamados sindicatos "reformistas" que el gobierno esperaba ganar para su lado, han condenado la medida, al igual que las oposiciones de izquierda y extrema derecha en la Asamblea Nacional.

El presidente Emmanuel Macron estuvo de visita en España este jueves y fue el ministro de Trabajo, Olivier Dussopt, quien advirtió que algunos opositores estaban usando el tema para difundir "noticias falsas" y jugar con los temores de la gente.

Debido a que su partido Renaissance no tiene una mayoría en la Asamblea, el presidente Macron se verá obligado a depender del apoyo de los aproximadamente 60 diputados del partido republicano conservador. Aunque en principio a favor de la reforma de las pensiones, algunos han advertido que podrían votar en contra.

Dado que se espera que el proceso parlamentario demore varias semanas, Macron se enfrenta a una campaña continua de oposición, con más días de probable acción sindical por delante.

El peor panorama que se le presenta al gobierno serían huelgas continuas en el transporte, los hospitales y los depósitos de combustible, lo que en la práctica paralizaría el país.

Por un lado, la inflación, la crisis energética y los constantes informes sobre el deterioro de los servicios públicos han dejado a muchas personas ansiosas e irascibles. La mala imagen del presidente Macron fuera de las ciudades prósperas contribuyó a la insurrección de los "chalecos amarillos" hace cuatro años y bien podría volver a hacerlo.

Pero, por otro lado, los encuestadores también han identificado una sensación de resignación entre muchas personas, que ya no se identifican con los movimientos sociales de la "vieja escuela" que protagonizan los sindicatos. Muchos también estarán demasiado preocupados por la pérdida de los ingresos de un día para ir a la huelga.

La primera ministra Elisabeth Borne invocó el principio de "solidaridad intergeneracional" para justificar la decisión de hacer que las personas trabajen más tiempo. Bajo el sistema francés, muy pocas personas tienen planes de pensiones personales vinculados a inversiones de capital.

En cambio, las pensiones de los jubilados se pagan del mismo fondo común al que contribuyen todos los meses los que trabajan. Los trabajadores saben que se beneficiarán del mismo trato cuando se jubilen.

Sin embargo, el gobierno dice que el sistema se dirige al desastre porque la proporción entre los que trabajan y los jubilados está disminuyendo rápidamente.

De cuatro trabajadores por jubilado hace 50 años, la proporción ha caído a alrededor de 1,7 por jubilado en la actualidad, y se espera que esa relación empeore aún más en los próximos años.

Casi todos los demás países europeos han tomado medidas para elevar la edad oficial de jubilación, como Italia y Alemania, por ejemplo, a los 67 años y España a los 65. En el Reino Unido, actualmente es de 66 años.

El presidente Macron hizo un intento más ambicioso de reformar el sistema a fines de 2019, pero lo suspendió con la llegada de la pandemia de Covid. Este segundo plan fue parte de su propuesta de reelección el año pasado, un argumento clave desplegado por el gobierno en la batalla por la opinión pública.

Para paliar los efectos de la reforma, Élisabeth Borne ha prometido formas más fáciles de jubilarse anticipadamente para las personas en trabajos peligrosos o físicamente exigentes; medidas para alentar a las personas mayores a reincorporarse al mercado laboral y una pensión mínima garantizada más alta.

La oposición argumenta que el sistema no está técnicamente en déficit en este momento, por lo que no hay urgencia para actuar. Dice que existen alternativas de ahorro de costos para hacer que las personas trabajen más tiempo, como recortar las pensiones para los más acomodados.

También se argumenta que la mayor parte de la reforma recaerá sobre los más pobres. Estas son personas que tienden a comenzar a trabajar más temprano en la vida, por lo que normalmente se han ganado el derecho a una pensión completa a la edad de 62 años. Ahora tendrán que trabajar dos años más sin ningún beneficio adicional.

Esta es la séptima reforma de pensiones francesa desde que el presidente François Mitterrand redujo la edad de jubilación a 60 años en 1982.

Cada intento posterior de revertir ese cambio ha llevado a una oposición masiva en la calle, aunque en la mayoría de los casos, la reforma finalmente se llevó a cabo. Por ejemplo, en 2010, Nicolas Sarkozy elevó la edad de jubilación a 62 años, a pesar de semanas de protestas.

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