Camilo dos Santos

Ignacio Zuasnabar: “Parece que el referéndum fue al día después del balotaje”

Para el experto, el resultado del domingo pasado mostró un resultado calcado respecto a 2019

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03 de abril de 2022 a las 05:01

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"Jurassic Park: el país donde los partidos todavía existen”. Con ese título, el director de opinión pública de Equipos Consultores, Ignacio Zuasnabar, realizó una exposición hace un par de semanas donde reflexionó sobre el rol y la presencia que tienen las colectividades políticas en Uruguay.

De esos partidos y de las principales conclusiones sobre el escenario político "congelado" que arrojaron las urnas tras el ajustado triunfo de la papeleta celeste en el referéndum de la ley de urgente consideración (LUC) —que repiten la fotografía de la votación de 2019—, de los desafíos de cada sector y del rumbo hacia las próximas elecciones, el experto dialogó con El Observador. 

A continuación, un resumen de la entrevista.

El gobierno logró mantener los 135 artículos de la LUC, pero el Frente Amplio y el PIT-CNT lograron un importante nivel de votación. ¿Se puede hablar de un verdadero ganador?

Formalmente sí, porque el referéndum ponía a discusión una opción binaria de Sí o No, pero en la lectura política podemos hablar de triunfos para los dos. Para el oficialismo porque obtuvo una ratificación ciudadana por segunda vez. La primera había sido de forma conceptual a través del programa de gobierno en 2019; y la segunda, ahora, con una ley que refleja el Compromiso por el país y sigue totalmente vigente. No es muy común, además, que un gobierno logre sostener a esta altura de la gestión los niveles de votación porque muchas veces las sensibilidades del electorado van cambiando a medida que transcurre el período. Esto no era una elección de medio término porque no tenía consecuencias en cargos, pero sí era una medición de mitad de período donde el oficialismo logró, aunque con un margen pequeño, salir respaldado.

Y para el Frente Amplio porque la estructura de fondo que deja el resultado es la de dos mitades muy parejas entre sí que tiene a la oposición votando muy bien, lo que es muy importante. Las últimas elecciones habían dejado una pregunta muy relevante de cuál era la verdadera magnitud del mandato de cambio porque la ventaja de la primera vuelta había sido muy amplia, pero en la segunda había sido más pequeña. Quedaba pendiente saber si era contundente o si el escenario era de un 50 a 50 y eso se pudo responder, lo que a la oposición le da una demostración de fuerza muy significativa.

En la previa se manejaban varios escenarios que le darían más o menos espalda al gobierno. ¿Cómo se leen los números finales?

Si el referéndum se resolvía por elementos más vinculados a la coyuntura y por cómo la gente sentía la marcha de las cosas era más probable que el No ganara por cierta amplitud, pero si la gente votaba por las estructuras de sus identidades políticas era factible que el resultado fuera más parecido al de la segunda vuelta y lo que se confirmó fue esto último.

Lo llamativo es que como sociedad uruguaya ni una pandemia, ni una guerra, ni las campañas lograron mover nada respecto a 2019. Eso es impresionante, yo quedé sorprendido de la similitud de los dos resultados. Parece que el referéndum fue el día después de la segunda vuelta y no dos años después y eso en definitiva es una confirmación del escenario en el que asumió el gobierno.

¿Se puede hablar, entonces, de un "congelamiento" de la opinión pública?

Sin dudas, no solo en el agregado total, sino también en la distribución geográfica, en las edades y en los circuitos es realmente impresionante la similitud, si bien capaz que se pueden encontrar algunos matices. En el grueso hay muchísima más estabilidad que cambios y eso es sorprendente porque estábamos ante dos situaciones totalmente distintas: el contexto era diferente y lo que estaba en juego también. Pero la lectura es que el peso de la identidad política fue enorme en los dos casos.

Camilo dos Santos
"Yo quedé sorprendido de la similitud de los dos resultados", dijo Zuasnabar en la comparación 2019 y LUC.

Sin embargo, el voto anulado se duplicó respecto a las últimas elecciones. ¿Eso no marca un matiz en los resultados?

Depende de cómo interpretes el voto en blanco. El tema es que esta vez hay una lógica distinta porque en la elección nacional el blanco y nulo se puede interpretar como gente que dice que no quiere participar de la disputa y en ese sentido la suma en 2019 fue de 3,5%. Esta vez la única opción que marcaba la abstención era el anulado y el porcentaje también fue de 3,5%. Si el blanco lo interpretamos como una forma distinta de apoyo al No, en definitiva tenemos los dos bloques calcados. La coincidencia estadística sigue siendo impactante.

"Lo llamativo es que como sociedad uruguaya ni una pandemia, ni una guerra, ni las campañas lograron mover nada respecto a 2019"

¿La popularidad del presidente Luis Lacalle Pou no influyó en la votación? Para el oficialismo era uno de los activos en la previa.

La evaluación de la gestión pareció ser un factor que terminó fidelizando muy bien el voto propio, pero no penetró mucho en filas adversarias.

¿Dónde deberían apuntar ambos bloques para crecer electoralmente con este escenario de paridad?

Si bien hay una lectura de bipolaridad y casi de grieta, en los estudios que hemos hecho encontramos mucha gente que está en el medio, levemente inclinados hacia uno u hacia otro bloque. Los realmente radicalizados son grupos minoritarios y el resto de la gente está muy cerca entre sí. La conclusión en definitiva es que seguimos siendo una sociedad moderada, por lo que ambos deberían apuntar a un nicho cuya identificación ideológica no sea radicalmente ni de izquierda ni de derecha. Son un público más evaluativo sobre cómo le van las cosas, cómo le va al gobierno, cómo le va a la economía y en función de eso se mueve. La porción en disputa es el electorado frontera y el objetivo debe estar ahí en ambos casos.

¿Eso se reflejó en la campaña?

Fue rara desde ese punto de vista. Los dos tenían estímulos para hablarle a los del medio y los primeros meses sobre todo se concentraron ahí, pero al final se volvió a tensar un poco más con argumentos más de barricada.

¿Cómo sale posicionado el Frente Amplio tras este referéndum?

Muy bien. El Frente Amplio tuvo un 2020 donde le costó hacer pie en la cancha con un gobierno que tenía una iniciativa política muy grande y donde su protagonismo era aplastante. Eso fue muy difícil para la oposición. A partir de la recolección de firmas y a partir de que se mostrara el éxito de ese proceso a mediados de año, hubo una recuperación de buenas sensaciones que lo hicieron sentirse mejor parado en la cancha. El resultado si bien es una derrota deja demostrado que casi el 50% del electorado sintoniza con sus voluntades y eso es una señal de fuerza indudable.

También hay una recuperación del vínculo con las organizaciones sociales y sindicales. Eso siempre fue un hecho que a la izquierda la fortaleció mucho, aunque no está claro todavía cómo se va a construir de acá hacia adelante.

Camilo dos Santos
Zuasnabar: "La porción en disputa es el electorado frontera y el objetivo debe estar ahí en ambos casos".


¿Y la coalición de gobierno? Cabildo Abierto salió esta semana a marcar su perfil y a pedir más peso en las decisiones.

En legitimación, de la misma manera (que en el balotaje). Pero hay una cuestión indisimulable de que es una alianza de cinco partidos con posiciones distintas. Los acuerdos los hicieron a través del programa de gobierno y lo que está por fuera seguirán siendo temas con los que les va a costar más acordar. Creo que no hay que asustarse por las diferencias ni en la coalición, ni entre el gobierno y la oposición. La clave está en cómo se procesan esas tensiones y es natural que a medida que nos acerquemos a 2024 los partidos vayan buscando sus posicionamientos. En períodos previos hubo distintos formatos de acuerdos electorales y hubo diferencias que llevaron a rupturas, pero no lo veo como un escenario probable ahora.

Sobre el Frente Amplio: "El resultado si bien es una derrota deja demostrado que casi el 50% del electorado sintoniza con sus voluntades y eso es una señal de fuerza indudable"

Con un margen tan estrecho, para seguir gobernando en 2025 deberán seguir unidos.

Sí, pero lo dirán las circunstancias. Hay una identidad de bloque que ha ido avanzando y construyéndose, además de las de cada uno de los partidos. Pero va a haber una parte en esto de la diferenciación que va a estar dada por las candidaturas y los perfiles que tengan cada uno. Uruguay es de los pocos casos con una identidad partidaria de lógica tan fuerte que explican estos resultados calcados, pero también es cierto que somos muy caudillistas y las figuras de los candidatos tienen una capacidad muy significativa de atraer votos.

Bajo esa lectura: ¿Qué desafíos deberán encarar los partidos pensando en el futuro?

Deben intentar representar a su gente, entender sus problemas y formular propuestas, pero en paralelo también encontrar candidaturas que no es nada menor: muchas veces las ideas en nuestra estructura se reflejan en la confianza de un líder y todos los partidos tienen un desafío ahí.

¿El referéndum ayudó a fortalecer esos liderazgos?

Lo veremos con el tiempo. A veces esa semilla germina más adelante. Pero la mayor parte del elenco político intentó generar ese contacto y ese vínculo con la gente.

Sobre la coalición de gobierno: "Hay una identidad de bloque que ha ido avanzando y construyéndose, además de las identidades de cada uno de los partidos".

En la campaña hubo acusaciones cruzadas de mentiras y el tono por momentos estuvo crispado. ¿Qué queda de eso de ahora en más?

Creo que puede haber tenido alguna consecuencia, si bien siempre hay que decir que cuando vemos a otros países la crispación es mucho peor. Eso permite relativizar la negatividad con la que analizamos la realidad local, pero es cierto que respecto de nuestras propias prácticas el ambiente se vio afectado. Yo no recuerdo muchas instancias electorales con un clima político tan contaminado. En muchos tramos de la campaña se transitó al borde de la descalificación y se ha instalado en una parte del elenco político la desconfianza en las intenciones y en las motivaciones.

¿Se profundizó cierta tensión entre el oficialismo y la oposición?

Sí, aunque hay un matiz. Los debates fueron todos respetuosos y la enorme mayoría tuvieron debates con argumentos. Cuando hubo entrevistas con periodistas, también, y el buen relacionamiento se ve muchas veces en el mano a mano que tienen entre ellos. Hay un factor que tiene que ver con las redes sociales donde comienzan a emerger estos comportamientos, que después se replican en los medios y todo se amplifica.

Pero en general creo que hay algo en la forma en la que algunos dirigentes políticos se han expresado que contribuyen poco a la calidad del debate democrático.

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