Alfredo Belo, gerente de la incubadora de cooperativas

Economía y Empresas > Iniciativa

Incubadora busca apoyar emprendimientos cooperativos

A pesar de tener más de 1 millón de cooperativistas en Uruguay, hay poca presencia de este modelo en sectores con base tecnológica
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13 de julio de 2016 a las 05:00
Por Leticia Martínez

Con el objetivo de promover el sistema cooperativo en áreas de innovación y conocimiento, una oportunidad en donde no se encuentra muy presente este modelo, se creó la primera incubadora de cooperativas.

El proyecto desarrollado por el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas (Cudecoop) y el Instituto Nacional de Cooperativismo (Inacoop) pretende acompañar y promover el sistema cooperativo en aquellas áreas en las que tradicionalmente no se emprendió.

Para el gerente de la incubadora Alfredo Belo, la presencia de cooperativas favorece la integración social, generando oportunidades para todos y permitiéndole al movimiento cooperativo procesar cambios con la incorporación de conocimiento y tecnología. Además, destacó la posibilidad de permitir el intercooperativismo; este cruzamiento permite incorporar valor a otros sectores en la cadena productiva.

Excluir al sistema cooperativo de estos sectores implica "una segregación en el acceso al conocimiento, oportunidades de mejora de vida; hay que romper esos paradigmas e incorporar al sistema cooperativo, o por lo menos intentar", apuntó Belo.

Ante la interrogante sobre por qué hay falta de cooperativas en estos sectores, Belo consideró que hay trabas culturales y que tradicionalmente este sistema se implementó en algunos sectores con más énfasis, postergando así la creación de esta estructura en áreas tecnológicas.

¿Quién puede acercarse?

La incubadora está pensada para aquellos emprendedores que quieran desarrollar su cooperativa en áreas como el software, tics, diseño, biotecnología, turismo, energías renovables, salud, audiovisual, transporte y logística y educación.

Si bien se pueden presentar proyectos reconvertidos o empresas recuperadas, desde la incubadora se dejó claro que se va a apoyar solo aquellas ideas que sean viables y no presenten problemas estructurales. Además, se señaló que no se van a fomentar por el solo hecho de que tengan el rótulo de cooperativas.

Se pretende trabajar con los emprendedores desde varias aristas; por un lado se les darán todas las herramientas jurídicas, tributarias y organizativas propias de las cooperativas pero también se procura brindar las herramientas y el conocimiento técnico que involucre el proyecto; para ello tienen alianzas estratégicas que les permiten utilizar instalaciones, como por ejemplo el Polo Tecnológico de Pando.

La incubadora comienza con un presupuesto austero, por lo que en esta primera etapa se seleccionarán tres o cuatro emprendimientos a los que de ser necesario se les podrá apoyar con algunos insumos. En cuanto a la posibilidad de una inyección de capital, Belo aclaró que no es el objetivo pero además no se dispone de rubro para hacerlo. Sin embargo, señaló que se instruirá para que puedan acceder a toda la oferta financiera presente en el mercado, cuidando de generar empresas lo más puras desde el punto de vista del cooperativismo.

En el caso de que se necesite un inversor porque el capital requerido exceda lo aportado por los cooperativistas se estudiarán las posibilidades jurídicas que permita este sistema.

Experiencias dentro de frontera

El bagaje de las incubadoras de la región, como por ejemplo las Incubadoras de Cooperativas Populares de Brasil fue un gran aporte para fomentar este modelo, pero sin duda fue importante mirar hacia dentro, ya que hay varias cooperativas exitosas. Uno de los casos donde se incorpora conocimiento a un sector tradicional es Colaveco, que se encarga de hacer análisis a casi toda la industria lechera, pero hay otros emprendimientos en áreas como la eficiencia energética y energías renovables.


El liderazgo como forma de destacarse

Cuando se piensa en una cooperativa surgen varios errores conceptuales: uno de ellos es que el modelo cooperativo muchas veces fracasa pero hay que entender que el problema no está en la estructura de la empresa sino en el modelo de gestión y en el liderazgo.

Para Belo es fundamental tener presente que quienes compongan la organización deben compartir los mismos valores, debe haber afinidad en la elección del grupo, tener compromiso en el proyecto y un fuerte liderazgo, ya que uno de los problemas que puede surgir está ligado a esto.

Dentro de los sectores tecnológicos uno de los problemas detectados es que en general quienes integran la cooperativa tienen el mismo rol, por lo que sus integrantes deben tener en cuenta la complejidad de la organización y el funcionamiento de sus diferentes secciones. Esto permite que se genere un intercambio interesante con personas de otras áreas de conocimiento.

Una de las áreas en las que se debe trabajar fuertemente dentro del movimiento cooperativo es en la solidaridad entre estas organizaciones, pero para ello hay que ser competitivos con buenos precios y excelentes productos.

La estructura cooperativista tiene la ventaja de que las decisiones son democráticas, de forma que cada socio representa un voto y se participa por igual de los beneficios. Desde este punto de vista es una distribución cómoda y horizontal, pero es necesario creer que es la mejor forma de organizarse.


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