La llegada de la primera computadora científica IBM 360/44 en diciembre de 1968 al aeropuerto de Carrasco

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Instituto de Computación: a 50 años del origen

La historia del lugar donde nació el software uruguayo
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23 de diciembre de 2017 a las 05:00

Si bien cuando se desexilió, en 1987, trabajó en el Servicio Central de Informática de la Universidad, siguió vinculada al Instituto. En 1988 estuvo al frente del equipo académico que realizó la primera conexión estable de email en el país. Por eso y el resto de su trayectoria entró al Salón de la Fama de Internet hace tres años.

La primera computadora científica de Uruguay fue sospechosa y estuvo tras las rejas, literalmente. Eso ocurrió en 1973, ya en dictadura, cuando la Universidad de la República fue intervenida y la promesa del avance gracias a la computación empezó a diluirse. La computadora en cuestión era la IBM-360/44, que ocupaba una habitación entera y tenía un poder de cálculo mucho menor al de un celular actual, pero que abría las puertas a infinitas posibilidades. Había llegado a Uruguay en 1968, hace casi 50 años.

En noviembre pasado se celebraron los 50 años del Instituto de Computación (INCO). Hoy es el instituto de la Facultad de Ingeniería que más alumnos nuevos recibe cada año; unos 600 de acuerdo a su director, Diego Vallespir. Curiosamente, cuando se inauguró el INCO en 1967 (entonces se llamaba Centro de Computación), todavía no tenía una computadora. La aparatosa IBM-360/44 llegó al año siguiente para inaugurar los cursos y recibir a los primeros alumnos. Fue la tercera computadora científica en Latinoamérica (aunque los bancos y muchas instituciones ya utilizaban computadoras más simples desde hacía varios años).

"Era todo muy extraño y alejado de la vida cotidiana", contó María Urquhart, ingeniera en Sistemas y exdecana de la Facultad de Comunicación, con respecto a la computación en esos tiempos. Urquhart recibió el título de Master of Science de la Universidad de Estocolmo en la década de 1970 y recién regresó a Uruguay tras la vuelta de la democracia.

La computación entonces consistía principalmente en perforar tarjetas con códigos que la máquina leía como datos; luego eran introducidos en los lectores y se ingresaban las órdenes de lo que se pretendía que procesara. Por engorroso que parezca desde el presente, el proceso producía fascinación en la década de 1960 por las posibilidades que abría. La IBM-360/44 , un conjunto de roperos de cables, circuitos y otras piezas, representaba un futuro de potencial infinito.

"Era todo muy extraño y alejado de la vida cotidiana", dijo María Urquhart, ingeniera en Sistemas

En un video de la Universidad de la República que está disponible en YouTube se afirma que esta computadora multiplicaba la capacidad de cálculo de un ser humano por un millón. Permitía también la creación de la carrera de Computador Universitario, que a su vez prepararía profesionales para puestos de trabajo de avanzada y pondría el país a tiro con el primer mundo. Los primeros tres computadores universitarios egresaron en 1971.

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La llegada de la primera computadora científica IBM 360/44 en diciembre de 1968 al aeropuerto de Carrasco
La llegada de la primera computadora científica IBM 360/44 en diciembre de 1968 al aeropuerto de Carrasco

El impacto en la sociedad

La IBM-360/44 se utilizó también para procesar los datos del cuarto censo (con dos millones de tarjetas perforadas, cosa que exigió mucho más tiempo del esperado inicialmente), para el trazado de rutas por el Ministerio de Transporte o para la planificación de sistemas de generación de electricidad de la UTE. El armatoste ubicado en el quinto piso de la Facultad de Ingeniería empezaba a derramar su impacto sobre toda la sociedad.

"Desde el principio la comisión universitaria que estudió la creación del instituto entendió que era una disciplina propia y a la vez transversal, que iba a impactar en muchas otras. Por eso se hizo de inmediato el convenio de trabajo para la UTE y también el censo", explicó Diego Vallespir.

Hoy el criterio sigue siendo el mismo. El INCO colabora con la Intendencia de Montevideo en varios proyectos que tienen que ver con el concepto de "ciudad inteligente".

Por otra parte, el área de investigación de operaciones del INCO define métodos computacionales para analizar opciones en cualquier área y tomar decisiones eficientes. "Ellos estudian con técnicas heurísticas para buscar los mejores soluciones y reducir costos. Es para ayudar en la toma de decisiones gerenciales", explicó Vallespir. El trabajo de esta área se aplicó, por ejemplo, en un convenio con Conaprole, por el que se optimizaron las rutas de carga y descarga de leche desde los tambos.

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Dolores de crecimiento

"La informática está en todos lados", insistió el director del INCO, para agregar: "Y no damos abasto". A pesar de que tienen 160 docentes asegura que no pueden atender "todos los posibles convenios, recibir a todos los estudiantes ni contratar a todos los docentes que precisaríamos". Hoy se asegura que la informática tiene desempleo cero y en los tiempos de creación del INCO, o Centro de Computación, ocurría lo mismo.

Pero la historia que siguió a esos primeros años no fue tan fácil ni alentadora.

Tras la declaración de la dictadura, los interventores sospecharon que la IBM-360/44 contenía información sobre los grupos subversivos. Con estos temores y ante la idea de que pudiera ser utilizada para fines que se escaparan a su control, pusieron una reja y un guardia en la puerta de la habitación. Los estudiantes perdieron acceso a la computadora y tenían que pasar sus tarjetas perforadas a través de una ventanilla.

La mayoría de los docentes migraron y los planes de estudio cambiaron, de forma que se empezó a estudiar Ingeniería de Sistemas de Computación y Programación. El problema radicó en que había pocos cargos docentes y los profesores eran contratados con cargas horarias muy bajas, con lo que las posibilidades se limitaban por todas partes.

Luego del regreso de la democracia, el INCO tenía pocos docentes pero recibía unos mil alumnos por año ya que se había levantado la limitación establecida en 1974. "Ante la falta de docentes, los mismos estudiantes se comprometieron. Ellos mismos buscaban los materiales y se convertían en profesores", relató Urquhart.

"Internet en Uruguay empezó en el INCO", señaló Juan José Cabezas, exdirector del INCO

Juan José Cabezas, exdirector del INCO y docente grado 5 agregó: "Había pocos docentes formados en el exterior, gente de 30 a 40 años. Era una situación bastante explosiva y lo que permitió salir adelante fue que la llamada Generación 83, que venía bien organizada por la lucha contra la dictadura, ayudó a sacar el INCO con su organización". Y añadió: "Nuestro gran problema, que era la gran cantidad de estudiantes, se convirtió en una gran herramienta porque muchos de ellos pasaron a ser docentes (...) Hubo escuelas de Brasil y Argentina que los asistieron; también hubo muchos uruguayos en el extranjero que contribuyeron a formar docentes".

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Evolución en la década de 1990

El otro tema era el del hardware, que necesitaba actualización urgente ya que la vieja IBM-360/44 iba camino a convertirse en pieza de museo. "En ese entonces teníamos esa computadora del 68 y otra más, que era un poco más nueva. También se había comprado una computadora Bull. Las computadoras personales llegaron en 1988 cuando la IBM le regaló dos PC a la Facultad", apuntó Urquhart. Fueron años de evolución acelerada, a pesar de la escasez de recursos.

"Lo que es internet en Uruguay empezó en el INCO", añadió Cabezas, "en el quinto piso de Ingeniería". El 2 de diciembre de 1988 el instituto se mantuvo la primera conexión estable de email con el exterior, en tiempos que internet era algo usado solamente con fines militares y académicos de América Latina y Europa. Tener un correo electrónico era clave para intentar ponerse a la par de sus pares del primer mundo. Esto fue siete años antes de que la sociedad uruguaya conociera formalmente la red de redes.

"Mi dirección de correo electrónico de la facultad fue la primera casilla que hubo en Uruguay: [email protected]. Luego se legalizó el nodo propio de la facultad y cambió la dirección", recordó Cabezas. A esto se sumaron cambios de la propia universidad, la creación del Programa para el Desarrollo de las Ciencias Básicas y nuevos planes para la carrera.

"El INCO seguirá provocando cambios radicales en la sociedad, en el trabajo, en la forma de vida y en los accesos al mundo en general", opinó Ida Holz, exdocente y considerada "madre de internet" para Uruguay

El nodo "Incouy" fue posible gracias a una computadora Texas Business Pro que había cedido Juan Grompone, en ese entonces encargado del Departamento de Arquitectura del Computador.
Del Instituto de Computación han surgido figuras como los ingenieros Nicolás Jodal y Breogan Gonda, responsables de Genexus. Otro científico destacado formado en parte en el INCO (en sus primeras generaciones) es Gastón Gonnet, cofundador del Symbolic Computation Group de la Universidad de Waterloo y del proyecto New Oxford English Dictionary.

Los centros académicos de referencia mundial siguen siendo las grandes universidades de Estados Unidos, el Instituto Tecnológico de Massachusets, las universidades inglesas y suizas y el Instituto de Alta Tecnología de Zürich. China y Australia se han empezado a perfilar como centros fuertes a nivel académico, explicó Cabezas. "No somos los primeros (como centro académico), pero estamos trabajando a un nivel razonable y tenemos buen intercambio con otros institutos. Salvando las escalas, estamos haciendo las cosas de forma decorosa", afirmó.

Y a pesar de las diversos proyectos de extensión que han mantenido, como los de la intendencia, el de Conaprole y otros, aseguró: "Si se hacen bien las cosas en el ámbito académico, la gente no las ve. Lo que ves es la gente que egresó". En cinco décadas, ya suman 6.385.

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Ida Holz (1935)
Ida Holz (1935)

La madre de internet en el INCO

Conocida como "la madre de Internet en Uruguay", Ida Holz (1935) fue estudiante del Instituto de Computación durante sus primeros años. Y también trabajó allí en esos tiempos. "Yo trabajaba en Asignaciones Familiares; pasé de ganar $ 31 mil al maravilloso sueldo de $ 19 mil en la Universidad. Pero era una oportunidad muy grande de un cambio en mi vida, de trabajar en algo que me iba a generar algo importante en mi conocimiento y en la vida. Cuando me fui al exilio ya tenía una carrera que me abría puertas", relató a Cromo.
"Hoy el Instituto tiene un sentido de responsabilidad muy importante ante la sociedad, por los trabajos y proyectos que desarrolla", opinó. "Yo creo que es un instituto vanguardia en ese sentido, que siente la necesidad de estar al día. Yo misma no sé pensar en los años que vienen, pero la aceleración del cambio es tan importante que uno no sabe bien a dónde va. Además está todo el efecto social que tiene esto: no sé qué puede pasar con los recursos humanos ni con la necesidad de conocimientos. Lo que pasa es que el mundo cambió con respecto al conocimiento. Creo que la aplicación de ese conocimiento, generado en estos cincuenta años del Instituto, seguirá provocando cambios radicales en la sociedad, en el trabajo, en la forma de vida y en los accesos al mundo en general".



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