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Juan Miguel Lavista: “Es fundamental que haya más programadores en Uruguay”

El uruguayo, Vicepresidente y Jefe de Ciencias de Datos e Inteligencia Artificial de Microsoft, habló del perfil que tendrá el laboratorio de inteligencia artificial que se instalará aquí

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14 de agosto de 2022 a las 05:10

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En el año 2013, uno de los colegas del uruguayo Juan Miguel Lavista en Microsoft había perdido a un hijo por síndrome de muerte súbita del lactante (SIDS por su sigla en inglés), situación que aún hoy en Estados Unidos sigue siendo la principal causa muerte entre el primer mes y el año de vida (4.000 casos al año). Ante ese trance tan doloroso, a Lavista le quedó grabada la apesadumbrada reflexión de un médico que integraba los equipos de Microsoft, y era la impotencia de los profesionales de la salud ante esos desenlaces, que no sabían responder el porqué de esas situaciones.

Lavista había sido padre recientemente, por lo cual el impacto de aquella foto en el escritorio de su jefe, John Kahan, fue mayor, y le hizo preguntarse cómo podía ayudar con su especialización. Así fue que desde su cargo como director sénior de Data Science, Data and Analytics para Microsoft volcó todas sus energías en la ciencia de datos. Tal fue la relevancia de sus hallazgos que su trabajo para desentrañar el tenebroso misterio de la SIDS fue publicado en más de un centenar de medios de comunicación de todo el mundo, con destacada relevancia en el New York Times, USA Today, USNews y CNN, entre otros.

Hoy Lavista lidera el programa AI For Good Lab o Inteligencia Artificial (IA) para el Bien, de Microsoft, que nace ante la necesidad de facilitar soluciones para problemas críticos a nivel global. “Hay áreas donde la inteligencia artificial puede ayudar y hoy no se está usando porque falta la gente para poder llevarlo a cabo”, dice Lavista. Cita el ejemplo del trabajo para Naciones Unidas (ONU), en el marco del conflicto Rusia-Ucrania, donde se utiliza la inteligencia artificial mediante fotografías satelitales para analizar y determinar lugares sensibles bajo amenaza, como colegios, hospitales, o infraestructuras de suministro de agua potable y energía eléctrica, servicios que están protegidos por la Convención de Ginebra. Pero es en el área de la medicina donde el campo es infinito. Apenas un ejemplo es el uso de la imagenología, donde se trabaja con la Universidad John Hopkins para identificar cáncer de páncreas, dice el ejecutivo uruguayo en esta nota con Luces Largas, en la que comparte algunos perfiles del nuevo laboratorio de inteligencia artificial e internet de las cosas de Microsoft en Uruguay.

¿Qué es esto de Inteligencia Artificial para el Bien? 
Hoy en el mundo hay un montón de cosas en las que se puede aplicar la inteligencia artificial (IA). Para que tengan un ejemplo, en el área de la medicina. Se estima que en el mundo hay unos 400 millones de personas que sufren de diabetes, y un tercio de ellas, si no recibe tratamientos adecuados, va a desarrollar retinopatía diabética, que es una de las principales causas de ceguera en el mundo. Fíjese que en el mundo hay solamente 200 mil oftalmólogos: no hay capacidad ni siquiera de diagnosticar esto. Hoy, con algoritmos que nosotros y otras organizaciones hemos hecho, se puede diagnosticar retinopatía diabética a la par de un muy buen oftalmólogo. Y este es apenas un ejemplo del uso de este tipo de tecnologías, donde no solamente se encuentra una solución, sino que es la única solución hoy para llevar a cabo el diagnóstico de la gente.

Se dice que el campo del diagnóstico es casi infinito para la inteligencia artificial, una revolución en la medicina. ¿Lo ve así?
En lo que tiene que ver con diagnóstico, vemos áreas de crecimiento y posibilidades enormes. El 70% del mundo hoy tiene acceso a un smartphone, y esto va a permitir en muy poco tiempo de forma increíble que la gente tenga acceso a diagnosticar ciertas enfermedades. Estamos hablando de gente que muchas veces ni siquiera tiene acceso a un médico. Vemos un potencial gigante, y por eso es que estamos invirtiendo tanto en esta área. 

Allí, en gran parte, se sostiene ese concepto de inteligencia artificial para ayudar, pero ¿cómo se afronta el déficit de personas que hacen falta para más investigación y mayor desarrollo?
Hay varios ejemplos de este tipo de funciones donde se puede utilizar la inteligencia artificial para ayudar; recién hablamos de las aplicaciones posibles en la medicina, pero hay muchas más áreas, como la agricultura y tantas otras. En Microsoft vemos que todas las grandes organizaciones y muchas empresas en el mundo tienen programas filantrópicos, pero no es suficiente. Las organizaciones que están trabajando en estos problemas no tienen la capacidad de contratar este tipo de talento que trabaje en IA o retenerlo. Según nuestros datos, la gran mayoría –bastante más que el 90%– que trabaja en el área de la inteligencia artificial lo hace en áreas de tecnología e información o del sector financiero.

¿Y qué habría que cambiar de eso?
Empezamos un programa donde la idea no es solamente donar recursos sino donar trabajo, en cierta forma. Es decir, ponemos equipos de expertos en inteligencia artificial a trabajar en conjunto con expertos de otras áreas, como médicos u otros profesionales que estén en la búsqueda de soluciones a distintos problemas. 

¿Y allí el mercado laboral es el mundo, entonces?
Hoy en el mundo –y en gran parte debido a la pandemia– hay un montón de gente que está trabajando de forma remota, y esto ha pasado también en Uruguay. Pero la principal ventaja que tienen países como Uruguay u otros de la región es que estamos prácticamente en el mismo huso horario que el de la Costa Este de Estados Unidos. Entonces, si tengo empresas en Estados Unidos que, por ejemplo, tienen 50%, 60% y hasta 70% e empleados trabajando en forma remota, que esa persona esté en Nueva York o en Montevideo, o en Salto o en Young, es lo mismo. Esto ya está abriendo pero va a abrir aún mas el potencial que tienen nuestros países para trabajar en diferentes empresas, lo que antes hubiera sido imposible. Hoy lo que vemos en Uruguay, más que nada en el sector de tecnología e información es que hay una demanda insatisfecha, es decir que hay mucha mayor necesidad de programadores en Uruguay que los que hay. 

¿Hay alguna estimación en torno a eso? Se habla de la necesidad de unos 5.000 a 6.000 profesionales, y un egreso de unos 1.500.
Estuve revisando datos de nuestra base de LinkedIn. Tenemos mas o menos 12.600 profesionales en Uruguay con conocimientos de programación, pero vale aclarar que no son todos los que trabajan en el área de las TIC, estos solamente son los programadores y desarrolladores. Utilizando esos datos, lo que vemos es que dentro de nuestra escala de la demanda, Uruguay estaría al máximo de demanda insatisfecha. Y entonces vemos que hay empresas que ya están contratando gente por fuera de Uruguay. Hay gente mudándose a Uruguay para trabajar en estas áreas. 

“Uruguay está al máximo de demanda insatisfecha. Y entonces vemos que hay empresas que ya están contratando gente fuera del país”

Cualquier persona con estos conocimientos tiene trabajo en Uruguay.
Es así. Entonces, parte de lo que me encantaría ver en Uruguay es cómo hacemos para aumentar este pool de personas que tengan estos conocimientos.

¿Qué imagina que debería hacerse para mejorar?
Hay varios temas. Primero, la gran mayoría de estas personas está en Montevideo. Es decir, en los últimos dos años vimos que hay un incremento en el interior, pero las oportunidades siguen siendo mayores en Montevideo que en el interior, y mucha gente del interior mudándose a Montevideo por estas oportunidades. Sí creo que se ve la necesidad de apostar a capacitar gente en el interior. Justo hablando con Carlos Acle, presidente de la CUTI (Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información), él veía esto. Otro tema es cómo hacemos para que la gente joven vea esta necesidad de mucho trabajo. Otro tema importante es que por muchos años vimos en programación, por ejemplo, solamente a mucha gente que quería desarrollarse para la industria del software, y ya no es así. La programación se necesita para la gran mayoría de los trabajos, y eso va a seguir aumentando. Lo fundamental es cómo hacemos para que haya más programadores, cómo capacitar para que haya más programadores en Uruguay.

Ustedes aspiran a que este proceso sea lo más inclusivo posible.
Sí. Una de las cosas que veíamos y hablamos con Acle es que seguimos viendo también una gran diferencia de género en la gente del sector. En la parte de programación, la parte técnica, más o menos el 80% es masculino versus el 20% femenino. Y no es un fenómeno que solo suceda en Uruguay, sucede en Estados Unidos, en Europa, en el resto del mundo. Más allá de que suceda en otros lugares y no solo en Uruguay, creo que en un país donde falta gente para el sector empezar a cambiar esto es algo fundamental.

¿Y cómo hacemos?
Lo que ha hecho Uruguay por ejemplo con el Plan Ceibal es excelente, es algo que sin dudas va a aumentar de forma muy fuerte la cantidad de gente con acceso a las computadoras. También vemos algo que cambió en el mundo y es el aprendizaje a distancia, y eso es importante fundamentalmente para el interior del Uruguay. Hace un par de años, Peter Norvig y Sebastián Thrun, que son los mejores profesores de computación del mundo en el área de IA con base en la Universidad de Stanford, hicieron un experimento que para mí resultó increíble: tomaron un curso de IA que ellos dictaban en Stanford y lo abrieron a cualquier persona del mundo que tuviera acceso a internet. ¿Qué pasó? Más de 160 mil personas –incluidas algunas uruguayas– se anotaron en este curso y lo fundamental es que a la hora de finalizar el curso y conocer a los mejores alumnos, entre los mejores 40 alumnos no había ninguno de las clases de ellos de Stanford, era gente de cualquier otra parte. Esto significa que hay un montón de gente en el mundo, un montón de gente en el Uruguay, que tiene la capacidad increíble de aprender este tipo de tecnologías; lo que necesita es la oportunidad. Hay un expresidente americano que una vez dijo que la inteligencia y el talento están distribuidos en forma equitativa en el mundo, pero las oportunidades no lo están. 

¿El principal reto del Laboratorio es ofrecer oportunidades?
Siempre digo que es importante darle la oportunidad a cualquier uruguayo que quiera aprender sobre estas tecnologías. Y hoy muchas veces lo único que se requiere para tener esa oportunidad es acceder a una computadora con acceso a internet. Y Uruguay está bastante bien en esto, porque la gran mayoría de las ciudades en Uruguay tienen acceso a fibra óptica. Cuanto más invirtamos en conectividad, mejor retorno vamos a lograr.

Hay un camino recorrido, pero otro por recorrerse, ¿qué debe mejorarse, entonces?
Creo que Uruguay ha hecho las cosas muy bien en muchos sentidos, y muchas empresas se instalan en Uruguay por los buenos gobiernos que hemos tenido y por las buenas instituciones que tenemos. ¿Se puede hacer más? Por supuesto que se puede hacer más y eso ocurre en cualquier lugar del mundo. Pero volviendo al inicio, es necesario ver que este sector va a seguir aumentando, y el tema es cómo lograr que eso sea más fácil para que la gente adquiera estos conocimientos y poder entrenarla. Porque sin dudas el hecho de una demanda insatisfecha va a seguir, la cantidad de demanda va a seguir creciendo. Si hay un punto donde hay demasiada demanda insatisfecha, empresas que tal vez se hubieran instalado en Uruguay van a decidir no hacerlo, porque no hay recursos humanos, digamos.

¿Cuánto cambiará contar con la tecnología 5G para este salto?
Lo fundamental para todos estos cambios es el tema de la conectividad, y la tecnología 5G lo permite en áreas rurales donde antes era imposible. Yo me crié en el campo, cerca de Young, y por muchos años no había forma de conectarse a internet. En áreas rurales o zonas distantes, facilitaría la conexión o la mejor utilización de los teléfonos. Se abren un montón de nuevos escenarios que hoy no son posibles por falta de conectividad, entonces sin dudas 5G va a ayudar. Cualquier inversión que se haga para mejorar la conectividad de los uruguayos es una muy buena inversión.

¿La llegada de este primer laboratorio de Microsoft tiene también el propósito de ayudar a Uruguay a alcanzar sus objetivos sobre cuidado ambiental?
En nuestra área, más que nada, ayudamos en temas de medición. En el mundo hoy sin dudas hay un problema gigante de carbono, y parte del tema es que es muy difícil atacar un problema sin poder medirlo. A modo de ejemplo, estamos comenzando un proyecto en Nueva Zelanda ahora con el que, utilizando fotografía satelital, podemos ayudar a medir las emisiones de carbono, lo que le permitirá identificar qué áreas necesita mejorar. Entonces, nuestra área aporta fundamentalmente en la medición.

¿Siguen adelante con el proyecto de medir el impacto de las energías renovables?
Ese es un proyecto que contempla paneles solares o energía eólica; cómo hacemos, utilizando IA sobre fotografías satelitales, para medir cuáles son las inversiones que han hecho los países y cómo han ido cambiando esos países en función de la incorporación de las energías sustentables. Principalmente en el área de energía eólica, a Uruguay le ha ido muy bien. La matriz uruguaya energética es muy buena en ese sentido.

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