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Justicia penal y Defensa indagan el accidente aéreo en Playa Pascual

Protagonistas del "Milagro de los Andes" se tiraron al agua para intentar rescatar a los accidentados
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10 de octubre de 2017 a las 05:00
Por Joaquín Silva

Era un domingo cálido de asado y diversión, en que se conmemoraba, en un brutal contraste, aquella experiencia helada que conmocionó al mundo hace 45 años: el accidente del 13 de octubre de 1972 en el que un avión Fairchild de bandera nacional con destino a Santiago de Chile se estrelló en las montañas nevadas de la Cordillera de los Andes, con cinco tripulantes y cuarenta pasajeros, todo un equipo de rugby del Old Christians incluido.

La reunión de los "sobrevivientes de los Andes", que este 8 de octubre se hizo en la estancia La Rábida, de la familia Artagaveytia, ubicada en el kilómetro 43 de la ruta 1, transcurría como siempre.

Entre carcajadas y "tomadas de pelo", se evocaban escenas del partido por la Copa de La Amistad del día anterior, en el que los veteranos del Old Grangonian de Chile habían vencido a los de Old Christians.

"Estábamos en un asado extraordinario, viviendo un día espectacular, inmejorable", dijo a El Observador Gustavo Zerbino, desde donde este lunes de tarde se estaba velando al médico chileno Fernando González Foretic, junto a sus familiares.

La propuesta de visitar la playa sobre el Río de la Plata que tiene la estancia y ver allí el atardecer, solo podía entenderse como la mejor forma de culminar la jornada. Cuando las casi 100 personas llegaron a la costa, cerca de las cinco de la tarde, el dueño de casa, el piloto Rodrigo Artagaveytia (55), irrumpió de forma sorpresiva: aterrizó de improvisto en la arena con su aeronave liviana Piper J-3. Zerbino recuerda que "todos –incluyéndolo– hicieron cola para subirse al avión". Sin embargo, fue González el que logró anticiparse al grupo.

El avión despegó y a los pocos minutos cayó a medio kilómetro de la costa, a la vista de todos. "Cuando me metí al agua sabía que iba a nadar todo lo que pudiera, pero consciente de que a mi edad (64) y con sobrepeso, podía morirme de un infarto".

Eso fue lo que hizo y pensó Roberto Canessa, junto con al menos otros diez uruguayos y chilenos, que no dudaron en tirarse al agua, mientras Zerbino y otros llamaban a la Prefectura desde la playa. Pero el río engaña. La distancia era insalvable.

"Tuvimos que volver, a pesar de que veíamos dos cabecitas que estaban ahí nomás... Porque al final –dijo Canessa luego de un silencio– en vez de morirse uno podíamos morirnos todos".

Artagaveytia logró sacarse la ropa hasta quedar en calzoncillos, y trató varias veces de mantener a flote a González que, inconsciente por un golpe, se hundía una y otra vez. Cuando se sumergió en forma definitiva y se perdió entre las aguas marrones del río, el piloto volvió a nado a la costa. El atardecer aún no se había consumado.

Hallazgo

El cuerpo de González apareció sin vida en la mañana de este lunes, cuando lo encontró una persona que caminaba por la zona de la Playa Pascual.

Personal de Prefectura de la Armada Nacional, la Fuerza Aérea y la Asociación de Rescates Marítimos y Fluviales (ADES), que había estado buscando desde que ocurrió el accidente, se trasladó hacia allí enseguida.

"Fue todo terrible, terrible, terrible, muy desesperante". La sensación que sintió Canessa era como si alguien le "arrancara" de las manos del grupo la vida de "un tipo bárbaro, uno de los más entrenados y que mejor había jugado en el partido de ayer".

Zerbino, para quien esto "no fue una tragedia" sino un accidente, trata de quedarse con una idea: "Con el espíritu solidario del rugby y la amistad que nos une".

Indagatoria judicial

Una vez que la Prefectura fue notificada de que Artagaveytia pisó tierra firme pasadas las 20 horas, este domingo intentó ubicarlo para tomarle declaraciones y realizarle un examen de espirometría, como lo había dispuesto la jueza letrada de Libertad de 1º Turno, Marcela López, quien investiga el accidente.

La jueza ordenó dar con su paradero y detenerlo.

Pero no fue sino hasta casi la media noche cuando Artagaveytia fue lozalizado en la propia estancia, donde, según dijo el piloto, había permanecido desde que salió del agua.

Sin embargo, según dijo el vocero del Poder Judicial, Raúl Oxandabarat, "no hay nadie emplazado porque se trata de un accidente".

López dispuso también una autopsia completa y análisis toxicológico del cadáver de González, además de las pericias técnicas sobre el avión.

Infracción gravísima

De acuerdo a la normativa aeronáutica internacional y a la de la Dirección Nacional de Aviación Civil (Dinacia), el piloto Rodrigo Artagaveytia cometió una "infracción gravísima" que bien puede costarle la suspensión definitiva de su licencia como piloto, ya que está prohibido despegar una avioneta en la playa. La Comisión Investigadora de Accidentes e Incidentes de Aviación, que opera en la órbita del ministerio de Defensa Nacional investiga el caso en paralelo a la Justicia.

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