Si aquella tarde de enero Romina Celeste Papasso no hubiera escupido a una inspectora de la intendencia en medio de una manifestación durante la visita de Lula a Montevideo. Si el senador Gustavo Penadés no hubiera dicho que Papasso no integraba las estructuras del Partido Nacional. Si la militante blanca no se hubiera sentido ninguneada como para denunciar al legislador por supuesto abuso de menores. Si… Demasiados supuestos para imaginar un futuro distinto al que diseñó el “efecto mariposa” que esta semana terminó con Penadés en la cárcel imputado por 11 delitos de retribución a la explotación sexual de menores de edad, cuatro delitos de abuso sexual especialmente agravado, tres delitos de abuso sexual agravados por un delito de violación, otro de desacato, otro de corrupción de menores y otro de atentado violento al pudor.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá