El primer problema que surge es cómo se define una palabra tan llevada y traída como democracia . Si nos remontamos a ochenta años atrás, era más o menos claro lo que se definía como “Democracia” o al menos la idea que se tenía de qué era una democracia. No era universalmente aceptado que fuese el mejor sistema de gobierno, sino que era uno al que unos adherían y al que otros no adherían. Había otras categorías: los que consideraba que el pueblo no estaba en condiciones de saber qué era lo bueno y lo malo para sí, y que eso lo podía saber una élite de personas ilustradas. Pero además había movimientos fuertes que exaltaban otros regímenes, como los fascismos y protofascismos, o en sentido opuesto los partidarios de la dictadura del proletariado, que consideraban la democracia como una figura burguesa liberal, o un régimen de y para la burguesía.
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