Peñarol tiene una sola bala. La va a tirar en el Clausura. Y por estas horas, el club es invadido por la incertidumbre. ¿Qué hacer? ¿Volver a realizar contrataciones o apostar a los jugadores del club?
La duda se plantea en medio de un clima electoral complejo y con una hinchada que no aguanta más. Hay algo que es claro, en Peñarol hay que ganar. Y ese es un peso extra que cuenta en esta historia.
Entonces se plantea una gran y compleja encrucijada. ¿Los hinchas son capaces de tolerar un equipo que salga a jugar con gente de la cantera a riesgo de no ganar nada? ¿O prefiere volver a invertir dinero en contratar jugadores como hasta ahora?
Está claro que en los últimos tiempos los aurinegros no acertaron demasiado en su política. El presidente Damiani se sacó el gusto. Hace un año anunció la política deportiva hasta el final de su mandato. "Nunca puse un jugador ni saque un jugador pero realmente en este año y medio que me queda de mandato voy a incidir más en la parte deportiva porque es un área que delego en la parte técnica pero esta vez me quiero equivocar yo", dijo.
En el arranque de la temporada que se cortó con un torneo Especial para acompasar la actividad al año calendario, Peñarol trajo a todos los goleadores de todos los clubes. Barrió con todos: Gastón Rodríguez, Junior Arias, Lucas Cavallini y hasta se quedó con Mauricio Affonso.
Pero resulta que el goleador es Nandez, un volante. Justo es decirlo que es mérito del entrenador Leonardo Ramos que lo colocó en una posición donde lo hizo explotar.
A los goleadores los tenía adentro y los terminó prestando. Cristian Palacios y Facundo Rodríguez son de Peñarol, pero se aburrieron de gritar goles con otra camiseta.
Entre ambos marcaron 27 goles (Palacios 19 en Wanderers) y (Rodríguez 8 en Boston River).
Está bien, hay que admitir que la camiseta aurinegra pesa cuatro veces más y que nadie puede saber si podían llegar a convertir la misma cantidad de goles con la aurinegra.
¿Y los que vinieron?
Hay otro detalle que, sobre todo los exjugadores del club ven y analizan: el equipo no tiene referentes de la cuna de Peñarol. Es como que todo quedó en manos de Nandez y Guruceaga que apenas superan los 20 años de edad.
Todo esto sin contar que se vienen las elecciones y la inmensa mayoría está agazapada. Si la actual conducción le erra en el camino, son acribillados. Si acierta, intentará llevar agua para su molino.
En el medio, el equipo, navegando en aguas enfurecidas. Por si fuera poco algunos jugadores se descolgaron con declaraciones que golpearon la interna. Vuelan palos y piedras. Y lo curioso, desde adentro. Se hieren y se lastiman internamente. Está claro, el clima no es el adecuado.
Hoy Peñarol tiene pocas balas para gastar. Le queda solo el Clausura. Y, de acuerdo a lo escuchado, se encamina a continuar adelante con su particular política deportiva: ya se habló de Walter Gargano, Torgnascioli y hasta de la vuelta de Carlos Bueno a la que se le terminó bajando el perfil. Palacios y Facundo Rodríguez deben volver. Peñarol está ante una nueva encrucijada. Con una sola bala para gastar, ¿qué hace? ¿juega con gente de la casa o vuelve a realizar contrataciones?
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