La heladera descongela pero tengo sillón nuevo

“¿No será hora de pensar en armar el “Partido de Montevideo", gobernarla juntos, TODOS, no pelear mas por esa joya? ¿No será?”, escribió Breccia en un tuit.

En otro tuit el jerarca exhortó a que el “puto poder” no condicione el accionar político y dijo estar “harto” de “luchar por pequeñas parcelas de poder” y de que esa pelea permanente provoque la ironía, la soberbia y el resentimiento. Y confesó: “Ni la menor idea de xq me pasó eso hoy, ahora, ni de xq se los cuento” (sic).

A su juicio, ese partido tendría que estar compuesto por todos los partidos políticos, los trabajadores y los vecinos y elaborar un programa “pequeño y concreto”: “Basura, luz, pavimentos y veredas, tránsito, espacios públicos, esparcimiento, deporte, cultura… felicidad”.
“¿Y si probamos en esa “gema preciosa” que es Mvdeo y hacemos ‘causa común’ y no jodemos más discutiendo quien sino cómo?”, escribió el hombre de extrema confianza del presidente José Mujica.

La pasmosa sensatez de Breccia cayó como una bomba en el Frente Amplio, que por primera vez en más de dos décadas comienza a sentir el descontento popular en el que siente es su feudo inexpugnable, al punto de que se ha dicho que aún poniendo una heladera como candidata ganaría el Frente Amplio.

En efecto, el 56% de los montevideanos desaprueba la gestión de la intendenta Ana Olivera, según una encuesta difundida días atrás en Telenoche por la empresa Factum, del sociólogo Eduardo Botinelli. Tan solo el 33% se mostró a favor de la jefa comunal.

Esa encuesta reveló, además, que los niveles de desaprobación también son altos entre los propios votantes del Frente Amplio

La encuesta de Factum hizo además un comparativo de los últimos cinco gobiernos departamentales, a la misma altura de su ejercicio. Ello permitió revelar que el índice de desaprobación es el más alto de las últimas dos décadas. En 1992, durante la administración de Tabaré Vázquez, el 59% aprobaba y el 18% desaprobaba; en 1997,con Mariano Arana, el 57% aprobaba y el 22% desaprobaba; en 2002 también con Arana, el 59% aprobaba y el 21% no aprobaba; en 2007, con Ricardo Ehrlich, aprobaba el 43% y desaprobaba el 25%.

El 18 de julio de 1961 el nacionalista Daniel Fernández Crespo inauguró la última gran obra de infraestructura de importancia que se hizo en Montevideo: el túnel que une las avenidas 18 de Julio y 8 de Octubre.
En 1989 Tabaré Vázquez llevó al Frente Amplio al gobierno de la capital por primera vez en la historia y desde el municipio adoptó medidas de gran impacto social como el subsidio del boleto y el saneamiento en barrios carenciados . Tambien engrosó la plantilla de funcionarios municipales a un nivel que nunca pudo ser reducido, producto de la defensa por parte de la durísima Adeom, que además ganó millonarios juicios laborales que pagó la ciudadanía a través de impuestos y tasas varias.

Algunas acciones con fines sociales como las decenas de policlínicas barriales se justificaron en tanto y en cuanto la izquierda no controlaba el gobierno nacional, pero es cuestionable la superposición de ese tipo de gastos a partir del año 2005.

La basura es a esta altura el karma número uno para el Frente Amplio en la ciudad, aunque la culpa siempre es del otro. Mientras eran conocidos los argumentos de Arana, acerca de que “la gente es sucia”, recientemente la tupamara Lucía Topolansky le echó la culpa a “la sociedad de consumo”. El arquitecto Arana, el intendente que logró que Montevideo fuera el único lugar del mundo donde los casinos dan pérdida, intentó sin éxito remediar el problema de la basura con los contenedores que hoy son guaridas de pastabaseros, además de focos de mugre.

Durante la gestión de Ricardo Ehrlich se destacó el lanzamiento del Sistema de Transporte Metropolitano, que aún persiste y es de gran utilidad para la ciudadanía, aunque la gestión del ex decano de Ciencias será recordada por haber puesto punto final en 2009 a un añejo conflicto laboral por ajustes salariales no concedidos, que le costó a los montevideanos US$ 60 millones.

En la semana que termina se supo que la intendenta comunista Ana Olivera gastó US$ 5.537 en tres sillones nuevos de cuero negro modelo Chesterfield. Como se ve, la heladera descongela, pero la inquilina del palacio municipal prefirió renovar el mobiliario.