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19 de febrero 2013 - 19:08hs

¿Sabés lo que te va a pasar, Manga? Vas a terminar siendo candidato presidencial apoyado por la lista 40. Acordate de lo que te digo.

-Dejate de joder, Negro. Aflojale al whisky.

El “Manga” es Luis Lacalle Pou –apodo que a los cinco años le puso un amigo en recuerdo del arquero de Nacional Airton Correia de Arruda- y el “Negro” es Sebastián Da Silva, uno de los principales operadores de la lista 40, que ayer formalizó su alianza con el grupo Aire Fresco.

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La conversación tuvo lugar en la tarde del 5 de marzo de 2011 en la entrada de la Expoactiva de Mercedes y fue uno de los tantos jalones del denominado –medio en serio, medio en broma- “Operativo Ricardito” que acabó con buena parte de los seguidores de Juan Andrés Ramírez respaldando la candidatura del hijo de Luis Alberto Lacalle Herrera, uno de sus más acérrimos rivales en la interna del Partido Nacional.

La historia es así: en las elecciones internas blancas de 1999, el precandidato Juan Andrés Ramírez se lanzó con todo sobre su rival el expresidente Luis Alberto Lacalle acusándolo de supuestas actividades ilícitas durante su gobierno (1990-1995) y exigiéndole que fuera claro acerca de cómo había cultivado su patrimonio material.
Al final, Lacalle ganó la contienda entre wilsonistas y herreristas aunque el episodio generó una herida en el Partido Nacional que, por lo profunda, parecía que nunca iba a ser sellada.

Pero, a veces, también en política las cosas suceden de la manera menos sospechada. Tras ser elegidos diputados, uno por el lacallismo y otro por el ramirismo, el 15 de febrero de 2000 ingresaron a la Cámara de Diputados “el Manga” Lacalle Pou y “el Negro” Da Silva, quienes entonces tenían 26 y 27 años respectivamente.
Una de las primeras cosas que hizo Da Silva después de entrar en el Palacio Legislativo fue dirigirse directamente al despacho de Lacalle Pou.

“Manga, lo que pasó, pasó. Me parece que el Parlamento puede llegar a ser un embole. Yo acá necesito un camarada con el que trabajar y conversar sobre temas comunes…”, le dijo Da Silva.
“Pero claro, Negro, ni que hablar. Está todo bien”, le contestó Lacalle Pou.
Después se vino la crisis de 2002 y el Parlamento, como el gobierno de Jorge Batlle y como buena parte del país, fue un hervidero. Pero ese es otro tema.

Coincidencias
Volviendo a la interna blanca de aquellos días de principios del nuevo milenio, Da Silva sabía que su amistad con Lacalle Pou no era fácil de cultivar.

Porque “el Negro” tenía, y tiene, una gran amistad con los hijos de Juan Andrés Ramírez, Gonzalo y Juan. Incluso con éste último es socio del stud Victoria Blanca que tiene algunas yeguas de carrera bastante presentables.

Pero los hechos políticos, y su amistad con Lacalle Pou empezaron a correr parejos. El líder de Aire Fresco empezó a tomar viento en la camiseta y la lista 40 empezó a tomar distancia del liderazgo de Jorge Larrañaga (Alianza Nacional).

En tanto, Da Silva, ya fuera del Parlamento, seguía hablando con Lacalle Pou y transmitiendo sus coincidencias a los dirigentes del “grupo de los 4” de la 40 integrado también por Javier García, Rodrigo Goñi y Juan Curbelo.

Mientras Juan Andrés Ramírez se mantenía afuera de estos contactos, el acuerdo empezaba a tomar cuerpo y ambas partes hablaban del “Operativo Ricardito” en referencia a Da Silva quien se considera “negro por fuera pero blanco de corazón”.

Más acá en el tiempo, el contacto de Da Silva en Aire Fresco pasó a ser el diputado Alvaro Delgado con quien, por esas coincidencias de la política, también tenía un diálogo estrecho. Da Silva había entrado en la Cámara de Diputados como suplente de Alvaro Alonso cuando éste pasó a desempeñarse como Ministro de Trabajo durante el gobierno de Jorge Batlle. Delgado fue nombrado inspector general de Trabajo y allí paso a conversar mas habitualmente con Da Silva.

“Agradezco a Sebastián y a Alvarito por haberse entendido y por haber trabajado juntos”, dijo ayer Lacalle Pou en el acto celebrado en el Club de pesca Montevideo.

Finalmente, el diputado García tomó las riendas del asunto y empezó a cortar lazos con Larrañaga.
El 20 de octubre de 2012, la 40 resolvió –estando Larrañaga en el extranjero– apoyar la baja de la edad de imputabilidad a contrapelo del resto de Alianza Nacional y en consonancia con la postura de Lacalle Pou.
En una conversación de tres minutos, el 26 de diciembre García le comunicó a Larrañaga que abandonaba Alianza Nacional. Ayer, finalmente, formalizó su pacto con Lacalle Pou.

Así se cerró el círculo que terminó uniendo al grupo wilsonista más ferozmente antilacallista con el heredero del nuevo Herrerismo. El “Operativo Ricardito” había salido a pedir de boca .l

Ramírez se quedó con Larrañaga

Juan Andrés Ramírez, quien fuera mentor de muchos de los dirigentes que se aliaron con Luis Lacalle Pou, eligió quedarse con Jorge Larrañaga. Ramírez nunca estuvo de acuerdo con los pasos dados por la 40 para acercarse al Herrerismo y la decisión del grupo de apoyar la baja de la edad de imputabilidad terminó de desengañarlo.
No obstante, Sebastián Da Silva (lista 40) dice que no ha dejado de pertenecer al “ramirismo”. “Sigo siendo amigo de Juan Andrés. Esto no cambia las cosas”, sostuvo.

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