En la coalición de gobierno peronista, los roles de los principales dirigentes quedaron bien definidos desde el comienzo. Mientras Alberto Fernández trataba de ser el presidente componedor que mantuviera el diálogo con todos, Cristina Fernández de Kirchner mantendría la mística militante del sector más volcado a la izquierda. Y el tercer socio, Sergio Massa, tendría a su cargo la representación del discurso más “a la derecha”: sería el que se encargaría de los temas de inseguridad, el que mantendría el vínculo con las empresas y el que haría de defensor de la clase media.
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