La newsletter que faltaba: Epígrafe, el club de libros virtual de El Observador

Tiempo de lectura: -'

23 de abril de 2020 a las 14:52

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

¡Buenas! ¿Cómo estás? Mi nombre es Emanuel Bremermann, soy periodista de la sección Tendencias y el suplemento Luces y te doy la bienvenida a la primerísima primera entrega de Epígrafe, la nueva integrante de la numerosa familia de newsletters de El Observador. En la mesa había lugar para un plato más, así que acá estamos, prontos para arrancar.

Como habrás adivinado por el nombre y el encabezado, este espacio va a funcionar como una especie de club de libros y/o biblioteca virtual en la que van a caber un montón de cuestiones relacionadas con la literatura. Esto quiere decir que a tu correo va a llegar, una vez por mes, un combo de notas recomendadas, un par de entrevistas, espacios fijos y alguna que otra cosita para picar que vamos a ir rotando. La idea principal del espacio es que se lleven un puñado de títulos bajo el brazo que los tienten y les den ganas de sentarse a leer. En un mundo donde pareciera que cada vez se publica más y hay menos tiempo para digerirlo, las recomendaciones y las guías se hacen necesarias. Y en este contexto de encierros y pandemia resultan casi imprescindibles. Que la newsletter se inaugure hoy, además, tiene lógica: el 23 de abril es el Día Internacional del Libro. 

Una última cosa: si tienen alguna queja, comentario o recomendación –a mí también me gusta recibirlas y más si incluyen libros–, me pueden escribir a ebremermann@observador.com.uy que con gusto la seguimos. 

Breve explicación de las inexactitudes del aniversario

Desde 1988, la UNESCO celebra el Día Internacional del Libro el 23 de abril porque coincide con el aniversario de la muerte de los dos autores más importantes e influyentes de la literatura en español e inglés: Miguel de Cervantes William Shakespeare, respectivamente. Aunque esto, al parecer, no es del todo así. 

El autor del Quijote, por ejemplo, murió el 22 de abril de 1616, pero no fue enterrado hasta al día siguiente. Por eso se toma ese día como la fecha oficial de su deceso. El bardo inglés, en tanto, sí murió el 23 de abril de 1616, pero del calendario juliano. ¿Y qué fecha es esa para nosotros, que utilizamos el gregoriano? El 3 de mayo. 

La coincidencia, por ende, no es tal. Pero, ¿no es ideal pensar que los dos escritores más importantes de la historia abandonaron este mundo casi en conjunto? No será muy fiel a los hechos, pero que vende, vende.

Recomendaciones: un salpicón de títulos mensual

En la sección de Cultura y Espectáculos tenemos un espacio que se publica el último jueves de cada mes en el que repasamos lo que leímos en las últimas semanas. Como el encierro se nos vino encima, en estos días repetimos el ejercicio un par de veces y en este linky en este, podés leer qué tenemos para recomendarte. Yo pongo el énfasis en Estokolmo, de Gustavo Escanlar, y en Los restos del día, de Kazuo Ishiguro, dos reediciones con las que es justo ponerse al día. 

Pero si necesitás más recomendaciones –para eso, al fin y al cabo, se hizo esta newsletter– vamos con más títulos que, creo yo, vale la pena anotar.

Si querés leer un thriller histórico y crudo, ubicado en Europa y que no puedas soltar, 1793 del sueco Niklas Natt och Dag y editado por Salamandra tiene que ser tu primera opción. Es adictivo y los paisajes de Estocolmo en el siglo XVI son mágicos y escabrosos. Es la primera entrega de una trilogía todavía en desarrollo.

Si preferís una novela de ciencia ficción que sea entretenida, no muy densa y que al mismo tiempo se plantee preguntas profundas, la elección puede ser El hombre que cayó en la Tierra, de Walter Tevis y editada por Contra. Si te suena conocida, es porque en 1976 David Bowie protagonizó su adaptación al cine.

¿Querés meterte de lleno en la literatura uruguaya contemporánea? Andá rápido a Yo soy el que no está, de Fidel Sclavo, y Mordida, la última novela de Mercedes Estramil. Y si no a los cuentos de Las cosas que quiero no se quieren entre sí, de Claudio Burguez y editado por Pez en el hielo. Si la poesía es lo tuyo, no dejes de leer la antología Arqueología Amorosa de Cristina Peri Rossi que editó Estuario, ni Todas esas cosas siguen vivas, que Leonor Courtoisie publicó en Pez en el hielo.

Si preferís ir por el relato breve, podés optar por cualquiera de los tomos de Lucia Berlin –Manual para mujeres de la limpieza o Una noche en el paraíso o probar con la bella melancolía que transmite Richard Yates en las historias de Once tipos de soledad Mentirosos enamorados. En todos los casos, representan lo mejor que se ha publicado en los últimos años en materia de cuentos estadounidenses del siglo XX.

Y para terminar, un trío de novelas sobre el amorMañana tendremos otros nombres, de Patricio Pron; la maravillosa Stoner, de John Williams; y Camino al este, las crónicas de viaje del periodista argentino Javier Sinay, que atravesó medio mundo para encontrarse con su novia en Japón.

Las bibliotecas y sus habitantes: ¿qué leen los que leen?

En Luces tenemos un espacio en el que le pedimos a varias personalidades que nos contesten tres preguntas relacionadas a sus lecturas. La primera de ellas es una que, la mayoría de las veces, genera grandes respuestas: ¿Cuál fue el último libro que te dejó una huella y por qué?

Por el Día del Libro, recopilamos algunas de las mejores en esta nota que podés leer haciendo click acá. 

Y por fuera, Enrique Aguerre –que fue director del Museo Nacional de Artes Visuales durante más de una década y que ahora está al frente del Instituto Nacional de Artes Visuales– nos regala un vistazo rápido a los libros que ocupan hoy su tiempo.

  • ¿Cuál fue el último libro que te dejó una huella?
    Patria, de Fernando Aramburu.
  • ¿Qué estás leyendo ahora?
    Las cosas que perdimos en el fuego, de Mariana Enríquez. 
  • ¿Qué libros esperan en tu mesa de luz?
    Caravaggio de Andrew Graham Dixon, Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez y Hacia la belleza de David Foenkinos.

La participación de Aguerre en esta misiva es doble, porque también habla de sus libros en esta nota que publicamos el fin de semana pasado en el suplemento. En ella, él y otros cuatro lectores –Natalia Mardero, Claudio Invernizzi, María José Santacreu y Mercedes Estramil– revelan el orden de sus libros, sus manías y algunas historias que se esconden entre las estanterías. Los dejo con una frase de Santacreu, directora de Cinemateca:

“No me gusta prestar mis libros. Me obligo, hago un esfuerzo enorme y trato de que no se note el sufrimiento, pero cuando el libro sale de mi casa me siento como si un hijo anduviera deambulando en la noche”.

Escritos y confesiones de los autores en aislamiento

La idea es que en este segmento hablemos sobre cómo vive el mercado editorial la actualidad. ¿Y a qué me refiero con esto? A qué premios se entregan, cuál es el nuevo autor que está en boca de todos y alguna que otra novedad. Lo cierto es que con la pandemia el mercado editorial está en una especie de suspensión. Y por eso me pareció que lo mejor en esta primera entrega era repasar cómo están viviendo el encierro algunos escritores. Son muchos los que han escrito artículos sobre el tema, pero me quedo con estos cuatro.

La argentina Mariana Enríquez, por ejemplo, se despachó con esta genialidad sobre la ansiedad y el miedo en épocas de cuarentena: “Ayer me alegraba de haber vivido intensamente, de todos los viajes, todos los conciertos, todas las drogas, todos los amantes. Como si me estuviese despidiendo del mundo. Este estado es de duelo. Pero no sé bien qué ha muerto. O si está muriendo. No lo sé. Me lo siguen preguntando, y yo no lo sé”.

Su compatriota Pedro Mairal, en tanto, escribió sobre la vida desde el balcón. Esa vida que desconocíamos y que ahora muchos de nosotros estamos experimentando: “Somos náufragos de balcón. Nos saludamos de lejos desde las naves apestadas, con señas, mensajitos, gritos largos que atraviesan a medias las corrientes del viento de la calle”.

Siri Hustvedt y su esposo, Paul Auster, se enfermaron y se curaron, y sobre esa experiencia, el confinamiento, el miedo y su Nueva York vacía, la autora escribió esta nota: “La ciudad que recuerdo ha desaparecido, al igual que un sinnúmero de ciudades y pueblos de todo el mundo que se han convertido en caparazones, vacíos de vida. Desde el comienzo de mi enfermedad, estoy encerrada en casa. Escribo como siempre, pero vivo en suspenso, con miedo. Imagino el futuro. ¿Será una restauración de lo que hubo o una realidad completamente distinta?”.

Finalmente, Richard Ford habló de cómo enfrenta el aislamiento desde el pueblito de Maine en el que vive. La particularidad es que Ford, al igual que muchos de sus vecinos, vive aislado del resto del mundo durante gran parte del año: “La ‘cuarentena’ es la manera que tiene Maine de salir adelante. Esto queda muy al norte, de camino a ninguna parte excepto Canadá. El resto de la gente está allí abajo. La distancia social es nuestra idea de una comunidad estrechamente unida”. 

Las Karamazov, un refugio entre Pocitos y Parque Batlle
Montevideo tiene una cantidad considerable de librerías. Es cierto: no tenemos tantas con Buenos Aires, pero se la peleamos. Por eso, y buscando acompañar a estos emprendimientos temerarios que se la juegan y luchan por mantener a flote un mercado complicadísimo como el editorial, es que vamos a tener este espacio para destacarlas. Será una librería por mes.

La de esta primera entrega es Las Karamazov. Está ubicada en Rivera, entre Brito del Pino y Francisco Soca y para los que vivimos por ahí ya es la librería del barrio. El local es pequeño, pero sus dueñas lo mantienen impecable y es imposible no frenar ante su seductora vidriera. Además de un catálogo completísimo que incluye un montón de ediciones preciosas, Las Karamazov se destaca por ser un espacio multidisciplinario; allí dan talleres escritores como Fabián Severo y Ramiro Sanchíz, y de vez en cuando hay presentaciones y acontecimientos literarios. ¿Todavía no la conocés? Date una vuelta, que es encantadora. 

Lecturas solidarias y una despedida

No son épocas fáciles y no parece que la situación vaya a mejorar a corto plazo. La emergencia sanitaria se sumó a los problemas económicos y no son pocas las familias que están precisando, por estos días, de un respiro. Pero el espacio para ayudar siempre está. E incluso en este contexto lo podemos hacer de la manera más simple de todas: quedándonos en casa leyendo.

Eso es lo que propone una iniciativa que involucra a varias librerías y editoriales y que lidera la distribuidora Gussi. Por cada libro que se compre en alguna de las empresas adheridas durante abril y mayo, se donará el 10% al proyecto Canastas Uy, que propone comprar y entregar alimentos a familias que lo necesitan. La lista de locales se puede encontrar en este link.
 


Y este es el fin. Espero que hayas llegado hasta acá y que esta herramienta mensual de lectura te haya parecido, al menos, digna de una secuela. Porque la tendrá, eso es seguro.

Queda una última cosa. La newsletter se llama Epígrafe y toma su nombre de las frases que se ubican en las primeras páginas en blanco de los libros, frases que de alguna manera se relacionan con lo que vamos a leer. Para estar en consonancia con el título que nos enmarca, vamos a terminar cada mes con uno diferente. El de hoy será el siguiente, que se publicó en La única historia, la última novela del inglés Julian Barnes y uno de mis libros favoritos del 2019:
 

Novela: un cuento corto, por lo general de amor.

Samuel Johnson, A Dictionary of The English Language (1755)

 

¡Nos leemos el mes que viene!

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.