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2 de diciembre 2023 - 13:36hs

Es probable que te hayas enterado de que en El Observador nos mudamos. Es algo que ha surgido en alguna que otra de las newsletter que quizás te lleguen —la diaria de Caro Delisa, o la última edición de Doble programa, de Nico Tabárez y Carla Colman— y tiene sentido que así haya sido, porque en algún punto nos cambió el aire, el ánimo y también la vista, claro: ahora vemos una inmensa porción de la Rambla mientras tecleamos. Un poco nos distraemos, pero ya nos vamos a acostumbrar. Y no sabés lo que es hoy, viernes, con la tormenta que se nos vino encima.

Otra cosa que cambió fue la distribución de los lugares donde usualmente nos sentamos. Ahora Tendencias, la sección a la que pertenezco, está en línea , pero a mi derecha tengo una vecina nueva: la ya mencionada editora member Carolina Delisa. Y si la menciono es porque, en estos poquísimos días de primera convivencia, ya evidencié que este rincón de la redacción se convertirá, si ya no lo es, en un polo de discusiones. Ayer, de pique, tiramos tres preguntas al azar, dos de ellas vinculadas a la lectura:

1. Si tuvieras que seguir teletrabajando, pero tuvieras la posibilidad de hacerlo desde cualquier punto del mundo, ¿desde dónde lo harías?

2. ¿Qué es un libro largo y qué tipo de lectura garantiza?

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3. ¿Es deseable o sano leer varios libros a la vez?

La primera de las preguntas terminó en la newsletter Member del viernes. La segunda, fue un tema de conversación en un programa especial de Oír con los ojos, del que participé y que se hizo en vivo cuando el poeta y escritor rumano Mircea Cartarescu nos visitó en octubre.

La tercera decantó en el tema para esta edición de Epígrafe. Así que ya, de entrada, te pregunto: ¿lees más de un libro a la vez? ¿Esperas a terminar uno para arrancar otro? ¿Por qué? Contame a [email protected].

Lo que yo tengo para decir viene a continuación.

Páginas superpuestas

Hubo una época en que me parecía una locura. Porque ¿cómo vas a leer varios libros a la vez? ¿No atenta contra la dedicación que cada uno se merece?

Bueno, la práctica me demostró que no. Y creo que me empezó a pasar a partir de mi trabajo en el periodismo cultural. Hubo un momento en que las notas vinculadas a la literatura empezaron a superponerse y de repente hubo que superponer también las lecturas para cumplirlas. Imagino una ventana de duda que se abrió en ese momento y que ahora no recuerdo: una lectura por placer que de repente se ve invadida por la lectura por necesidad. El apocalipsis. 

Pero al final no pasó, y lo que sí se generó esa situación fue un cambio en la forma de entender mi propia capacidad para “fragmentar” la atención. Porque está claro que cuando hablamos de leer varios libros a la vez no lo decimos de forma literal —ya que no se puede a menos que, no sé, se superpongan las páginas—, sino de aprender a intercalar y ordenar el lugar que las historias o las narraciones —o la poesía, o la novela gráfica, o lo que sea— ocupan en nuestra cabeza.

Es posible también de que esa necesidad de leer en simultáneo esté azuzada por el ritmo de publicación actual y mi ya aceptada desesperación por empezar aquello que llega a librerías y me llama la atención, o ese título quizás más antiguo que sin embargo se me cruza entre ceja y ceja y que no puede esperar su turno en la mesa de luz. La ansiedad lectora es un mal que padezco, e intento convivir lo mejor posible con ella sin caer en una forma furtiva y poco provechosa de la lectura.

Hoy no puedo pensar en no estar leyendo un libro a la vez. Es una idiotez, porque el tiempo es el mismo, pero en algún punto siento que si no leo así se me escapa. En fin.

Tengo reglas, de todos modos. No es cosa de tirarse así nomás al agua. Estas son algunas:

1. No leo dos novelas a la vez.

2. Uno de esos libros tiene que ser no ficción, sea lo que sea.

3. La no ficción se puede mezclar, pero no el ensayo con el ensayo. Sí el ensayo con la crónica.

4. Se pueden leer libros de cuentos en simultáneo y en las cantidades que se quieran. 

5. Me gusta, al menos, que un diario me esté acompañando siempre. En general de escritores, pero se habilita la presencia de otras disciplinas.

Y claro, estoy leyendo cosas a la vez en este mismo momento:

Empecé Las aventuras de la China Iron, de  Gabriela Cabezón Cámara, una reivindicación de esta figura presente en la histórica Martín Fierro que ha tenido un éxito tremendo en todo el mundo.

Desde hace varios meses me acompañan los Diarios y cuadernos  de Patricia Highsmith. Cada dos, tres o cuatro días leo una entrada y así voy. Es voluminoso, pero no hay apuro.

Tengo en proceso Mad Men Carroussel, un libro que me prestó Nico T y que está acompañando mi visualización de la icónica serie de Matthew Weiner. Sí, estoy viendo  Mad Men por primera vez.

Estoy enganchado con Desaparecer en El Otro Monte, de la uruguaya  Selene Hékate, una ficción extraña, que ganó uno de los incentivos Felisberto para la publicación de cuentos, pero lo siento más cerca de la novela. En fin, para no romper con mi propia regla diré que es un “híbrido”. Porque, de hecho, lo es. Y también es muy recomendable.

Estoy preparando un episodio especial del podcast de cine que integro, y que se llama Santas Listas, sobre el maestro Ingmar Bergman. Leo, entonces, un poco por trabajo pero más por placer, sus memorias, Linterna mágica. Me lo compré usado en la calle en La Pedrera hace varios veranos. Le llegó el momento.

Estuve investigando —googleando— sobre el tema para esta newsletter. Todas las páginas que encontré no tienen resultados concluyentes sobre si leer varios libros a la vez o no mejora algún tipo de indicador cognitivo o no. Qué sorpresa. No sé qué esperaba. Está claro que todo tiene que ver con la preferencia y la comodidad de cada uno. No hay respuestas correctas.

Quise ver qué opinaban mis lectores adyacentes. Le pregunté a nueve amigos/colegas que sé que leen con intención, qué opinaban. 

Las respuestas de los que NO leen varios libros a la vez:

Salvo que sean libros de no ficción, me cuesta concentrarme en más de uno a la vez y retener la información.

Intento no leer varios libros a la vez, me gusta concentrarme en una historia y por lo general me cuesta con más de una. A veces lo hago, pero trato de que en ese caso sea una novela y uno de no ficción.

Las veces que lo he intentado termino abandonado el que menos me interesa hasta terminar el que más me gusta. Solo lo hago si uno de los libros es de esos que se pueden leer por capítulos que son independientes entre sí y lo agarro cada tanto.

Necesito concentrarme en uno. Pienso mucho sobre lo que leo y si tengo varios frentes abiertos termino no dedicándole lo que a mí me gusta. No tengo facilidad para concentrarme y entrar en el mundo del libro me lleva un proceso. Salir también.

No puedo por el resultado que se produce durante y post lectura: la inmersión, involucramiento y maduración que genera un solo libro en la mente es de más alta calidad que cuando se mezclan varios. Pero se puede ser flexible y admitir géneros distintos (un ensayo y un libro de cuentos, una novela y cuentos, un libro de historia y uno de poesía). Dos novelas es inviable.

Las respuestas de los que SÍ leen varios libros a la vez:

Prefiero enfocarme en una lectura a la vez, pero si la necesidad lo impone (trabajo, por ejemplo), puedo leer más de una cosa. También tengo lecturas simultáneas pero de formatos distintos: por ejemplo, puedo estar leyendo a la vez una novela gráfica y un libro en prosa.

Salvo la Comedia o la Vida de Samuel Johnson o Ficciones, ningún libro por sí solo es compañía suficiente.

Lo hago para tener qué leer. Porque cuando me dan ganas de leer, no es leer y punto. Dependiendo del momento pueden ser cuentos o unos versos, o ganas de leer algo de política, de terror o de ciencia ficción.

No tengo muy claro para qué leo varios libros a la vez. Tal vez para combatir cierta ansiedad. O para sentir que de esa manera puedo leer determinados libros que, de otra manera, no leería. Por ejemplo, no soy una gran lectora de ensayos, no es porque no me guste, sino porque prefiero leer novelas. Por eso me gusta tener siempre un ensayo cerca, es un libro que leo con otro ritmo. Lo agarro cuando tenga ganas y sé que no voy a perder el hilo. Conclusión: leo más de una cosa a la vez para leer más variado.

La discusión se zanjó: no hay discusión. La lectura, como debe ser siempre, es patrimonio de la preferencia personal.

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