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¿Por qué hay que leer a Annie Ernaux, la última premio Nobel?

La última edición de Epígrafe, la newsletter literaria de El Observador está dedicada a la autora francesa de 82 años, cuyos libros acaban de llegar en avalancha a librerías uruguayas
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25 de marzo de 2023 a las 05:02

Estoy un poco cansado de la autoficción. Sé que no soy muy original al decirlo. También sé que soy un hipócrita: la autoficción está en todos lados, en todas las literaturas, no es nueva, no está en auge porque siempre lo estuvo, hay autores que la practican siempre y me encantan, la vida se mete en la escritura sin control y lo tengo claro, Madame Bovary soy yo, todo eso es cierto, lo acepto, es así. Pero también estoy cansado. Quizás, cansado de la idea. De la venta. De que todo lo que vivimos puede ser contado. O de que tiene que ser contado. Que nos importa contarlo. ¿Todas las vidas lo merecen? No sé. Supongo que se trata de encontrar la forma. En fin.

Pese a ese cansancio, de todas formas, pasaron cosas. Por ejemplo: de repente apareció Annie Ernaux. Y cuando digo “de repente apareció” no me refiero a que sus más de 50 años de carrera no significaran nada antes, sino que ganó el Nobel de literatura y ese es el mayor trampolín editorial que jamás ha existido y una garantía de que, de un día para el otro, tus libros van a aparecer en las vidrieras de absolutamente todo el planeta. Promotora incansable y constante de la mencionada autoficción, el pasado 6 de octubre Ernaux pasó en minutos de ser una firma destacada y elogiada más que nada en los círculos atentos a la francofonía, a uno de los nombres principales del mercado mundial. Yo fui uno de los que cayó en su espiral gracias al premio. No me da vergüenza decirlo y, de hecho, lo reafirmo: por suerte pasó.

Lo que sucedió fue que en cuanto empecé a leer más sobre ella —apenas tenía una vaguísima idea de quién era— y a entender que sus novelas breves y personalísimas enroscaban su existencia a la globalidad de una emoción, que proyectaban su mundo para reflejar el exterior, la necesidad de ser parte de esa saga íntima empezó a ser seductora.

Por suerte la maquinaria editorial no dejó pasar la espuma y antes de que pudiéramos quejarnos de la imposibilidad de encontrar sus libros en Uruguay, Tusquets lanzó cuatro: El acontecimiento, El lugar, La vergüenza y Pura pasión. Ahora, hace poquísimos días, la editorial española Cabaret Voltaire desembarcó en librerías uruguayas con otros diez títulos. La diferencia entre las ediciones se nota en la propuesta estética y también en el precio: los de Cabaret Voltaire son bellísimos y carísimos.

Así, en las últimas semanas empecé a leer y a perderme en la prosa cruda y aparentemente desnuda de Ernaux. Me fascinó su transparencia, la capacidad que tiene para sacudir las emociones con textos que, en general, prefieren ser más ascéticos que sobrecargados. Me gusta eso: el dolor plano, la confesión fría, la aceptación resignada de que los engranajes de la vida se acomodan solos, me gusta la manera en la que el tiempo lima el sufrimiento y el mal o buen recuerdo termina siendo eso: un recuerdo. En el medio escupí el prejuicio de la autoficción y me dejé llevar por sus relatos de posguerra, fotografías en sepia, gritos en las calles del Mayo francés, por el sexo que lo empapa todo, el deseo como catalizador del albedrío humano, una llamativa y ocasional inclinación por los detalles escatológicos, las escenas con la sangre en el piso, la melancolía aferrada en las provincias, los cuerpos templados por el sol del siglo XX, el tirón de la política, la veta revolucionaria, la contradicción doméstica y el torrente de una vida que se abre en afluentes infinitos. Que llegan hasta la nuestra, hasta el centro de sus lectores.

El cumpleaños de Epígrafe —esta edición marca el tercer año de la newsletter— está dedicado a ella. Y como Ernaux titula sus novelas de forma escueta y figurativa, eso mismo pasará acá a partir de ahora. Epígrafe se entregará a la generalización de las palabras propuestas por esta autora de 82 años para desglosar algunas claves de lectura. Ojalá algo de todo lo que sigue termine por llevarte a algunos de los títulos de esta avalancha maravillosa que se nos vino encima.

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