Opinión > OPINIÓN / NELSON FERNÁNDEZ

La ola progresista se ha acabado y Petro puso la lápida

Fin de un ciclo que impulsó refundación constitucional y socialismo de siglo XXI
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16 de junio de 2018 a las 05:00
El tiempo de la "ola progresista" sudamericana ha concluido. Esa corriente de izquierda con acento socialista y espíritu refundacional, con inspiración en próceres de la ruptura con el colonialismo, perdió fuerza, tuvo un repliegue y ha dado paso a una transición de otra época, que no se sabe de qué tipo será ni siquiera cuándo podrá comenzar a extenderse.

La "ola" pasó y la "patria grande" sigue un sueño para los que la tienen como un norte político; nunca como esta vez estuvieron tan cerca de concretarla, pero el ALBA, la Celac y la Unasur, siglas o acrónimos que aluden a organizaciones con las que se buscó afianzar una nueva Sudamérica, hoy son apenas cáscara.

Ya ni se habla de si Venezuela integra o no el Mercosur.

Un excomandante de guerrilla insurgente de la izquierda colombiana, que cuenta con alta popularidad como para llegar mañana a la definición presidencial, y que hasta hace pocas semanas tenía como imagen de presentación una foto con Lula, Dilma, "Pepe" Mujica y Lucía Topolansky, acaba de ilustrar el fin de esa ola: se sintió en la necesidad de reforzar al máximo la toma de distancia con el "eje bolivariano".

Este fenómeno de fin de ciclo realza la importancia de las elecciones uruguayas de 2019, porque el Frente Amplio se pondrá a prueba ante las urnas, y en caso de ganar será el ejemplo de alianza exitosa para victorias electorales y para gobernar, y quedará como una llama prendida en el continente, a la espera de ver cómo se arma una nueva "ola".

Guerrillas socialistas('60-'70), dictaduras militares ('70 y principios de '80), redemocratización con gobiernos de centro ('80), impulso de liberalismo económico ('90) y la irrupción del "progresismo", (de '98 hasta hace poco) fueron las olas replicadas en cada país de la región (eso más allá de diferencias del contenido de la propuesta en cada caso).

Colombia fue el único país de Sudamérica que no se sumó a la "ola progresista" y en las puertas de una elección presidencial, el candidato más a la izquierda de Colombia, Gustavo Petro, que mañana disputa el balotaje ante el candidato más a la derecha de ese país, Iván Duque, apostó a una imagen fuerte: anunciar que no hará todo aquello que suena a "bolivariano", como expropiar, crear una asamblea constituyente, descuidar las cuentas fiscales, entre otros planes del "socialismo del siglo XXI".

Aparte de su voluntad política o sus intenciones programáticas, las chances de Petro son escasas, si ganara, tiene una minoría muy chica en el Congreso (4 senadores en un total de 108 por ejemplo), y si hiciera alianzas con otros partidos debería correrse al centro y a la centroderecha para que el Congreso le vote leyes.

Pero, ¿qué fue lo que hizo Petro? Frente al Obelisco construido en 1850 en homenaje a los próceres del país, mostró unas tablas en piedra (o mármol) con una especie de "12 mandamientos" y respondía a las preguntas que le hacía en voz alta el ex alcalde de Bogotá: Antanas Mockus.

-¿Se compromete a no expropiar?

-Me comprometo a no expropiar, nunca lo he hecho.

-¿Se compromete usted a no convocar una Asamblea Constituyente?

-Me comprometo a no convocar una Asamblea Constituyente y a convocar a fondo la Constitución de 1991.

-¿Se compromete a manejar los recursos públicos como recursos sagrados?

-Me comprometo a manejar los recursos públicos como recursos sagrados y a mantener la disciplina fiscal. No solo me comprometo, sino que lo he hecho, jamás me he robado un solo peso de los colombianos o las colombianas.

-¿Se compromete a impulsar la iniciativa privada, el emprendimiento y la formalización?

-Ratifico mi compromiso de impulsar la iniciativa privada en millones de colombianas y colombianos, el emprendimiento y la formalización de la economía, con un trabajo decente y con todos los elementos para poder trabajar.

-¿Se compromete a garantizar la democracia pluralista y el respeto a la diversidad?

-Sí, me comprometo, la democracia es el objetivo de mis 40 años de lucha.

-¿Se compromete a respetar el Estado Social de Derecho?

-Sí, me comprometo a defender la independencia entre las ramas del poder público, la participación real y efectiva de la ciudadanía, la justicia social, que son fundamentos del Estado Social de Derecho.



Algunos dirigentes de la izquierda rechazarán la idea de "fin de ciclo", y se aferran a las encuestas de las elecciones de México, en las que el izquierdista Manuel López Obrador es ampliamente favorito, o que Evo Morales sigue fuerte en Bolivia y a que el Frente Amplio se mantiene poderoso en Uruguay. El mexicano también se ha desligado del chavismo.

Pero la evolución política muestra otra cosa: aquel contagio de victorias de izquierda desde 1998 hasta 2014, pudo verse como una ola porque tenía puntos en común fuertes, porque articulaba a nivel internacional, y fundamentalmente porque era vista como una corriente más fuerte, que no se iba a conformar con ganar un par de períodos, sino que iba a encaminarse a cambiar estructuras tradicionales.
Los puntos comunes de la ola fueron los de refundar el país con nueva Constitución, atacar a los poderosos y favorecer a los pobres, aumentar el peso del Estado con más participación o regulación en la economía

En Chile, la izquierda tuvo dura derrota ante Piñera y ha terminado dividida, aunque si recupera unidad podrá competir con fuerza. En Paraguay, el proyecto de izquierda con Fernando Lugo fue efímero; en Argentina, Macri derrotó al kirchnerismo dos veces (2015 y 2017) y la competencia que asoma es entre macrismo y peronismo pero de otro signo que los K.

En Perú, Ollanta Humala había ganado en 2010 con apoyo de socialistas y comunistas pero la última elección se definió entre dos postulaciones de derecha.

En Brasil la votación municipal e 2016 fue muy adversa al PT lo que muestra que no sólo la caída de Dilma, enjuiciada, y la prisión a Lula, son el problema de esa izquierda. Aunque ganara el PT este año, su gestión estará condicionada a un Congreso no permeable a recrear una "ola" de izquierda.
En Venezuela sigue Maduro, pero la oposición ya ganó el Parlamento en 2015, aunque eso fue desconocido.

En Bolivia, Evo Morales enfrentó rechazo popular a su propuesta de reelección pero insiste con eso, frenta a una oposición dividida.

En Ecuador, Rafael Correa terminó derrotado duro en referendum de marzo pasado, y su heredero revierte las políticas sobre economía y libertades de prensa y otros.

En Colombia, Petro tiene poca chance y ya bajó banderas.

No hay una nueva ola de derecha ni una muerte de la izquierda, pero el repliegue del "progresismo" o "populismo" ha mutado a una fase más dura.

Y aunque pueda darse aquellos de ciclos no lineales, el "corsi e ricorsi" descripto por el filósofo italiano Giambattista Vico en 1774, la ola que tiñó el continente de una izquierda no homogénea, ha concluido. Faltaba que alguien le pusiera "The End" para cerrar la película: Petro lo hizo.

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