Elon Musk, el controvertido multimillonario propietario de Tesla, X (ex Twiter) y Space X, se ha relacionado en forma estrecha con el aparato militar norteamericano a partir de la expansión de sus negocios en el espacio con la red de satélites Starlink que es usada en forma creciente como un medio indispensable para las operaciones de Estados Unidos en Ucrania y en todo el mundo.
El control personal de más de 4.500 satélites de órbita baja (que planea llevar a 43.000) muestra con claridad los riesgos inherentes a la propiedad y el uso de la alta tecnología en pocas manos privadas.
Altos generales del Pentágono, junto con miembros de alto nivel del ejército ucraniano, se reunieron recientemente con Musk para comprar acceso a las capacidades de Internet que ofrece su red satelital Starlink, que es una división de otra de las corporaciones de Musk, SpaceX.
El ejército ucraniano ha confiado en los satélites de Musk para comunicarse y coordinara sus ataques militares contra Crimea, que ha vuelto a estar bajo control ruso desde 2014. Según las decisiones tomadas en los días de la Unión Soviética, la región estuvo bajo administración ucraniana desde la década de 1950.
Según un informe del New York Times, Musk, el hombre más rico de la Tierra, ha superado a todos los gobiernos del mundo, incluido el de Estados Unidos, para convertirse en la fuerza dominante en la tecnología de Internet satelital. Incluso para los empresarios capitalistas comprometidos con la propiedad y el control privado de las empresas, ese hecho ha hecho sonar algunas campanas de alarma en todo el mundo.
Según el NYT, el 17 de marzo, el general estadounidense Mark A. Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto, el general Valeriy Zaluzhni, líder de las fuerzas armadas de Ucrania, y Elon Musk hablaron por una línea segura generada por los satélites de la red Starlink. En la conversación, se tomaron decisiones en tiempo real sobre los esfuerzos militares contra las fuerzas rusas en Ucrania y se compartieron informaciones de inteligencia recopilada por los satélites.
Musk está aumentando su riqueza ahora al vender información a Estados Unidos y Ucrania que ninguno de esos países tendría sin él. Casi no hay regulación ni control público sobre la actividad de un hombre que tiene en sus manos el destino de miles de millones de personas.
Para empeorar las cosas, los principales líderes del Pentágono, para operar la maquinaria de guerra que cuesta a los contribuyentes estadounidenses casi US$ un billón al año, consultan con él regularmente sobre la guerra en Ucrania.
Los 4.500 satélites Starlink en el cielo son la única fuente de Internet y de Internet de alta velocidad utilizada con fines militares en Ucrania. Los mapas que muestran la ubicación de estos satélites sobre Ucrania en un momento dado ayudan a confirmar esto, pero también revelan que la única parte del país que no está saturada con la cobertura de Starlink desde 2022 son las partes orientales bajo control ruso. Sin embargo, incluso en esas regiones, Starlink llega a gran parte del área y está aumentando su cobertura.
La saturación del espacio de Musk con sus satélites es tan extensa que ya ha cambiado la apariencia del cielo nocturno en todo el planeta, algo que no sucedía desde hace miles de millones de años.
En la guerra de Ucrania, Starlink se está utilizando para coordinar ataques con aviones no tripulados contra los rusos tanto en Ucrania como a través de las fronteras con Rusia. Casi toda la recopilación de inteligencia en Ucrania se coordina a través de Starlink.
El ejército de Estados Unidos es ahora el cliente más grande del mundo de Starlink y las fuerzas armadas japonesas se unen a las filas de los principales clientes de Musk. Musk, por lo tanto, junto con el Pentágono, se ha convertido en un importante facilitador de políticos e industriales en Japón que están dejando de lado el compromiso de ese país con el pacifismo después de la Segunda Guerra Mundial.
El poder de Musk sobre lo que se ha convertido en un instrumento militar. Solo él puede cerrar el acceso a Starlink, ya sea que el cliente sea un país o su ejército. Él hace alarde abiertamente de su poder: “Entre Tesla, Starlink y Twitter, es posible que tenga más datos económicos globales en tiempo real en una cabeza que nadie”, ha declarado.
El ministro de actividades digitales de Ucrania, Mijailo Fedorov ha dicho en una entrevista que “Starlink es de hecho la sangre de toda nuestra estructura de comunicación ahora”.
En Estados Unidos, incluso los equipos controlados por el gobierno como la NASA ahora dependen casi por completo de SpaceX para su tecnología de Internet y su capacidad para coordinar planes de vuelo.
Según el NYT, el ejército, las empresas y otras instituciones de Ucrania utilizan ahora más de 42.000 terminales Starlink. Un alto oficial ucraniano le dijo al diario que “sin Starlink, no podemos volar, no podemos comunicarnos”.
Starlink ingresó al mercado ucraniano poco después de que comenzara la invasión rusa en 2022, pero ahora, solo un año y medio después, ejerce el control total de las comunicaciones en ese país.
Otro aspecto inquietante de la situación de Starlink es que, si bien Musk se beneficia de su papel en la guerra en Ucrania, gran parte del costo de su operación es asumido por los contribuyentes estadounidenses, siendo el gobierno federal uno de los principales financiadores de las operaciones.
(People’s World, NYT y agencias)