Después de los Juegos Olímpicos de 1992, Barcelona pasó a integrar otra categoría. El evento más importante del planeta cambió la fisonomía de la ciudad, la cultura deportiva y puso a los catalanes en un nuevo rumbo, al mismo tiempo que los colocó en otra órbita. Los Juegos de 2008 establecieron un antes y un después para China, especialmente para el mundo occidental. A partir de 2013 comenzará para Rusia un ciclo de seis años que propone una agenda deportiva con Mundiales, Juegos Olímpicos de Invierno y fechas de la Fórmula 1, que intentan posicionar al país más grande del planeta en el podio de las potencias desde el impulso que brinda el deporte.
El deporte siempre fue un trampolín para consolidar a las grandes naciones, y así lo entendió el propio presidente Vladimir Putin, quien se puso en primera fila y consiguió la organización de la mayoría de los grandes eventos que tendrá como broche de oro el Mundial de Fútbol de 2018.
Fútbol, atletismo, natación, hockey sobre hielo, rugby, automovilismo decidirán las competencias más importantes en Rusia, que abrirá en junio del próximo año una nutrida agenda con el Mundial de rugby seven.
Ser anfitrión de las principales competencias tiene un elevado costo, que el gobierno de Putín asumió. Para organizar una fecha del circuito de la Fórmula 1, Rusia paga a la FIA unos US$ 40 millones y aseguró para 2014 la construcción de un circuito en Sochi que costará unos US$ 200 millones. De esa forma los rusos se aseguran siete Grandes Premios y la opción de extender el contrato por cinco años.
A la Federación Internacional de Natación los rusos le prometieron construir en la cancha del estadio de fútbol de Rubi Kazán un complejo de natación nunca visto. La estructura será desmontada después de la competencia que se desarrollará en 2015, para devolver a los aficionados la cancha de fútbol.
Además, en el contexto de la promoción de la natación, Rusia construyó en los dos últimos años 400 piscinas como parte de su política de gobierno.
“Para ellos el deporte es muy importante”, dijo a El Observador Julio César Maglione, presidente de la Federación Internacional de Natación y del Comité Olímpico Uruguayo, quien vivió en carne propia el interés de los rusos por imponerse como anfitrión de las grandes competencias deportivas. “El deporte sirve para reforzar la imagen de un país, de potenciarlo”, agregó el uruguayo.
Este año Maglione viajó tres veces a Rusia y siempre confirmó el creciente interés del gobierno por esa apuesta al deporte.
Para el Mundial de fútbol Rusia estima que invertirá US$ 20 mil millones. De esa forma pondrá en circuito mundial a 12 ciudades que recibirán a los mejores jugadores del planeta.
Moscú, Kazán, Sochi y San Petersburgo son las cuatro ciudades que más invierten para la organización de las competencias.
Putin, octavo dan de judo, busca a través del deporte poner a su país en el podio de los países más influyentes del planeta y aprovechar el efecto positivo que siempre genera una contienda en un campo de juego.
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