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La sangre búlgara como legado

El deporte permitió que Sasha Aneff hiciera el camino inverso de sus ancestros más de medio siglo después; el exdelantero de Defensor Sporting aterrizó en Bulgaria, la tierra de sus abuelos Andrei y Liny
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22 de noviembre de 2012 a las 19:23

Andrei Aneff creció en Sofía, la capital de Bulgaria, en la Europa de la preguerra. Su familia se conocía con la familia de Liny Michailowska, pero la guerra los separó: mientras Andrei emprendió rumbo de su Bulgaria natal a Suecia, en los primeros años de la década de 1940 para realizar una maestría en Ingeniería Industrial, Liny y su familia emigraron en 1944 a Río de Janeiro porque allí tenía un tío búlgaro. Liny contaba 12 años. En 1946 Andrei Aneff se vino a Montevideo a trabajar en la fábrica Fleischman. En la década de 1950 y por esas cosas del destino, Liny Michailowska llegó a Montevideo a estudiar arquitectura y se reencontró con Andrei. Se casaron y tuvieron dos hijos: Ivan y Andrei, el padre de Sasha Aneff.

Cuando niño Sasha Aneff demostró condiciones para ser futbolista. Tuvo mucho que ver en su formación Pola Belora, la madre de Fernando Morena, quien se contactó con Richard Marcheli y el profesor César Santos, de Defensor Sporting, y allí recaló Aneff, a los 11 años. Su madre Silvina Medrano lo llevaba a entrenar y Sasha formó las selecciones juveniles de Uruguay y jugó en la primera de Defensor Sporting y Racing.

La llegada a Bulgaria

A comienzos de 2012 Aneff se fue a préstamo a Racing, a pedido del entrenador Jorge Giordano: “Había realizado una pretemporada en diciembre, en el Campus en Punta del Este, con el preparador físico Andrés Barrios; me sentía titular para afrontar el campeonato que se aproximaba, pero tuve mala fortuna con las lesiones, por lo que no pude tener la continuidad deseada”, recordó el delantero.

Tras superar las lesiones y listo para afrontar el 2012-2013 en Defensor Sporting, las noticias de su representante, Pablo Bentancur, le hicieron cambiar de rumbo: “hubo opciones de ir a Italia y finalmente vine a Bulgaria, al Botev Vratsa, un equipo que formaba parte de un proyecto de empresarios italianos, vinculados a Palermo. Quiso el destino que más de medio siglo después, de que sus abuelos Andrei y Liny dejaron Bulgaria, él fuera a la tierra de sus ancestros: “Mi abuela estaba chocha de la vida al saber que yo vendría a jugar a Bulgaria, también mi padre; él siempre quiso que yo conociera Bulgaria y de hecho el viene habitualmente”.

La vida en Vratsa

Vratsa es una pequeña ciudad del noroeste de Bulgaria, cuenta Sasha: “viven 60.000 personas, está rodeada de montañas y un lago enorme, lo que constituye un muy lindo paisaje. El centro de la ciudad tiene muchos comercios y restaurantes: es una ciudad muy tranquila.”

El reencuentro con Lores

La marcha a Botev Vratsa permitió a Sasha Aneff el reencuentro con Ignacio Lores, también formado en Defensor Sporting, y jugador de Palermo de Italia, que está cedido en el club búlgaro. Aneff y Lores viven juntos en Vratsa: “Con Nacho nos conocemos desde los 12 años, fuimos al bachillerato en el San Juan Bautista juntos (Sasha fue toda la Primaria y Secundaria al Colegio Alemán); además nuestros padres también se conocen desde buen tiempo”. También está en el mismo equipo el lateral Pablo Caballero, ex jugador de Nacional, con un pasaje previo por el fútbol suizo: “Pablo es una persona bárbara, hemos hecho un gran grupo, como una familia, que nos ayuda al estar lejos de Uruguay”.

En cuanto al nivel futbolístico el ex Defensor Sporting narró: “Las canchas y las instalaciones son buenas, hay un nivel interesante como para dar el salto a las grandes ligas de Europa. El equipo histórico acá es el CSKA de Sofía, pero los que mejor juegan son Levski y Slavia (ambos también de la capital)”.

Sasha tiene familia en Bulgaria: “Son familiares y personas que conocen a mi padre, se preocupan mucho por mi, me llaman y se interiorizan de como estoy”.

Con un presente en Botev Vratsa y a la espera del duro invierno en los montes Vratsa, Sasha Aneff regresó, y con orgullo, a la tierra de sus abuelos: Andrei y Liny.

El idioma búlgaro

“Cuando digo que me llamo Sasha, aca nadie me pregunta: ¿en serio ese es tu nombre? bromea Sasha”. Las nuevas generaciones de los Aneff en Uruguay, mantienen la tradición de los nombres búlgaros, tal el caso de Sasha, su hermana Lara y sus primos Alexander, Andrei y Maxim. “El idioma es difícil, mi padre, que vino conmigo cuando llegué a Bulgaria, lo habla muy bien, ya que lo aprendió de mis abuelos; además antes de venir, mi madre me proporcionó un diccionario como para conocer más del idioma”.

Su abuela pintora

La marcha a Bulgaria para continuar su carrera como futbolista le implicó a Sasha Aneff, aplazar, al menos por ahora, su otra carrera. la de Arquitectura, de la que Sasha estaba cursando el segundo año.

El futbolista espera retomar sus estudios y seguir así los pasos de su padre, Andrei, también arquitecto y que es empresario de la construcción. Su abuela búlgara Liny Aneff, también es arquitecta, y es una pintora de conocida trayectoria en Uruguay, con cuadros que han participado en exposiciones y por lo que ha recibido distinciones.

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