Eduardo Espina

Eduardo Espina

The Sótano > OPINIÓN

La semana de la destrucción

El huracán Dorian se ha convertido en monstruo imprevisto e imprevisible, y todo indica que será noticia de portada durante los próximos días
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02 de septiembre de 2019 a las 05:02

Una de las grandes diferencias entre los huracanes y los tornados, es que los primeros tienen un desarrollo explícito, permitiendo seguir a través de radares el proceso durante el cual ganan poderío y la ruta que tomarán casi al pie de la letra, por más que en ocasiones, sin decir agua va, puedan cambiar su destino final a último momento.

Desde hace días, el huracán Dorian –que el domingo de tarde al acercarse a las cosas de Bahamas era categoría 5- ha venido generando pánico en una amplia zona del Caribe y ahora se dirige a la costa estadounidense con monstruoso poder destructor. El epílogo de la destrucción se convertirá en noticia de portada por varios días, semanas. Lo mismo que en los últimos dos años, las primeras planas de septiembre estarán acaparadas por los efectos devastadores de la naturaleza en acción.

Nuevamente una amplia zona de Florida será el epicentro de la destrucción final. En ese estado de la Unión Americana radican millones de personas que no nacieron ahí, pero que eligieron la costa del estado de Florida para iniciar una nueva vida (gran mayoría de ellos son jubilados), pues, el buen tiempo siempre es preferible a los días fríos, helados, con nevadas y todo eso, que caracteriza al clima de los estados del Norte.

Debido al deterioro del planeta, el cual continuará favoreciendo la inflación de catástrofes, ahora todos tenemos más posibilidades de experimentar en vivo y en directo un desastre natural, pues el número de estos se ha cuadriplicado en las últimas décadas. A principios de la década de 1980 el planeta experimentaba anualmente unos 120 desastres naturales. Los huracanes, entonces, si bien no eran exóticos, carecían de la regularidad que tienen en estos tiempos. Hoy en día las figuras indican que el planeta experimenta unos 500 desastres naturales por año.

La cantidad viene acompañada de calidad, ya que estas, las del hoy, son tormentas capaces de arrasar con ciudades enteras, como pasó en Nueva Orleans años atrás con el huracán Katrina, agregando nuevos elementos a interpretar al registro de tormentas tropicales que se viene realizando desde hace 167 anos.  

En la película El día después de mañana, los vuelos comerciales se suspenden debido a las fuertes turbulencias que afectan al planeta. El clima sufre un cortocircuito que de continuar –y nada indica que lo contrario vaya a suceder- terminará dejando a la ciudad de Nueva York como en la era glacial, a Los Angeles totalmente destruida por violentos huracanes que nunca antes había afectado esa zona del mundo, y a Miami deshabitado.

Los desastres naturales, a pesar de su aterradora ferocidad, siempre han seducido a la imaginación humana y su poder devastador ha sido reproducido en varias películas mediante efectos especiales. Claro está, los desastres naturales, sobre todo aquellos en los cuales la realidad derrota por nocaut a la fantasía, son mucho más disfrutables en cine, no en la realidad donde sus consecuencias suelen ser terribles incluso para los supervivientes de los mismos.

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