Dormir y comer forman parte de la rutina de los bebés. Ambos comportamientos son fundamentales para el desarrollo físico y mental del niño y, en particular, dormir la siesta es clave para fijar lo que aprenden durante el día.
Según un artículo publicado en la revista Proceedings of National Academy of Science (PNAS), dormir media hora de siesta les permite retener más información 24 horas después de haberla adquirido.
“El sueño mejora la consolidación de la memoria declarativa –encargada de evocar conscientemente datos y recuerdos– en niños de entre 6 y 12 meses”, explicó Sabine Seehagen, investigadora en psicología infantil y juvenil de la Universidad Ruhr de Bochum, autora principal del estudio, al Servicio de Información y Noticias Científicas de España.
El sueño mejora la consolidación de la memoria declarativa -encargada de evocar conscientemente datos y recuerdos- en niños de entre 6 y 12 meses", explicó Sabine Seehagen, investigadora en psicología infantil y juvenil
A esta conclusión han llegado los científicos tras realizar una serie de experimentos en los que 216 bebés de entre 6 y 12 meses tuvieron que repetir ciertas acciones con títeres, cuatro horas después de haberlas aprendido por primera vez. Aquellos que durmieron durante al menos media hora en ese intervalo obtuvieron mejores resultados y, además, siguieron reteniendo la información 24 horas después.
Según los investigadores, el sueño impide que otros acontecimientos interfieran en la fijación del recuerdo, pero no solo eso, “gracias al sueño se pone en marcha un importante proceso de fortalecimiento de la memoria”. Para ello, los bebés necesitan dormirse relativamente pronto después de aprender la información novedosa.
Mientras el niño duerme, se codifican los recuerdos y se transfieren del hipocampo –parte del cerebro implicada en la memoria inmediata– al neocórtex –área involucrada en la memoria a largo plazo–. “Es posible que en el cerebro de los bebés, el hipocampo tenga una capacidad muy limitada y dormir sea su modo de descargar información en el neocórtex antes de olvidarla”, añadió la investigadora.
El estudio no aclara si existen diferencias entre descansar por la mañana o por la tarde.
Los investigadores aseguran que el efecto beneficioso de la siesta se mantiene durante toda la vida. “Además de ayudar a la consolidación y fortalecimiento de la memoria, el sueño sirve para analizar los problemas y encontrar nuevas soluciones”, afirmó Seehagen.
En el caso de los adultos, un estudio de 2009, realizado por la Universidad de Northwestern (Estados Unidos), constató que el cerebro igualmente emplea el tiempo del descanso para la fijación de los recuerdos.
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