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La visita del mandatario chino a Arabia Saudita tiene el sello de una alianza estratégica

Las medidas de distención por el Covid 19 en el país más poblado del planeta coincidieron con el viaje de su presidente a Riad, la capital de Arabia Saudita, donde firmó una treintena de acuerdos con el príncipe heredero Mohamed bin Salman. El pomposo recibimiento a Xi Jinping contrasta con el frío trato brindado a Joe Biden en julio pasado
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12 de diciembre de 2022 a las 05:04

El encuentro entre Xi Jinping y Mohamed bin Salman entre el miércoles y el sábado pasados es un hito geopolítico que debe mirarse con atención. En efecto, Arabia Saudita recibió al presidente chino con alfombra roja y pompas de visita de primera magnitud en contraste con el frío recibimiento brindado al presidente estadounidense Joe Biden el pasado 16 de julio en medio de las críticas relacionadas con el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, que era columnista del Washington Post y murió asesinado en el consulado saudita de Estambul en octubre de 2018.

Las pistas sobre la responsabilidad del príncipe heredero saudita en el crimen del periodista fueron muchas. Y no faltaron las críticas en la prensa de Estados Unidos a Mohamed bin Salman, señalado como instigador si no responsable del crimen del periodista.

Sin embargo, la muerte de Khasoggi no fue un límite para que Donald Trump autorizara la venta de US$ 8.000 millones en armamento a Arabia Saudita pasando por encima del Congreso de Estados Unidos en 2019, cuando todavía no había pasado un año de la muerte del corresponsal del Washington Post. 

La geopolítica y la energía, a veces, se convierten en un único asunto. Y Arabia Saudita es el segundo productor de petróleo después de Estados Unidos. Con una diferencia no menor: la primera potencia del mundo tiene diez veces más de población. Arabia Saudita, con apenas algo más de tres millones de habitantes es el principal exportador de petróleo. Un combustible que cobra mucha mayor importancia desde que hace ya diez meses Rusia invadió Ucrania.

En ese contexto debe mirarse la visita del mandatario chino a Arabia Saudita, ocurrida entre el 7 y el 10 de diciembre pasados. China es el país más poblado de la Tierra, la segunda economía del planeta y ya tiene una clase media cuya capacidad de consumo es como la de la Unión Europea. 

Si bien China es el principal fabricantes de autos eléctricos y tiene una política potente de ir hacia energías limpias, todavía necesita mucho petróleo. Y Xi Jinping tiene suficiente gas ruso, pese a los malentendidos con Vladimir Putin, de quien tomó abierta distancia por la guerra que inició en Ucrania. Eso sí, el principal proveedor de China de petróleo es precisamente Arabia Saudita.

China y Estados Unidos están en un camino de más entendimientos que disputas, al menos es lo que muestran sus pasos diplomáticos. Xi Jinping se reunió con Joe Biden durante tres horas el pasado 14 de noviembre en la isla de Bali, Indonesia. Además, en estos días, llega a Beijing una misión de Washington de primer nivel para restablecer vínculos entre las dos potencias. Ambas están interconectadas por intereses, desde los chips hasta la búsqueda de la paz en Ucrania.

Los vínculos entre saudíes y chinos

En este viaje de tres días, el mandatario chino continuó la política exterior de su país de no tener fronteras ideológicas. La alianza estratégica que puede suponer este viaje no es solo por los 36 protocolos firmados.

Xi Jinping voló sobre el Golfo Árabe acompañado por cuatro cazas saudíes. Al aterrizar, seis aviones rociaron humo verde y blanco con los colores de la bandera saudí. El presidente chino pisó la alfombra roja en medio de una salva de cañones y fue recibido por el ministro de asuntos exteriores del país, Faisal bin Farhan, y el gobernador del distrito de Riad, Faisal bin Bandar. 

El mandatario chino fue escoltado por jinetes con banderas chinas y saudíes hasta el palacio del príncipe heredero. La agenda de los contratos firmados es la economía del siglo XXI, hidrógeno verde, la tecnología de la información, el transporte y logística. Además, Riad establecerá en China un centro de provisión de petróleo para las fábricas chinas. 

Riad se proveerá de 5 G a través de la multinacional china Huawei, tal como ya lo hizon en varios países del Golfo Pérsico, muy a disgusto de Washington y la Unión Europea. Y la frutilla del postre fue la vinculación del proyecto de infraestructura global chino de la Franja y la Ruta con el proyecto Saudi Vision 2030. Eso le permitiría a Riad diversificar su economía y alejarse de Washington, o al menos no alinearse a su política de modo automático.

Otra señal que es de vital importancia es que, además del comercio y la energía, habrá vínculos en la Defensa y equipamiento militar.
Ya en 2016 ambos países hicieron maniobras conjuntas. Ahora se instalará una fábrica china de drones en Medio Oriente. Los drones, en la guerra de Ucrania cobraron un rol aún mayor que en las operaciones selectivas de la OTAN en Afganistán o en ataques precisos en otros lugares del planeta.

Riad se había convertido, antes de este encuentro, en el principal proveedor de petróleo para Beijing, al tiempo que China se convirtió en el mayor socio comercial de Arabia Saudita. Ahora, la cercanía suma nuevos ingredientes en un contexto aún más complejo.

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