Fernando Pache, presidente de la CIU

Economía y Empresas > Entrevista a Fernando Pache

“Las empresas tienen necesidad de vender en el exterior, pero no todas están preparadas”

El presidente de la Cámara de Industrias, Fernando Pache, indicó que las empresas tienen costos y normas que cumplen, pero que les encarece la producción
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04 de febrero de 2023 a las 05:00

Fernando Pache asumió como presidente de la Cámara de Industrias (CIU) a fines del año pasado. Al frente de la gremial quiere impulsar un plan de recuperación y valorización de envases plásticos, de cartón o madera. Sostiene que Uruguay es caro porque las industrias tienen altos costos de producción para un mercado de consumo relativamente chico. Por eso, las empresas tienen la necesidad de mirar hacia el exterior para intentar colocar sus artículos. Pero según su visión, no todas tienen las condiciones y la capacidad para que ese desafío tenga un final exitoso.

A continuación, un resumen de la entrevista que realizó con El Observador.

¿Cuáles son los principales objetivos que se marcó para este período como presidente de la Cámara de Industrias?
Asumimos a fin de año. Ya veníamos en la administración de Alfredo Antía (presidente anterior) y hay temas pendientes. Nos propusimos concentrarnos en temas específicos. Uno de los más importantes, y que se está llevando adelante, es el Plan VALE (Plan para la Valorización de los Envases y Materiales envasados). El Ministerio de Ambiente sacó en 2021 dos reglamentaciones internas, ordenanzas ministeriales, que determinan plazos para que las empresas cumplan con las normas de recolección y se hagan responsables. Se habla de envases tradicionales, en plástico pet, tetrapack, envases de todo tipo de plástico que contengan alimentos. También envases de vidrio, cartón o madera. Es una jugada y una obligación importante. Es un desafío enorme. La Cámara de Industrias lo tomó como un objetivo y desafío. El objetivo es que del 4% que hoy se recicla en Uruguay se pase al 25% este año y a 50% en 2024 a nivel nacional. También hay que trabajar para que el desecho, la botella o la caja tengan un lugar específico para poder llevarlo. Conlleva educación para el industrial, pero también para el consumidor final. Ahora queremos que esto sea obligatorio. Hay que generar una reglamentación, creemos que un decreto. Por otro lado está el poder lograr ayuda del Poder Ejecutivo para las compras públicas de productos nacionales. Consideramos que es importantísimo. Tenemos que trabaja en ese sentido. En la industria farmacéutica, por ejemplo, si hay medicación nacional que cumpla con los requisitos debe ser prioridad ante los productos importados. También está la alimentación a nivel del Estado. Allí lo nacional debería tener prioridad absoluta.

En las últimas semanas la cámara impulsó el Sistema de Pagos en Moneda Local. ¿Es la mejor opción en este momento para destrabar las exportaciones con Argentina?
Queremos reavivar esa herramienta de trabajo antigua. El Banco Central (BCU) entiende que efectivamente puede destrabar la situación con Argentina. Las exportaciones de Uruguay a Argentina son grandes, pero (el año pasado) fueron de la mano de la soja que Argentina importó en Admisión Temporaria para reprocesar sus productos, y la energía eléctrica. Eso cuenta desde el punto de vista de las cifras, pero no de lo que buscamos. Que el pequeño y mediano industrial logre tener una fluidez y una proyección con Argentina que hoy no puede tener.

Fernando Pache

¿La industria recupero niveles de actividad de prepandemia?
Creemos que sí. Se logró recuperar, como se recuperó el empleo. La actividad se recupera cuando se miran grandes cifras. Mi mayor preocupación es que la grandes cifras macroeconómicas no hagan perder de vista que muchas veces tres o cuatro sectores, como la madera, la carne, los oleaginosos y los lácteos, generan que esas cifras vuelvan a mostrar recupero. Pero pierden de vista al fabricante de galletas, de dulces, de golosinas. Los grandes nos necesitan como gremial, pero saben cómo cuidarse solos. Los pequeños, que no tienen ni el tiempo para ir a un gremial para pedir apoyo, son lo que entiendo debemos cuidar.

 ¿Más allá de esos sectores que mencionó que son los más dinámicos, cómo están los otros a nivel de competitividad? ¿Apostaron a la optimización de procesos, a la automatización, o  están rezagados?
Las empresas que se conocen y se consumen a diario, que son marcas de punta, están aggiornadas desde el punto de vista tecnológico con los mejores puntajes. También en normas técnicas y de proceso y eso se reconoce sin darse cuenta en el día a día, en lo que se consume. Después habrá empresas que no tendrán ese nivel y tampoco tienen, muchas de ellas, continuidad porque son empresas familiares en las que la reinversión no tiene tanto sentido. Cuando no hay suerte de tener continuidad y la empresa está a cargo de una persona de más de 60 o 70 años se dificulta que haga una reinversión. Porque va a ser algo que se va a repagar en un plazo de entre cinco y ocho años. Es una realidad. Entonces, usted  lo que no puede hacer tecnológicamente rápido, momentáneamente lo reincorpora  con marcas del exterior o con su propia marca envasada en el exterior. Así logra ser comercialmente competitivo. Hay marcas de alimentos con continuidad y en las que ha entrado sangre joven, y esas empresas, por lo general, apostaron al aggiornamiento. Cuando decimos que el Uruguay es caro no digo que no. Pero antes de repetirlo tendríamos que tener el motivo. Hablamos de la electricidad cara, el gas, el combustible. Pero el costo matriz de la empresa es uno. Si se divide entre tres millones de consumidores no es lo mismo que si se divide entre 30 millones de personas. Porque el costo de un ingeniero químico para abastecer a 30 millones de personas es uno. Pero la obligatoriedad de las normas internacionales y locales, a las que Uruguay está tan apegado, rápidamente obligan a tener un ingeniero en alimentación, en normas técnicas, otro prevencionista. Todo eso se convierte en que su producto diluye sus costos fijos en tres millones, porque no tiene mercado afuera. Por eso somos caros, no porque sí. Somos caros porque no tenemos volumen para repartir el costo fijo que nos imponen las condiciones internacionales y nacionales. Además están las normas del Mercosur que también se cumplen. Etiquetados frontales, normas especiales, normas y más normas. En lo macro se cumplen, pero tiene un costo. De esto no se habla, pero Uruguay es caro porque tiene esta situación: cumple con todo y lo tiene que seguir diluyendo entre la misma cantidad de consumidores. Por eso surge la necesidad de salir a vender al exterior, pero no todas las empresas tienen la capacidad de hacerlo.

¿Por qué no? ¿Cuáles son las dificultades?
Primero las empresas para eso tienen que hacer una mirada interna. De cuál es su condición. Para vender en el exterior, a las empresas -que con derecho se quejan de las exigencias supermercadistas de los descuentos y costos que tienen-  les diría que tienen que asumir que esos costos y más son a pérdida o a riesgo. Eso hasta que luego, si les dio el paño, puedan nivelar o tener retorno comercial.  Una empresa para vender en el exterior primero tiene que analizar si está en condiciones. ¿El encargado de estar en contacto con el cliente afuera habla inglés fluidamente? Hoy por hoy la conversación de su persona de comercio para el exterior va a ser por WhatsApp. Usted puede mandar 10 catálogos, pero si el cliente se interesa va a llamar al número de teléfono que está en el catálogo y va a tratar de hablar con la persona que está del otro lado de la línea. Si esa persona no tiene la condición comercial innata como vendedor, pero tampoco fluidez idiomática, usted tiró la plata. Primero prepárese en eso, tenga a la gente preparada y después salga a vender afuera. No todo el mundo lo entiende ni todo el mundo lo sabe.

Se refirió al cumplimiento de normas locales e internacionales de los productos uruguayos. Durante muchos años hubo críticas empresariales sobre los controles que se realizan a los productos importados. ¿Cómo está esa situación actualmente?
Después de muchos años se había logrado, por intermedio del Ministerio de Industria y el de Salud Pública, obtener un decreto en 2021 que determinaba las multas y observaciones que se podían aplicar a productos que no cumplían en pasar por el LATU para recibir un certificado de comercialización. Para eso el LATU visita la empresa, extrae las muestras, hace los controles y emite el certificado. Pero no tenía una reglamentación que permitiera el ingreso obligatorio a la empresa. Entonces si el importador no llamaba, el LATU no podía intervenir. Eso pasó durante años. Había empresas que tenían productos en la calle sin pasar por el laboratorio. Se reglamentó después de mucho esfuerzo que exista ese decreto que diga que si hay  un producto con determinadas características corresponde la intervención del Ministerio de Industria. Y en otros casos del MSP. Si el LATU constata incumplimientos le avisa a uno o al otro y ahí se intima a la empresa. Hay una observación la primera vez, a la segunda importación otra observación y así hasta que se pierde prácticamente la calidad de importador, o paga grandes multas. Lamentablemente el gobierno, ahora en manos del Ministerio de Economía, emitió otro decreto en junio de 2022 que por un lado rebajó al importador la tasa obligatoria de pago al LATU del 1,5% al 0,5%. No solamente le sacó un 1% de caja; además le dio el beneficio al importador de abaratarle los costos. Por otro lado determinó que para poder compensar esa rebaja en el ingreso del LATU se harían inspecciones aleatorias de la mercadería. Jugándose la salud de la gente. Después de casi 20 años de buscar herramientas que permitieran intervenir salió esta resolución. Por un lado, queremos salir a buscar mercados, pelear para que nos permitan exportar nuestros productos al exterior, y por otro lado, les rebajamos los impuestos a los importadores y les decimos que los controles serán aleatorios. Eso no le pasa a la industria nacional. Tiene que cumplir con todas las inspecciones que hay.  Las intendencias pueden realizar todas las inspecciones que quieran, tienen sus equipos que pueden retirar mercadería, hacerle controles y determinar si el fabricante está o no en infracción. La industria nacional está ofendida, está molesta, porque no hay condiciones iguales de trabajo. Un empleo vale, dijo el presidente de la república, y estamos de acuerdo con eso. Pero eso no es coherente con lo otro.   

 

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