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Las urgencias de Sudamérica que pide a gritos que Argentina levante la Copa del Mundo ante Francia en el Mundial Qatar 2022

La final del Mundial entre Argentina y Francia se jugará el domingo a partir de la hora 12
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16 de diciembre de 2022 a las 05:04

De este lado del Río de la Plata, los sentimientos se dividen entre aquellos que se embanderan con Argentina y los que la quieren ver derrotada. Sin embargo, en esta patriada que impulsan Lionel Messi con su banda y los trazos de Lionel Scaloni, este domingo al mediodía de Uruguay se juegan ante Francia (independientemente del lugar en el que esté el corazón o la pasión) las urgencias de un continente que pide a gritos que la selección argentina levante la Copa del Mundo en Qatar 2022.

Más allá de baboseadas, que le pondrán el toque folclórico a este último partido del torneo (y en esta Brasil tiene que asumir que no supo llevar la bandera de Conmebol, como había prometido, y ahora debe impulsar a Argentina), lo que está en juego en el partido número 64 del Mundial es mucho más que un título. Se disputa el honor de un continente que, lentamente, sin darse cuenta en el inicio de un nuevo siglo, se fue hundiendo y ahogando en su incapacidad para dar valor agregado a su producción de la mejor materia prima de fútbol del mundo, de los grandes crack del planeta. Y terminó sumergido en la dura realidad de ver cómo Europa volvió a recuperar el poder político, que durante casi 30 años Sudamérica neutralizó con Havelange, y el control deportivo absoluto.

Cuando el presidente de Conmebol dijo en 2018 y repitió en 2019, hasta que transformó en el eslogan Cree en Grande, que quería volver a recuperar el sitial de Sudamérica en el mundo, para muchos se interpretó como una cortina de humo para alimentar la máquina del marketing en la que se mueve el fútbol de estos días.

Sin embargo, fue un verdadero grito de lucha, para animar a un continente (después del terrible golpe que implicó el FIFAgate, con todas las repercusiones y connotaciones negativas para Sudamérica), con el objetivo de empezar a acortar las distancias con Europa.

Es irreal en estos tiempos, por infraestructura e incapacidad para sostener a las grandes figuras que nacen de este lado del océano, pensar en recuperar el lugar que Sudamérica compartió a la par con Europa hasta el final del siglo pasado, que implicaba hablar en el mismo nivel y en el mismo tono.

Desde hace 20 años Europa grita y América escucha sumisa. No se rebela. No tiene capacidad futbolística para dar un portazo. Baja la cabeza. Y acata.

Messi y Scaloni la fórmula para el éxito

Por esa razón, Uruguay necesita que Argentina se consagre campeón del mundo. Porque con la copa de este lado del océano, la candidatura del Mundial 2030 ingresa en otro nivel de consideración. Más allá de que Montevideo tracciona por si solo por haber sido el organizador del primer torneo. Sin embargo, que los campeones del mundo estén en el Río de la Plata, será otra razón para reforzar la aspiración del Mundial del Centenario en el Estadio Centenario, el buque insignia de la sede que lanzó Conmebol este año.

Sudamérica necesita que Argentina impacte al mundo con su consagración para maquillar la pésima actuación de Conmebol, que perdió un representante antes de llegar a Doha (con la eliminación de Perú en el último repechaje), y a dos de sus cuatro soldados en la primera fase (Ecuador y Uruguay, ambos terceros en sus grupos y 18° y 20° en la clasificación final, respectivamente), además del terrible golpe que implicó la salida de Brasil en cuartos de final.

También Sudamérica necesita que la selección de Scaloni se vista de campeón porque el Mundial de Clubes se transformó en el cadalso de los campeones de Conmebol. Desde 2012 no gana un equipo del continente. El último fue Corinthians. Luego levantaron la copa nueve clubes de Europa. Es necesario remontarse a 2006, para ver al siguiente sudamericano campeón. También a través de otro club brasileño.

Hace 20 años que Conmebol no gana un Mundial.

¡Y hace 20 años se torció definitivamente el equilibrio histórico!

Cuando la historia, escrita por Uruguay en el inicio, por Brasil a partir de 1958 y Argentina en 1978, tuvo a Sudamérica por encima de Europa en el historial de Mundiales conquistados.

Hace dos décadas que Europa reina en el mundo, y duele ver cómo se sigue fortaleciendo la UEFA en tanto Conmebol se desmembra.

Por eso es que Argentina tiene este domingo una responsabilidad que trasciende a sus límites geográficos.

Aunque los argentinos querrán ser campeones porque tienen a Messi, porque tienen a un equipo increíble, porque Scaloni construyó de manera formidable el camino para llegar hasta el último partido, descubriendo el equipo partido a partido, como se debe hacer en un Mundial. Esta selección argentina este domingo tiene que responder más que por un país, por todo el continente que necesita gritar bien fuerte su título de campeón, para frenar el tsunami europeo que está arrasando al resto del mundo que siempre tuvo a Conmebol como el David que le peleó a Goliat hasta el final, y tantas veces lo vio caer arrodillado.

No te escucho... el gesto de Messi que tiene que marcar la final de este domingo

Es un gran momento para callar a Mbappé.

“Argentina y Brasil no juegan partidos de mucho nivel para llegar a la Copa del Mundo. En Sudamérica el fútbol no está tan avanzado como en Europa. Y es por eso que cuando miras las últimas Copas del Mundo siempre son los europeos los que ganan”, dijo la figura de Francia.

Eso es lo que siente el 10 francés. Eso es lo que cree Francia. Eso es lo que asume Europa.

Entonces, es el momento de mostrarle que las Eliminatorias de Conmebol son las más difíciles del mundo, porque los jugadores viajan hasta dos días para jugar dos partidos, juegan en la altura de La Paz o Quito, en el calor y humedad de Barranquilla, mientras en Europa cargan con menos exigencias.

Y porque es un buen momento para impulsar el mensaje de Cree en Grande que patentó Conmebol y que grita al mundo, desde el subsuelo, para acallar aquellos que ven a Sudamérica como un lugar para atropellar, arrancar la materia prima y desnaturalizar su crecimiento, porque le falta organización e inyección económica que le permita dar un salto de calidad.

Lionel Messi es figura en el Mundial

Lo que ocurrirá el domingo es más que una final.

Tendrá contenido un grito de rebeldía de todo un continente que se alinea detrás de Argentina con su mejor expresión futbolística y de un plantel que conjugó todo lo que se necesita para pararse frente a Francia y pelearle de igual a igual.

Porque, en definitiva, es el momento de empezar a poner la historia en su lugar y nunca mejor que con Messi y su banda.

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