No estamos sólos, no estamos blindados, no somos ajenos a lo que pasa en la región ni en el mundo; no somos excepción para los vaivenes internacionales. Como está metido en la fantasía uruguaya eso de que todo llega tarde a este rincón sureño, la demora en que un fenómeno mundial golpee en lo local, hace creer que se puede eludir un temporal de esos que sacuden al continente. Pero todo llega.
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