El Reino Unido y Japón firmaron en Londres un acuerdo de defensa para facilitar el despliegue de operaciones conjuntas en el archipiélago asiático, “el más importante en un siglo”, según coincidieron en definirlo el primer ministro británico, Rishi Sunak, y su par japonés, Fumio Kishida, en momentos en que los Estados Unidos y la OTAN buscan contrarrestar la influencia de China en la región Asia-Pacífico.
Las negociaciones se iniciaron en 2021 y su firma establece una base legal para el despliegue recíproco de tropas británicas y japonesas en los territorios de ambos países. "Este acuerdo de acceso recíproco es de enorme importancia para nuestras dos naciones. Afianza nuestro compromiso con el Indo-Pacífico y subraya nuestros esfuerzos conjuntos para impulsar la economía de seguridad", señaló Downing Street.
La creciente influencia de Beijing es considerada por el Ejecutivo japonés como un desafío estratégico sin precedentes y llevó al gobierno de Kishida a impulsar un histórico cambio en su política de seguridad que, entre otras medidas, consiste en elevar al 2% del PIB el gasto militar hasta 2027, apelar al concepto de “contrataque” e incrementar la presencia de sus Fuerzas de Autodefensa en las islas más meridionales del archipiélago.
“El refuerzo de la cooperación entre Londres y Tokio representa un paso adelante bastante significativo para ambos países en cuanto a su relación bilateral en materia de defensa", evaluó Euan Graham, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, en declaraciones a la agencia de noticias AFP. Según el analista, el acuerdo “facilitará el despliegue de operaciones conjuntas sin necesidad del visto bueno de los Ministerios de Relaciones Exteriores”, explicó.
El acuerdo provocó la inmediata reacción de Bejing. El portavoz de su cancillería, Wang Wenbin, afirmó que "la región Asia-Pacífico es un lugar de desarrollo pacífico, no un escenario de juegos geopolíticos". Y agregó que “la cooperación en materia de Defensa debería promover un mejor entendimiento mutuo, la confianza y la cooperación y no crear enemigos imaginarios, ni mucho menos introducir la vieja mentalidad de la confrontación de bloques en la región".
El acuerdo se dio poco después de que Tokio actualizara su doctrina de Estrategia de Seguridad Nacional, iniciativa que incluye, entre otros objetivos, unificar la comandancia de las fuerzas armadas y aumentar el alcance de sus misiles, cambios respaldados por la opinión pública y que implican un giro de envergadura para un país cuya Constitución pacifista, adoptada tras la Segunda Guerra Mundial, le prohíbe dotarse de un ejército convencional.
Según los analistas, la nueva doctrina de defensa utiliza un lenguaje más asertivo con respecto a la nomenclatura usada en la última publicación de 2013 y, según consignó AFP, se basa en tres documentos que hacen referencias explícitas a China, pero también a Corea del Norte y Rusia.
La preocupación de Tokio hacia China escaló en agosto pasado después que Beijing desplegara enormes maniobras militares alrededor de Taiwán y algunos misiles cayeran en la zona marítima económica exclusiva de Japón. La nueva estrategia de seguridad de Tokio también hace referencia a los múltiples disparos de misiles efectuados por Corea del Norte y señala que las acciones militares de Pyongyang representan la “amenaza más inminente para Japón".
Con respecto a Rusia, el texto califica como “evidente” la voluntad de Moscú "de recurrir a la fuerza para lograr sus propios objetivos de seguridad, como en Ucrania". Además, destaca que las actividades militares en la región de Asia Pacífico y la cooperación estratégica de Rusia con China "constituyen una fuerte preocupación en materia de seguridad".
Por lo pronto, China y Japón –segunda y tercera economías mundiales, respectivamente– son importantes socios comerciales. Sin embargo, sus relaciones se degradaron en lo últimos tiempos, en especial por la actividad marítima china en torno a las islas Senkaku, cuya soberanía reivindica Beijing.
La firma del acuerdo entre Japón y el Reino Unido se concretó en Londres en el marco de las visitas oficiales que realiza Kishida a varios países del G7, gira que lo llevó previamente a París y Roma y que finalizará en Washington con un encuentro con el presidente Joe Biden. Despliegue diplomático que, según el periódico chino Global Times, "sugiere que Tokio y sus aliados estén ideando un despliegue estratégico de combate más detallado y real contra China".