Hacía muchos años que no iba al río Negro, más de veinte. Cuando era chico, mi abuela vivía en Paso de los Toros y la visitábamos para su cumpleaños cada agosto. El viaje se me hacía eterno. Íbamos escuchando música en el pasacasete de alguno de los Fiat que tuvo mi padre en ese entonces. Sonaba mucho José Luis Perales, algo del Puma Rodríguez y otros artistas que estaban de moda a comienzos de los 90. Me aburría la Misa criolla.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá