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Los polémicos números de Sartori y la visión de los economistas

¿Qué piensan de las propuestas económicas del precandidato nacionalista?
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25 de marzo de 2019 a las 05:03

El precandidato nacionalista, Juan Sartori, se abre paso a través de una pantalla que se ilumina con la bandera de Uruguay. Camina por una corta pasarela hacia un escenario circular y saluda a las miles de personas que lo observan, aplauden, y vitorean en el Palacio Peñarol.

Quienes el martes pasado asistieron al segundo gran acto de Sartori desde que lanzó su precandidatura a la Presidencia en diciembre de 2018, pudieron escuchar por primera vez algunas de sus principales propuestas de gobierno, que –como lo había adelantado– tuvieron como centro la reactivación del mercado laboral. 

Se comprometió a crear 100.000 puestos de trabajo, bajar los combustibles y los impuestos, y eliminarlos por completo en el caso de las jubilaciones.

“De las primeras medidas que tomaremos al llegar al gobierno será una reducción de los impuestos para reactivar la economía, generar empleos e incrementar el consumo. Si lo logramos, recaudaremos más cobrando menos”, explicó Sartori, cuya voz se perdía entre aplausos y el ruido ensordecedor de las vuvuzelas que hacían sonar algunos de los espectadores.

Sin embargo, para economistas consultados por El Observador, esas propuestas son impracticables en el contexto económico de Uruguay, o tendrían un escaso impacto en mejorar la condición de vida de los ciudadanos, como es la eliminación de los impuestos a las jubilaciones.

El economista e integrante del Consejo Fiscal Asesor del Ministerio de Economía de Chile, Aldo Lema, calificó esas propuestas de “planteo populista de campaña”, y dijo que están “fuera de contexto interno y externo”. 

El especialista dijo que aquellos países en donde este tipo de medidas han funcionado tienen equilibrio fiscal (los ingresos por impuestos cubren los gastos de funcionamiento del Estado), o bien un déficit fiscal bajo y márgenes para adquirir deuda en el corto plazo, una situación muy diferente a la que atraviesa Uruguay.

El dato del déficit fiscal que se conoció en marzo que ubica al déficit fiscal en el 4,3% del Producto Bruto Interno (lo que le ingresa por impuestos actualmente es insuficiente para cubrir sus gastos), sumado a lo que Lema calificó como “incertidumbre” sobre las posibilidades de los países emergentes para adquirir deuda de cara a 2020-2021, alejan la posibilidad propuesta por Sartori. A esto se suma el riesgo de que Uruguay pierda el grado inversor si no mejora el resultado de sus cuentas, algo que también impactaría en su capacidad de endeudarse.

Lema puso como ejemplo la situación de Chile. Si bien el gobierno de Sebastián Piñera es favorable a una reducción de impuestos y este tema estuvo presente en su campaña política, finalmente resolvió mejorar las cuentas públicas antes que dedicarse a bajar impuestos a pesar de que sus condiciones económicas son más favorables de  las que tiene Uruguay, justamente porque el panorama internacional no era el más favorable.

Así, mientras que Uruguay tiene un déficit fiscal de 4,3% de su Producto Bruto Interno, el de Chile es de 1,7%. Mientras que Uruguay tiene una deuda equivalente al 70% del PBI, en Chile esa cifra es del 25%. Y se espera que Uruguay crezca en el entorno del 2%, y que Chile lo haga alrededor del 4%.

El economista aclaró que no es cuestión de bajar cualquier impuesto, sino aquellos que graven el trabajo o las utilidades de las empresas. Sin embargo, cuando en Búsqueda se le preguntó qué impuestos concretos pretendía bajar, Sartori dijo que había que atacar aquellos que hagan “que la gente pierda demasiada plata, así como algunos a los que hay que reducir por el objetivo social”. “Para mí los jubilados están en una situación insostenible. No podemos tener gente que aportó toda la vida, que creyó en un sistema y que no llegue a fin de mes. Yo creo que el IASS es un impuesto injusto, que hay que a bajar”.

Pero el 79,39% del total de jubilados y pensionistas no pagan este impuesto porque ganan menos de $ 33.232, según datos del Banco de Previsión Social (BPS). Un jubilado que, por ejemplo, reciba $ 40.000 por mes pagaría  $ 677 de IASS, uno que obtenga $ 50.000 debería abonar $ 1.677.

En el programa En La Mira, de VTV, donde el precandidato no pudo responder cuál era la tasa de desempleo, ni el salario mínimo –a pesar de que dijo que la “falta de trabajo” es su principal tema de campaña–, aseguró: "En el mundo entero esto funciona. El plan de baja de impuestos nunca generó tantos empleos en Estados Unidos. ¿O no son los lugares con bajos impuestos los que tienen PBI per cápita más alto del mundo? Suiza, Luxemburgo, Singapur".

Luxemburgo tiene una presión fiscal más alta que Uruguay (38,1% del PBI contra 27,9%, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos a 2016), Suiza es apenas inferior (27,8%) y solo Singapur muestra una presión fiscal considerablemente menor (13,5%). Otros países desarrollados como Suecia o Finlandia, ambos con 44% de presión fiscal o Alemania, con 37,4%, tienen cargas impositivas aún más pesadas.    

El economista de la consultora Oikos, Pablo Moya, dijo a El Observador que la mayoría de los países desarrollados tienen mayor carga tributaria que Uruguay. De todas formas señaló que “lo que hay que evaluar es la eficiencia del gasto tributario” y no la carga que este gasto tiene sobre los bolsillos de los ciudadanos y las empresas.

La regla que se puede recaudar más cobrando menos impuestos –creada por el economista Arthur Laffer a principios de los ochenta– no siempre ha tenido éxito, según Moya. En Estados Unidos, Ronald Reagan, llevó a la práctica esta teoría en 1981 y en 1986, pero acabó con déficit promedio de 3,9% y picos de hasta 4,8%.

Donald Trump volvió a intentar con una política de reducción de impuestos, lo que le permitió llevar el empleo a mínimos históricos y llevar a la economía a un alto nivel de actividad. Sin embargo, Lema dijo que cuando el presidente de Estados Unidos llevó adelante esta política no tenía el déficit fiscal que tiene Uruguay, además la moneda del país sigue siendo demandada como reserva de valor, algo que le juega a favor a la hora de buscar financiación.

Los 100 mil puestos de trabajo

Hasta el momento Sartori no pudo explicar por qué se propuso crear 100.000 puestos de trabajo y cómo llegaría a cumplir con esa promesa. A Búsqueda le dijo que esa cifra sale de “un cálculo económico”, pero no llegó a explicar de qué cálculo y se limitó a decir: “Hemos perdido 50.000 empleos en los últimos años. Hay que revertir esa tendencia”.

Moya dijo a El Observador que no es posible asegurar que la acción del gobierno permitirá recuperar los puestos de trabajo perdidos.

El especialista afirmó que parte de esos puestos que se esfumaron se deben a que la tecnología fue dejando obsoletas algunas actividades, y puso como ejemplo aquellos supermercados que colocaron cajas de autoservicio.

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