La sociedad de la nieve
Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > PELÍCULA

Los secretos de La sociedad de la nieve según su director: una tormenta en la Cordillera, acentos uruguayos y "lo que faltaba por contar"

El director español J.A. Bayona, pasó por Montevideo y reveló algunos detalles de cómo se hizo la película sobre la Tragedia de los Andes
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09 de diciembre de 2023 a las 05:03

En la casa de la infancia del cineasta español Juan Antonio Bayona rondaba el libro ¡Viven!, del escritor británico Piers Paul Read, que durante años fue junto a su adaptación cinematográfica estadounidense de 1993 el relato por antonomasia de la Tragedia –o Milagro– de los Andes.

¡Viven! era uno de esos libros que se encontraban en las bibliotecas de todos, una de esas historias que conocía todo el mundo. Para Bayona, que nació en 1975, apenas tres años después del accidente aéreo y de la epopeya de sus 16 sobrevivientes, el contacto con el relato fue permanente durante toda su vida.

Pero en 2008, cuando se publicó en su país el libro La sociedad de la nieve, de Pablo Vierci, su relación con la historia se profundizó. Porque se encontró allí con otro encare del relato conocido. Más cercano, porque lo contaba un uruguayo, pero también distinto por el paso del tiempo.

Así lo contó el director español en una charla organizada por la ACAU (Agencia del Cine y el Audiovisual Uruguayo), de la que fue parte junto a otros integrantes de la producción de la película del mismo título que se estrenará este miércoles 13 en cines, antes de llegar a Netflix el 4 de enero.

“Cuando el libro se publicó en España, yo estaba haciendo la película sobre una familia española que sufre el tsunami de Indonesia de 2004, y en ese momento no tenía título. Me compré el libro por casualidad y me conmovió profundamente. Y hasta me dio el título para la película. Hay un párrafo en el capítulo dedicado a Canessa, que en muy pocas líneas cita mucho la palabra ‘imposible’, y pensé, ‘este es un buen título para mi película’", contó Bayona.

El director le regaló el libro a los jefes de departamento de su película, y durante el rodaje le leía fragmentos a los actores. “El libro me dio mucho, porque tiene una gran diferencia con ¡Viven! que es el paso del tiempo, se escribe 35 años después y tiene el peso del tiempo que ha pasado. Y eso le da un acercamiento más espiritual, más filosófico, hay una reflexión de intentar entender lo que sucedió. Y me aportaba mucho la vida interior de personas en una situación de supervivencia como esta”.

Por eso, en cuanto terminó Lo imposible, decidió que quería llevar La sociedad de la nieve al cine. Eso fue en 2011, cuando un mail a Vierci disparó el proceso que recién ahora, doce años después, se apresta para llegar a la pantalla.

Contarla en uruguayo

J.A. Bayona (centro), junto a Matías Recalt (Roberto Canessa, izquierda) y Agustín Pardella (Fernando Parrado, derecha) en el rodaje

“No sabía mucho de Uruguay, pero para nosotros era condición indispensable rodar la película en español, 'en uruguayo', con actores de aquí. Y ese fue el planteamiento, que iba muy enfocado a conocer muy bien el contexto”, relató Bayona sobre el encare del proyecto.

El español agregó que “Los sobrevivientes no se reconocían en el cuento. Era un cuento de héroes, de canibalismo. Y la película se plantea como un viaje a cambiar el cuento. Había que encontrar qué era lo que faltaba por contar. Ahí es donde me parecía súper importante acercarnos casi como si fuera un documental”.

El primer paso fue una serie de entrevistas con los 15 supervivientes de la tragedia vivos, en 2018. Fueron 50 horas de entrevistas, que se filmaron y sirvieron como el material base para la investigación, destinada a comprender el carácter uruguayo, y conocer el contexto social, cultural y político de la época para entender cómo pensaban los protagonistas, y cómo los influyó para actuar como actuaron en la montaña. A eso se suman casi tantas horas más de charlas informales con los sobrevivientes, pero también con las familias y amigos de los que murieron en los Andes.

El elenco de La sociedad de la nieve

“Ahora cuando veo la película acabada, me doy cuenta que quizá lo que faltaba por contar era precisamente aquello que no se había contado porque los que podían hacerlo no estaban aquí. Eso es un poco el resultado del proceso que hemos seguido. Y ahí, cuando entras a encontrar el común denominador, no de 16 personajes, sino muchos más que vienen en el avión, te das cuenta que quizás la esencia del relato es el acto de entregarnos. Darlo todo si es necesario. Para mí en esa acción está la realización inconsciente de que tú y el otro somos lo mismo”, agregó el director.

“Para mí era un reto tremendo contar esta historia y llegar a su esencia”, explicó. “Yo le decía a los supervivientes, ‘ustedes tuvieron cincuenta años para saber que sucedió y todavía no lo han logrado. Yo tengo dos años para hacer la película y estar a la altura del reto’. No sé si lo he encontrado, pero era esencial que estuviera el país, el contexto, la juventud de la época”, detalló Bayona.

En busca del realismo

El rodaje de la película

Esa intención de plasmar el lugar del que venían los viajeros del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya se fue traduciendo en distintos elementos de la producción, que van sumando hasta lo que se ve en la versión terminada, donde se notan infinidad de detalles que ponen a esta versión por encima de adaptaciones anteriores –desde menciones a restaurantes de Carrasco como La Mascota y el Bar Arocena, hasta la música que se escucha en el filme y una aparición vocal de Berch Rupenian como conductor del programa Impactos, entre otros guiños—.

“Cuando se hace cine y se cuenta una historia latinoamericana desde afuera, se pone mucho la mirada en lo exótico, una mirada como turística. Recuerdo que en las primeras localizaciones que hicimos en Montevideo, íbamos a los parques y las calles típicas. Todo eso fue cayendo porque, en verdad, nos fuimos imbuyendo de esa mirada más cercana”, explicó Bayona, que contó que se hizo fanático de Los Shakers durante el rodaje (la canción Break it all es parte de la banda sonora).

Otro elemento con el que la producción fue intransigente fue en que el rol protagónico, el de Numa Turcatti, el último de los viajeros en morir en los Andes, fuera encarnado por un actor uruguayo.

El rol recayó finalmente en Enzo Vogrincic, que encabeza un elenco compuesto por actores uruguayos y argentinos. “Ampliamos la búsqueda a Argentina porque Uruguay es muy chiquitito, pero en el rodaje trabajamos duro para sacar el tonito argentino”, afirmó con una risa el director.

El equipo uruguayo de la película se terminó convirtiendo en “la policía del lenguaje”, entrenando a sus colegas extranjeros y determinando si la entonación y las frases usadas eran lo suficientemente uruguayas y acordes a la forma de hablar de un joven uruguayo de Carrasco durante los años 70.

La película se rodó de forma cronológica, durante cinco meses. Antes, el elenco completo ensayó durante dos meses. El rodaje fue en su mayoría en la Sierra Nevada de Granada, España, que simularon ser los Andes durante semanas en las que los actores se enfrentaron a la nieve real, a la distancia y al hambre (Vogrincic bajó de 70 a 49 kilos, por ejemplo).

“Realmente la historia pasó delante de la cámara”, afirmó Bayona. “Y teníamos el lujo de poder contarla de la mano de las personas que estuvieron ahí. Cuando los actores tenían una duda, llamaban a los que habían estado ahí. Lo pedimos y se nos concedió que los actores pudieran encontrarse con los supervivientes, y muchos de ellos generaron relaciones, siguen en contacto. Entonces ellos tenían muchísima información y luego les aportamos el contexto”, explicó.

“Pero intentamos siempre ser lo más realistas posible, hasta el más mínimo detalle, saber cómo se llamaba la perrita de Numa, en un momento se cruza en la calle con un vecino que es sobrino de Numa, cuando Carlitos Páez interpreta a su padre, habla por teléfono con el mismo periodista con el que su padre habló 50 años atrás para darle la lista de sobrevivientes. Nuestra forma de retratar lo que había sucedido era vivirlo, de la forma más cercana posible. Estábamos rodando y estábamos indagando, al mismo tiempo. Porque si se nos pasaba un mes o dos el rodaje, teníamos que seguir un año entero, porque teníamos que rodar con nieve”, agregó.

Más allá de que la filmación recreó el Valle de las lágrimas en Granada, también se filmó en el lugar real del accidente, y luego se recurrió a una mezcla de efectos generados por computadora y trucos propios del cine para llegar al resultado final. “Uno de los halagos más grandes que el equipo tuvo fue cuando la vieron los sobrevivientes y nos dijeron que sentían que habían vuelto a la montaña”, dijo orgulloso el director.

Creer o reventar
El día que se cumplieron los 50 años exactos del accidente, el 13 de octubre de 2022, un equipo estaba filmando en el sitio del accidente para la película. A la hora en la que se produjo el choque, se levantó una tormenta feroz, con una ventisca que arrasó con parte de las instalaciones del equipo, que tuvo que ser evacuado. Una mala señal para los supersticiosos, pero que finalmente quedó como una anécdota curiosa del rodaje.

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