Luis Majul

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Majul, el obsesivo

Días por tres, libros varios y no pocos enemigos. Así vive uno de los periodistas argentinos más notorios y polémicos. Hace poco editó una biografía de Jorge Lanata y sigue asegurando que nunca perdió un juicio
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15 de febrero de 2013 a las 19:24

Obsesivo sería la expresión justa para definir a Luis Majul, pero él prefiere “hiperquinético”, una que no está en el diccionario pero que significa “un día mío son como tres de los demás”. Así de intenso es este periodista de 51 años, nacido en Buenos Aires, casado y padre de dos hijos. Acaba de regresar a las librerías con Lanata, la biografía del periodista “más amado y más odiado” de la Argentina, una definición que le calza también a él.

Autor de 12 libros, dos bestsellers (El dueño y Él y ella, el primero el más vendido de los últimos 20 años en la Argentina), es considerado por unos como un periodista valiente que revela los tejes y manejes del kirchnerismo; y por otros como un buen entrevistador capaz de hacer cualquier cosa con tal de sumar puntos de rating. Él mismo dice ser “un laburante”.

El periodismo es su mayor obsesión. Hace 10 años dijo a la revista Para Ti que su ser periodista había “absorbido al hombre de familia”. Hoy dice que estuvo “un año sin salir un fin de semana, laburando de lunes a viernes” para terminar con el libro Lanata, la biografía de 450 páginas sobre el periodista argentino conocido por su hábito de fumar, y menos conocido por su pasado cocainómano, sus noches de rock n’ roll con Fito Páez y Charly García, y sus coqueteos con la muerte. Tantas horas de trabajo, admite, fueron difíciles para él y para su familia, según dijo en una entrevista con la revista Noticias, publicada en enero pasado.

Activo aún cuando está de bermudas y camisa de mangas cortas (como aparece en la foto de Noticias), aparentemente distendido, su cabeza viaja a gran velocidad. “Luis Majul está en todo. No para”, empieza la nota de la revista. Habla de sus proyectos, dice que ya está pensando en su próximo libro, en quién será su primer entrevistado de 2013, y analiza propuestas para llevar Lanata al cine.

También habla de política, uno de sus temas favoritos. Todo en vacaciones.
Majul parece estar perseguido (u obsesionado) con la idea de que sus teléfonos pueden estar pinchados o que su cabeza puede rodar en cualquier momento y quedar fuera del aire. Se lo atribuye a sus investigaciones periodísticas. El dueño es la más memorable de todas, por su éxito de ventas, por su repercusión dentro y fuera de la Argentina, y por el particular episodio de la presentación, en marzo de 2010.

“Llamarle investigación a este libro de Luis es una falta de respeto al periodismo de investigación”, dijo Víctor Hugo Morales, el relator uruguayo, y lo dejó boquiabierto. Víctor Hugo había sido invitado para la presentación del libro, como panelista para debatir sobre el periodismo de investigación en la Argentina. Lo acompañaban Joaquín Morales Solá, Nelson Castro, Jorge Fontevecchia, entre otros. Majul no esperó tanta sinceridad, y entendió el comentario como “un golpe bajo y artero”. Le respondió con otra de sus obsesiones: los datos.

Majul dice que nunca perdió un juicio, y que todas sus denuncias de corrupción, enriquecimiento ilícito, y otros menesteres políticos están sustentados por “el dato”.

Casado con una chef, padre de dos hijos, Majul reconoce que pasa demasiado tiempo en su trabajo y que la familia lo reclama. Tiene la productora La Cornisa, programas en radio y televisión, dirige el sitio Hipercrítico.com, y publica sus columnas de opinión en el diario La Nación. Sin contar las horas que dedica a sus libros. Cada vez que puede agradece el respaldo de los canales y a sus compañeros de trabajo que aprendieron a soportarlo. Lo hizo, por ejemplo, cuando ganó el Martín Fierro a mejor programa periodístico en 2010. “(Mi mujer) es una de mis principales críticas”, dijo a Noticias.

Sus hijos también opinan sobre sus apariciones al aire y su desempeño como entrevistador. Afirma que aprovecha los tiempos para hablar de todo con ellos, incluyendo sexo, drogas y rock n’ roll.

Así de “hiperquinético” es Majul, el hombre que vive 72 horas en un solo día. El obsesivo de su trabajo.

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