El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentó un informe sobre el gasto público en los países de la región y en el ranking establecido Uruguay figura como uno de los menos ineficientes en su manejo.
El escrito mencionó que el gasto público de América y el Caribe registra ineficiencias que rondan el 4,4% del Producto Interno Bruto (PIB) regional, equivalente a US$ 220 mil millones al año.
En el comparativo, la estimación de ineficiencia técnica de Uruguay, donde se incluyen las filtraciones en transferencias, el malgasto en compras públicas y en la remuneración a los empleados representa un 3,7% del PIB local. El país mejor posicionado es Chile con una ineficiencias de 1,8% de su producto, seguido por Perú con el 2,5% y Guatemala con el 2,7%. En sentido opuesto, Argentina tiene el peor porcentaje de ineficiencia en su gasto público con un 7,2%. Brasil está más cercano al centro de la tabla con un 3,9%.
El BID sostuvo que América y el Caribe pierden miles de millones de dólares por año en el gasto, algo que se podría cambiar por otros más rentables. Sostuvo que la estimación promedio del 4,4% del PIB regional es mayor que el gasto corriente promedio en salud (4,1%) y casi tan grande como el gasto promedio en educación (4,8%). Complementó que el total de US$ 220 mil millones, las ineficiencias regionales superan el PIB total de Perú (US$190 mil millones) y casi equivalen al total del PIB de Chile (US$ 250 mil millones). “Corregir estas ineficiencias seria más que suficiente para eliminar la brecha de la extrema pobreza e incluso para disminuir la pobreza moderada en numerosos países”, afirmó el documento del organismo multilateral.
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Según las estimaciones, el gasto público en América Latina y el Caribe aumentó en promedio 7 puntos porcentuales durante los últimos 20 años, incremento que no se reflejó de manera similar en aumentos en el capital físico y humano de calidad o en beneficios sociales duraderos. “Esto es lo que ocurre en particular en el caso de aquellos paises donde hubo un mayor aumento, que hoy en día se enfrentan a la sostenibilidad fiscal y a un crecimiento lento”, sostuvo.
En ese sentido, complementó que dado que es probable que los presupuestos públicos de todos los países de América Latina y el Caribe sigan ajustados durante algún tiempo, todos los niveles de gobierno tendrán que aprender a gastar de manera más inteligente.
“Las crecientes preocupaciones de los ciudadanos, una población que envejece, cargas fiscales que han llegado a su límite de eficiencia, además de la volatilidad económica internacional, han presionado a los gobiernos para que mejoren la relación entre calidad y precio de los servicios públicos”, expuso.
En ese escenario, el BID afirmó que América Latina y el Caribe tienen que “gastar mejor cambiando de un gasto despilfarrador e ineficiente a uno eficiente que contribuya al crecimiento sin agudizar la desigualdad”.
Según el documento, ajustar el gasto del gobierno puede ser un “proceso doloroso”. Sin embargo, identificar las ineficiencias pude contribuir a reducir los inconvenientes. Para eso, los gobiernos deben ingresar en un proceso de gasto “inteligente”, donde en vez de recortar en todos los ámbitos —como se ha hecho muchas veces en el pasado—, es preferible dividir el presupuesto por sectores, identificar las ineficiencias y cambiar el gasto, si se justifica, concluyó el organismo.
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