"¡Permiso, abran paso que quiero darle un beso a mi mujer!”. El que habla –o más bien grita entre el bullicio de la música y los aplausos– es Óscar “Caballo” López, histórico sindicalista portuario, socialista y esposo de la flamante candidata a vicepresidenta por el Frente Amplio, Graciela Villar, que acaba de cerrar un muy aplaudido discurso en La Huella de Seregni y ahora se entrega a los abrazos de dirigentes, militantes y familiares.
La postulación de Villar lleva la letra del candidato Daniel Martínez. Fue él quien decidió, siguiendo sus propias recetas y contra la opinión de importantes dirigentes del oficialismo –entre ellos el presidente Tabaré Vázquez y el ministro de Economía, Danilo Astori–, que esa menuda mujer de pelo corto canoso y baja exposición pública era la candidata ideal para acompañarlo en la contienda electoral de octubre.
Y es él quien la escolta mientras se muestra por primera vez ante la madeja de cámaras y un centenar de frenteamplistas que la reciben con una ovación.
Villar sabe bien que muchos uruguayos nunca habían escuchado su nombre hasta hace 24 horas y quiere hacerse sentir en su carta de presentación. Empieza agradeciendo a Martínez y enseguida recuerda a Carolina Cosse. La exministra de Industria, segunda en las internas, se había ofrecido para ocupar el lugar que finalmente fue para Villar. “Quiero saludar a la compañera Carolina Cosse, porque tuvo la valentía de someterse a un plebiscito público”, expresa, y se gana el aplauso del auditorio cuando resalta, tras una sugerencia por lo bajo de Martínez, su “reconocimiento” a la perdedora.
Después enseña sus credenciales. Se define como “una trabajadora” y dice que “el movimiento obrero” fue su “universidad”. Agrega que su “lucha siempre ha sido por los más pobres”, que su generación “no hablaba de feminismo” pero que ello se impuso con un “cambio cultural”. Agradece a quienes la conocen, y a los que no les pide un favor: “Que me den la oportunidad de conocerme”.
En la Huella de Seregni algunos que la acaban de escuchar por primera vez dicen que ya se los metió “en el bolsillo”. Se prometió no llorar, pero sus compañeras de militancia sindical, en primera fila, no pueden ocultar las lágrimas.
Martínez había dejado pistas tiradas a lo largo de toda la campaña. En octubre del año pasado, cuando ni siquiera estaba oficializada su precandidatura, el entonces intendente de Montevideo se encargó de echar por tierra cualquier atisbo de “acuerdo de cúpulas” que lo convirtiera a él en “candidato oficial”.
Ya como precandidato –y favorito en la interna– por el Frente Amplio, Martínez se limitó a describirse como un hombre de equipos que no quería “estrellitas” junto a él, y señaló que al ganador de la interna le correspondía elegir compañero de fórmula, siempre respetando los equilibrios políticos y la paridad de género decretada previamente por el FA. Por si hacía falta que lo aclarara, a semanas de la interna –y con las encuestas mostrando un estable liderazgo– declaró a Búsqueda que “no era un hecho” que su competidora Carolina Cosse lo acompañara en la fórmula en caso de ganarle la pulseada.
Pese a la imagen de unidad mostrada durante toda la campaña, Martínez y Cosse no lograron en esos meses consolidar una relación de confianza y eso fue clave para que el socialista, una vez sorteada la instancia de junio, empezara a buscar alternativas para la vicepresidencia. Si ya tenía dudas con Cosse, las palabras de la exministra el domingo de la elección –postulándose para completar la fórmula– terminaron de complicar el panorama para la única mujer entre los precandidatos.
A pesar de que ya había esbozado en su mente los criterios a tener en cuenta, Martínez no había querido moverse en torno a la fórmula antes de la elección interna porque eso hubiera significado, a su entender, “un acto de soberbia”. Por eso esperó a calzarse el traje de candidato oficialista antes de iniciar una intensa ronda de conversaciones con referentes del FA, en los que detalló los perfiles que buscaba en una eventual vicepresidenta.
El presidente Tabaré Vázquez le recomendó incluir a Cosse en la dupla y la exministra lo recibió en su casa de Punta Carretas, donde le tiró encima los 65 mil votos obtenidos el domingo y le insistió en su aspiración de acompañarlo en la fórmula. El expresidente José Mujica le dijo que apoyaría a Cosse en caso de que así lo decidiera, pero puso otros nombres sobre el tapete, como el de la senadora Sandra Lazo. Danilo Astori le recomendó a Liliam Kechichian, según contaron fuentes políticas.
En cada reunión, Martínez dijo que buscaba dos tipos de perfiles. Por un lado, una mujer que estuviera por fuera de la orgánica frenteamplista pero tuviera compromiso social. En esa categoría entraban artistas, militantes barriales, comunicadoras y promotoras de los derechos humanos. Por otra parte, el candidato imaginaba una mujer de trayectoria en la fuerza política que asegurara la “complementariedad”, que tuviera “gran capacidad de articulación” y “buena llegada” en el territorio.
Todos los consultados ratificaron que lo apoyarían en su búsqueda de la compañera que él creyera más conveniente. La incertidumbre, sin embargo, alimentaba la ansiedad y el desconcierto en la estructura frenteamplista.
Cuando este jueves se agotaron las reuniones, Martínez le dijo a su equipo que se disponía a dar los últimos pasos y llamó a las dos mujeres que le cerraban en la cabeza. Mercedes Clara, licenciada en Comunicación y militante barrial católica, se sorprendió con la oferta y le pidió un rato para pensar. Graciela Villar, exedila de Montevideo, le dijo que aceptaría. Ya Mario Bergara le había adelantado que Martínez había pensado en ella.
A la noche, el candidato del FA estaba viendo el Cirque du Soleil con sus nietos cuando recibió una llamada. Se levantó de su asiento y atendió a Clara, que le comunicó que desistía, aunque agregó que estaría a disposición para trabajar en la campaña y en un eventual gobierno. Tras salir de una jornada repleta de acrobacias, Martínez se acostó con una decisión bastante madurada, que se confirmó este viernes al mediodía luego de una serie de consultas y una reunión con seis delegados de base del FA.
A la tarde trasladó su resolución al Secretariado Ejecutivo de la coalición y luego se reunió con Miranda y Villar, junto a quienes bajó a la Huella de Seregni apenas empezó a sonar el jingle de El Nuevo Impulso. Este sábado, cuando el candidato se tome un vuelo a Wisconsin (Estados Unidos) para pasar diez días junto a su familia –una de sus hijas vive allí con tres de sus siete nietos–, podrá viajar tranquilo que la fórmula está cerrada.
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