El monumental salto de François Omam Biyick para marcar el gol que le dio el triunfo a Camerún frente a la selección argentina campeona del mundo, la de Diego Armando Maradona, en el partido inaugural de Italia 1990, es difícil de olvidar.
Si bien tengo recuerdos de México 1986, ese fue el primer Mundial que viví con algunos conocimientos de fútbol. Y ese fue el primer gol. En aquel entonces lo repasé varias veces luego de grabarlo en VHS y aún hoy me impresiona ver la foto que salió en El Gráfico.
El africano se elevó tanto que clavó sus tapones a la altura del hombro de un joven Roberto Sensini. Cabeceó y la pelota, fácil, se le escapó como un conejo a Nery Pumpido, para entrar mansita. Argentina cayó 1-0 y por primera vez escuché la frase: “Son los nervios del debut”.
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