Es uno de los rematadores con más experiencia en nuestro país. Michel Mauad, que durante la pandemia apeló a la modalidad online, se mantiene en la apuesta de los remates tradicionales, presenciales, en los que el contacto con el público resulta directo y personal. A su vez, seguró que los tiempos del covid 19 ya pasaron, y que este 2023 que concluye fue un año positivo y con buenas subastas.
Con más de 40 temporadas en el rubro, Mauad indicó que pasaron por 12 meses que se pueden tildar de “normal”, como en la “prepandemia”. “Desde 2020 hasta 2022, inclusivo, nos acostumbramos a bajar un poco el ritmo de actividad, obligado por la pandemia, obviamente. Pero en 2023 se emparejó bastante, hubo un crecimiento de ofertas, tanto de mercadería como de bienes para rematar, como de clientes para comprar. Y llegó a los niveles de prepandemia, y además todos los años no son iguales, algunos tienen picos de actividad, otros bajan. Pero fue un año normal, digamos”, argumentó.
Si llegara a suceder otro momento como el vivido de la mano del covid 19, al menos los tomará con la sabiduría de saber qué hacer. En aquel tiempo, “era algo que nadie había vivido nunca. Una cosa que fue sorprendente para todos”.
En el local Oeste, ubicado en la periferia de Montevideo -cerca de Santiago Vázquez- y con el que Mauad centralizó sus remates -luego de sus instalaciones en Ciudad Vieja, Centro o Cordón-, ha logrado generar un punto en el que otros rematadores operan allí o depositan su mercadería. Allí cuenta con un plantel de 14 rematadores, entre hombres y mujeres.
Respecto al tipo de lotes que han subastado este último tiempo, el martillero subrayó que ha sido “muy variado”, desde indumentaria hasta maquinaria vial. “Pasó por todos los rubros. Este año hubo mucho movimiento con los vehículos, más que nada incautados, vehículos de juzgado de Aduanas, incautados por policía o la intendencia; de admisiones temporarias vencidas, de contrabando, etc., que todo lleva a un juicio. Cada uno es un expediente judicial y generalmente termina en remate”, dijo.
“Y el atractivo que tienen es que son vehículos que se rematan sin deudas, con documentación, porque son para empadronar. El juzgado tiene un oficio para eso. Además, se agregan también vehículos particulares; la modalidad nuestra es tomarlos sin base y con la documentación en perfectas condiciones. Para que el comprador tenga la tranquilidad y la confianza de lo que está comprando en el remate”, añadió Mauad. “Cuando rematás un vehículo que es incautado, es un vehículo que no está preparado para vender y muchas veces están con muy pocos kilómetros. Hemos rematado autos con 8.000, 10.000 kilómetros, prácticamente cero kilómetro. Esto genera mucho interés y mucha curiosidad”.
El local Oeste, ubicado cerca de Santiago Vázquez.
Al rematador le gusta mucho el ida y vuelta con el público, y que éste se sienta conforme y satisfecho con los precios que encuentra en las subastas. “A nosotros nos encanta que se vendan cosas baratas por los clientes. Se crea una sinergia ahí. La gran cuestión de los remates es que tenés que dejar conforme a las dos partes: a la que te lleva los bienes, como a la que los adquiere, sea judicial o sea particular. Lo ideal es que todo el mundo quede conforme. Es lo que tratamos de hacer y lograr”.
Consultado por los remates judiciales de Aduanas, concuerda con que suelen venir con un atractivo extra, porque suelen presentar “mercadería muy interesante”. Acostumbran ser lotes conformados por artículos “en abandono”, en especial, de electrónica, computación, indumentarias, que “mucha gente compra por internet y no retira porque tiene que pagar impuestos”. Por tanto, “se crea una cierta cantidad de mercadería de buena calidad. Y es lo que a la gente le gusta”.
Mirando hacia 2024, Mauad comentó que ya tiene fechas fijadas para los primeros remates y prevé que el año que comienza se presentará con las mismas características que el anterior. “Ojalá sea igual o mejor”, enfatizó.
Abanderado de los remates presenciales, aseveró que mantendrá este modo de colocar los artículos que llegan a sus manos: “Trato de mantener el acto de remate como evento. Soy uno de los rematadores más viejos y sostengo el remate como salón. Hoy hay muchas propuestas online y yo incurrí en ese sistema en pandemia. Tenía una plataforma, la usé, se vendieron cosas pero eso no es un remate. Un remate es subirte a una tarima e interactuar con el público. Te tenés que divertir y pasarla bien, y eso es lo que me gusta”. “El remate clásico de la puja, el de la gente que se pone nerviosa, mientras vos haces maniobras ahí arriba para dar tranquilidad”, acotó.